Científicos chilenos entregaron detalles de un inusual hábitat en la Antártica, el cual podría contar con áreas de refugio y crianza para organismos marinos.
El desprendimiento de los témpanos de hielo en la Antártica ha aumentado en los últimos años como consecuencia del cambio climático que afecta fuertemente las altas latitudes. Grandes extensiones se desprenden de los glaciares para flotar por el mar y encallar en zonas costeras y erosionar todo a su paso. Este impacto ha sido documentado ampliamente en la literatura científica y descrito como una de las perturbaciones más potentes a nivel ecosistémico.
Sin embargo, los socavones generados por el hielo en áreas de fondos blandos (arena o fango) actúan como trampas de algas a la deriva que, arrastradas por las corrientes marinas o mareas, se depositan en aquellas depresiones. La acumulación de este material en zonas costeras de la península Antártica genera un nuevo hábitat que es aprovechado por otros organismos como invertebrados y peces. La descripción de este nuevo ambiente fue publicada en la revista científica Biology.
Ignacio Garrido, investigador del Centro de Investigación Dinámica de Ecosistemas Marinos de Altas Latitudes (Ideal) de la Universidad Austral (UACh) y director del Laboratorio Costero de Recursos Acuáticos de Calfuco, y quien encabezó el estudi, explicó que, como equipo de trabajo, “utilizamos el término ‘icepit’, concepto muy técnico usado para describir depresiones originadas por la erosión del hielo en el fondo marino a grandes profundidades, pero hasta ahora no se había aplicado o vinculado a un proceso ecológico en las aguas someras de la Antártica”.
“Históricamente, se ha hecho ecología de comunidades de ambientes de fondos blandos (arena) y duros (rocas). Sin embargo, estos ‘icepits’ son mixtos y este trabajo es pionero en analizar su dinámica de formación en el tiempo y las especies de algas que se encuentran allí”, añadió Luis Miguel Pardo, investigador del Centro Ideal y director de la Escuela de Graduados de la Facultad de Ciencias de UACh, quien también es coautor de la investigación.
Los científicos realizaron una caracterización de estos hábitats en 17 sitios frente a bahía Fildes. Si bien los ‘icepits’ solo cubrían un 4,2% del lecho marino, contenían el 98% de la biomasa de algas a la deriva, consideradas verdaderas “trampas” de material.
En el estudio se observó que la tasa de descomposición de las algas que encallan en estos socavones es muy lenta, debido a las bajas temperaturas de la Antártica. A esto se le suma su capacidad de adaptación a bajos niveles de luz. Por ello, las acumulaciones algales suelen ser colonizadas por anfípodos, isópodos, estrellas de mar, anémonas y algunos peces.