Como esbozamos al final de la segunda parte, el nombramiento como gobernador de Carlos Bories, significó un impulso decisivo para la instrucción pública en el territorio. Una de sus primeras iniciativas fue la de reorganizar las mallas curriculares y los programas de estudio, pero, lo más importante, fue su insistencia ante el gobierno de Santiago para dotar a Magallanes de profesores normalistas para que ejecutaran esas transformaciones.
A fines de abril de 1900 llegaban al austro los maestros Luis Enrique Zelada, Laura Castro, Pedro Ríos, Manuel Iligaray, Julia Bravo y Amelia Gacitúa. Fue el primer contingente de preceptores que asumió la tarea de difundir y extender la instrucción pública principalmente, desde las escuelas, Superior de Hombres N°1 y de Niñas N°2, (la misma que había fundado Óscar Viel, en 1868). Con esta política, en los barrios Sur y Prat se crearon pequeños establecimientos de enseñanza elemental. Los maestros fundaron en 1902, al interior de la Escuela Superior de Hombres, la primera Escuela Nocturna de Magallanes.
A su vez, el gobernador que sucedió a Bories, el capitán de fragata Alberto Fuentes Manterola, se preocupó del desarrollo de la educación secundaria a través de la instalación de dos liceos, uno de hombres, inaugurado el 1 de septiembre de 1905 y otro de niñas, cuyas clases comenzaron el 9 de julio de 1906. Ese año había dejado de funcionar el Liceo Internacional, creado en 1895 a instancias del gobernador Manuel Señoret Astaburuaga, para promover con supervisión fiscal, la instrucción de los hijos de las diferentes colonias de extranjeros que abundaban en Punta Arenas.
Desde la llegada de los padres salesianos, los particulares tuvieron una fuerte incidencia en el ámbito de la educación. En 1887 habían inaugurado para la atención de niños, el Colegio San José y dos años más tarde, para la instrucción de niñas, el Colegio María Auxiliadora. Los directores de ambas instituciones José Fagnano y Ángela Vallese emprendieron una valiente cruzada para elevar el nivel de la educación en un territorio que experimentaba una notable transformación demográfica y socioeconómica. En la isla Dawson crearon una Escuela para la instrucción de los niños de la etnia selknam y otra Escuela rural en tres Puentes. En 1904 las hijas de María Auxiliadora fundaron en Punta Arenas el Asilo de Huérfanas Sagrada Familia y en el naciente pueblo de Porvenir, el Colegio Santa Teresa en 1908. La demanda por tener una instrucción cristiana y católica fue en aumento en los años siguientes. En 1913 se inauguró el Instituto Don Bosco, ofreciendo una innovación para la época: en su interior funcionó por muchos años, la que sería la única Escuela profesional de Artes y Oficios de toda la Patagonia. Diez años después, en Puerto Natales los salesianos inauguraron el colegio “María Mazzarello”.
Las comunidades extranjeras no se quedaron atrás. La Sociedad Anglicana fundó en 1896 una Escuela Inglesa que luego de varios traslados de local se asentó en calle Waldo Seguel N°442. En tanto, el 26 de febrero de 1907, la colonia alemana estrenaba las clases de su propia Escuela en un recinto de calle Balmaceda. Además, desde 1913 introdujeron una innovación en el territorio, característico de la pedagogía alemana, al incorporar el primer curso de kindergarten para niños menores de cinco años.
La creciente preocupación por la educación llevó a que varias profesoras solicitaran apoyo estatal para instituir algunas establecimientos particulares dirigidas por ellas mismas. En 1903, Sara Navarrete obtuvo permiso para fundar un colegio mixto que denominó “Instituto Victoria” rebautizado más tarde como Colegio Eusebio Lillo, institución que durante décadas prestó encomiables servicios a la comunidad de Punta Arenas. Se ubicaba en un antiguo caserón de calle Ecuatoriana donde hoy se hallan las dependencias del Registro Civil. El indudable éxito que tuvo esta escuela como alternativa en la instrucción primaria, motivó al Fisco a que autorizara el funcionamiento de otras escuelas particulares. Así se crearon, sucesivamente, las escuelas de Emma Bravo, Julia Garay Guerra, Carmen Nancul, el colegio inglés de Zillah Goudie, y la de Sara Barría.
Algunas instituciones también se preocuparon de fomentar la enseñanza, cediendo sus inmuebles y contratando profesores. La Sociedad de Instrucción Popular fundó en 1910 una Escuela Nocturna, mientras que, la Sociedad Menéndez Behety fundó en 1916, otra Escuela para enseñanza elemental.
El trabajo de los maestros preceptores pronto adquirió los resultados esperados. Para el censo del territorio levantado el 8 de septiembre de 1906, cuyos resultados fueron publicados en dos tomos en la monumental obra de Lautaro Navarro Avaria a principios de 1908, se establecía que en Magallanes funcionaban 18 escuelas y liceos con una asistencia de 1.420 niños y jóvenes, equivalente al 70, 64% de la población total del territorio.
Alentados por los resultados obtenidos, los profesores conformaron el Centro Pedagógico de Magallanes que en sus primeras disposiciones, consiguió implementar con la anuencia de la Honorable Junta de Alcaldes, una Ley de Instrucción Primaria Obligatoria en el territorio de Magallanes, que comenzó a hacerse efectiva desde marzo de 1917. En la práctica, la comunidad entera tenía que solventar al profesorado, los que aseguraban la instrucción al menos, por cuatro años. Estas mejoras vinieron aparejadas con la venida de un nuevo cuerpo docente para tomar las riendas del Liceo de Niñas. En mayo de 1918, llegaba a Punta Arenas Gabriela Mistral con su equipo de profesoras. Comenzaba otra época para la educación en el austro.