A lo largo de toda la jornada de exposiciones que significó el Primer Encuentro Empresarial de Magallanes y Antártica Chilena desarrollado en Punta Arenas se volvieron a escuchar nuevamente las palabras del prócer Bernardo O´Higgins en su lecho de muerte: “Magallanes, Magallanes”.
No sólo sus palabras finales fueron repasadas sino también aquella visión política de enorme futuro respecto del sur de Chile que cruzó como un rayo las miradas de los más de 200 empresarios y actores de relevancia social y económica que participaron del evento.
Hacía falta pensar Magallanes de nuevo aunque sea por el tiempo acotado de un día. Pensarlo como pasado, presente y como proyección de geografía y cultura.
Estas ganas de imaginar Magallanes se vieron reflejadas en muy interesantes exposiciones que abarcaron un ambicioso espectro. La bienvenida del encuentro estuvo a cargo del gobernador Jorge Flies quien aprovechó a recordar las expectativas fundadas en un mayor conocimiento de la Antártica chilena y en la oportunidad que representa convertirse en la puerta de entrada al continente blanco.
La actividad agropecuaria, la salmonicultura, la industria, el trabajo estratégico militar, entre otros tópicos estuvieron presentes en un diálogo necesario que en definitiva vistió todo el encuentro.
Por ejemplo, el General de Brigada Guido Frávega Bordoli, Comandante de la División de Ingenieros y Jefe del Cuerpo Militar de Trabajo, recordó el papel del ejército en el titánico trabajo de tirar líneas de comunicación en la geografía caprichosa que significa nuestro país.
La autoridad anticipó que su exposición sería corta, pero no por eso resultó menos emocional observar el mapa nacional, construido como una tela de Jackson Pollock, sobre el que día a día deben trabajar las fuerzas para sacarles una ruta, un puente, un paso hacia el final, hacia los límites.
Por su lado, el alcalde de Punta Arenas, Claudio Radonich, apuntó una idea de gran poder como fue la de trabajar con una visión de futuro, pero basada en procesos que seguramente llevarán tiempo y paciencia. “Hay que pensar en el largo plazo”, señaló Radonich, quien también rescató el ambiente de seguridad que vive Magallanes sin ahorrar elogios a la institución de Carabineros de Chile.
El alcalde dejó en claro que por estos años la región se va convirtiendo y a buen ritmo en un polo de atracción de profesionales que buscan espacios naturales, tranquilidad y trabajo especializado. Elementos que están presentes en nuestro sur.
Y aunque el progreso es real, la pregunta que cruzó el espacio interno del Centro Cultural Municipal es cómo impulsar un escenario en el que las empresas puedan crecer y derramar bienestar en la población local. Cómo sortear el laberinto del Fauno en que se ha convertido el sistema burocrático de permisos chileno sin perderse en el intento.
Un laberinto ideologizado, por cierto, sobre el que algunos sectores empujan un discurso anti empresa sin posibilidad de diálogo.
Está claro que aunque Chile progresó mucho en función de agilizar sus procedimientos todavía se encuentra lejos del primer mundo.
Otro tema que apareció constantemente fue la vocación de ciertos grupos y de cierta clase política que pretende una involución de Magallanes. Es decir, pasar de una región que aspira a ser Primer Mundo para convertirla en un parque nacional prácticamente deshabitado. Un plan que una inteligencia internacional está impulsando con la ayuda de una enorme financiación traducida en millonarias campañas contra la industria en la región.
Dejó mucho para pensar la intervención de Brian Corcoran Blackwood, quien relató la odisea que significa llevar adelante el tradicional negocio de la ganadería y la agricultura en Magallanes. Un esfuerzo donde se desgrana también una forma de entender la realidad, de concebir el mundo.
Su participación dejó sensaciones encontradas. Por un lado, sus palabras describieron el espíritu de los intrépidos que alcanzaron, superando grandes obstáculos, esta geografía indómita y, por otro, las dificultades de verdadero progreso en un escenario donde la paciencia y el temple son recursos imprescindibles para no bajar los brazos frente a tanto viento en contra.
En este punto las visiones de los distintos sectores se tocan. El presidente de la Asociación de Salmonicultores, Carlos Odebret, ubicó sobre la mesa las contradicciones que resignifican la actividad salmonera en este momento del siglo.
Porque mientras Chile puede exhibir orgulloso el título aspirante al campeonato del mundo en términos de producción y calidad de producción de salmones, la industria debe superar los constantes obstáculos que les ponen una parte del gobierno y la clase política para llevar adelante sus procesos de excelencia.
Entre los presentes también se encontraba Loreto Seguel, directora ejecutiva del Consejo del Salmón, quien seguía con atención los dichos de Odebret.
Queda en evidencia que la salmonicultura en Magallanes podría dar mucho más de sí de no ser por el marco de imposibilidades que debe descifrar de forma permanente. Hoy con apenas el 0,03% del territorio de la región, se ha convertido en la principal fuente de exportaciones con unos UDS 650 millones y representa alrededor del 30% del PIB regional. Y un dato más, unas 7000 personas trabajan en forma directa e indirecta para el sector.
Mostrar estos datos que reflejan estos niveles de eficiencia propios del Primer Mundo – podríamos agregar que 1 kilo de alimento se traduce en un 1 kilo de proteínas y que el 70% del salmón se aprovecha- son relevantes y necesarios.
Odebret recordó que mientras Noruega espera quintuplicar su producción de salmnones en los próximos años, en Chile la industria está luchando por no decrecer. Insólito.
“Magallanes puede convertirse en una región desarrollada de Chile en el futuro”, aseveró Odebret y no exagera.
El último panel del encuentro – integrado por el alcalde Claudio Radonich; Susana Jiménez Schuster, Vicepresidenta de la CPC; Lucas Palacios Covarrubias, Rector de INACAP; Salvador Harambour Palma, Presidente de CPC Magallanes; Rodrigo Álvarez Zenteno, ex Ministro de Energía y ex Presidente de la Cámara de Diputados; apuntó en ese mismo sentido, subrayando los elementos que permiten imaginar un Magallanes cada vez más cercano a Noruega, Suecia y Finlandia.
¿Por qué no? Las geografías y sus recursos son similares. En el fondo hablamos de vocaciones políticas.
“Tenemos que ser optimistas porque hay con qué trabajar y necesitamos que esto se haga carne en inversiones concretas de desarrollo”, señaló Harambour Palma. “No se puede distribuir riqueza sino hay crecimiento”, sentenció Jiménez. Mientras Zenteno recordó lo importante que es ofrecer seguridad política a los empresarios que quieren desarrollar el país.