Vivimos horas de compra de regalos navideños y por qué no decirlo, de la locura consumista de las fiestas de fin de año. No está claro en qué momento histórico los obsequios se convirtieron en parte de esta celebración.
Cuando los romanos abrazaron el cristianismo, poco a poco comenzaron a incluir regalos en la conmemoración, aunque es bien sabida la costumbre que tenían de festejar masivamente ante cualquier triunfo militar. Era casi un ritual intercambiar saludos, objetos y prendas.
Podríamos asegurar que la fiesta de Navidad que conocemos, es otro legado más que nos dejó Roma. En el antiguo imperio celebraban los denominados “Saturnales” que anunciaba la llegada del invierno al hemisferio norte. Pronto aquella festividad se transformó en la excusa para conmemorar el nacimiento del niño Jesús, que en la opinión de los romanos “era la luz del mundo” en el solsticio de invierno. Cada 25 de diciembre, Roma celebraba el nacimiento del sol invicto no conquistado, que se transformó gradualmente entonces, en el día de Navidad, desde que el emperador Teodosio declaró en 380 d.C. al cristianismo como religión oficial del imperio.
En el siguiente milenio, la fiesta de la Navidad se extendió por todo el planeta incluyendo al continente americano. Ingleses y españoles fundamentalmente, la instalaron en el llamado “Nuevo Mundo” por los europeos.
En Chile, los primeros registros fotográficos que muestran a niños recibiendo regalos en Navidad datan de fines de siglo XIX y comienzos del XX. Se trata de cuidados retratos o trabajos de estudio hechos en las principales ciudades del país por familias adineradas. Es muy raro encontrar testimonios gráficos de niños humildes jugando con regalos; cuando los vemos en algunas fotografías están casi siempre sucios, pobres o descalzos.
El escenario empezó a cambiar lentamente desde la llegada al poder de Arturo Alessandri en 1920 que coincidió con el advenimiento de una incipiente industria editorial chilena de libros y de revistas que comenzaron a mostrar la realidad de los sectores más desposeídos, situación que fue interpretada y canalizada por el gobierno de Pedro Aguirre Cerda luego de su victoria en las urnas, en octubre de 1938.
Su esposa, la abogada Juanita Aguirre Luco haciendo suyo el lema “Gobernar es educar” concibió el proyecto de la “Pascua para los niños pobres” que en lo esencial, pretendía que ningún niño, independiente de su situación socioeconómica, se quedara sin su juguete navideño.
La iniciativa fue incorporada al programa de realizaciones que implementó ese gobierno en la educación técnica. En el caso específico de Magallanes se crearon diversas escuelas dedicadas a capacitar y formar a los alumnos en especialidades como paso intermedio a la inserción laboral. Sólo en Punta Arenas se fundaron la Escuela Industrial, la Escuela Técnica Femenina y la Escuela Taller del Barrio Prat.
Era común que durante el segundo semestre, los profesores prepararan a los alumnos en el diseño, elaboración y producción de diversos juguetes navideños: vestidos, muñecas, caballos de madera, tableros de ajedrez, trineos, los que se exhibían al interior de los centros educacionales en las semanas previas a Navidad. Los trabajos podían ser adquiridos por la comunidad y con el dinero recaudado, los alumnos incrementaban una especie de economato estudiantil.
A modo de ejemplo, hacemos un breve recuento de las actividades del fin de año en 1941. La Escuela Taller N°58 (desde 1943 N°26) anunciaba que la exposición de trabajos se inauguraba el sábado 13 de diciembre. Se dejaba constancia que durante el año la matrícula ascendió a un total de 142 alumnos de aprendizaje y 67 del curso de orientación, provenientes de las escuelas de hombres N°1, 7 y 15.
En tanto, la Escuela Técnica Femenina organizaba un desfile de modas y la presentación de los numerosos trabajos de corte y confección, tejidos, moda infantil, arte y juguetería, lencería y economía doméstica.
A su vez, los alumnos del Liceo de Hombres donaron al comité Pro Navidad, 400 juguetes confeccionados en clases de Artes Manuales con el maestro Víctor Tobar, con el objeto de contribuir a la entrega masiva de regalos para los niños de la ciudad programada para el 24 de diciembre.
Un accionar similar tuvo el alumnado de la Escuela Industrial que elaboró 45 juguetes en los talleres del establecimiento. En este sentido, nos parece gravitante destacar el hecho de que otras instituciones emprendían, al alero del Ministerio de Educación, iniciativas semejantes, como ocurría con el taller de carpintería de la maestranza de arsenales, que creaban los juguetes para la pascua de los niños del personal de la Armada. En la edición de 1941 entre otras novedades, se podía apreciar una casa de muñecas a escala y un remolcador en miniatura.
La ceremonia de entrega de regalos se efectuaba a mediodía del 24 de diciembre de cada año. En 1941 los alumnos de las escuelas públicas de Punta Arenas asistieron acompañados de sus profesores. El día anterior, había quedado instalado el árbol de Pascua en medio de la plaza Muñoz Gamero. La ceremonia contemplaba la participación de la banda del regimiento Pudeto y el paso de los aviones acantonados en Bahía Catalina, arrojando globos, pitos, serpentinas y chayas.
A continuación, luego del discurso de bienvenida del director provincial de educación Ricardo Hurtado Sagredo, se entregó a cada niño y niña dos tarjetas, una de color blanco que señalaba la edad de cada participante y otra de color rojo que indicaba además, al alumno con menor cantidad de recursos, el que aparte de recibir su juguete, tenía el derecho de percibir, una prenda de vestir.