Escribir de soberanía en Magallanes es abrir espacio a la historia, la memoria, la integración de los pueblos y los balances de lo que hemos construido y lo que falta para tener presencia, poblamiento y desarrollo territorial. Si no conocemos ni construimos la presencia en el territorio, no habrá valoración de lo que se defiende.
Los magallánicos estamos acostumbrados a “hacer soberanía”, tal como desde niños nos enseñaron nuestros padres, mirando como vecinos y parientes se sumaban a los reservistas para ir a las trincheras de 1978, y celebrando cómo la firmeza de nuestro Gobierno lograba mantener nuestra soberanía en tres pequeñas islas en el Canal Beagle. Es lo más cerca que estuvimos de que nuestras fuerzas armadas defendieran nuestra tierra, mar y aire. Por ello es que no podemos olvidar a nuestros “Veteranos del 78” y es necesario lograr un reconocimiento ciudadano que perdure en las futuras generaciones.
La historia nos deja más capítulos como la del Islote Snipe en 1958; la Crisis de Laguna del Desierto en 1965; el pendiente acuerdo de 1998 por Campos de Hielo Sur; la abierta discusión de la plataforma continental; y más atrás, el Tratado de 1881, que ahora pareciera ser leído por la luz de unos paneles solares.
La historia por cierto que nos exige un reconocimiento a la visión geopolítica y territorial de Magallanes y la Antártica, del General de Ejército, Ramón Cañas Montalva, que desde el Pudeto impulsó la reconstrucción del Fuerte Bulnes y la creación de la Confederación Deportiva de Magallanes y luego en 1948 volvió como Comandante en Jefe para la toma de posesión del Territorio Antártico con el Presidente Gabriel González Videla, comenzando a construir soberanía junto a la Base Prat de la Armada.
En materia de soberanía aplica el viejo refrán de que “lo cortés no quita lo valiente” y para quienes trabajamos siempre por la integración y hermandad de nuestros pueblos, es muy importante tener más señales y acciones efectivas para fortalecer nuestra soberanía. Esto pareciera que nuestros Gobiernos no lo han entendido con la decisión y firmeza necesaria.
Chile tricontinental y Magallanes como la región más internacional del país, tiene grandes desafíos por construir y afianzar en sus derechos soberanos sobre el Territorio Chileno Antártico. Nuestra posición estratégica es privilegiada para establecer centros de soporte para las actividades antárticas internacionales, para otorgar conectividad marítima y aérea a la Antártica y para dar seguridad a los dos pasos marítimos naturales que conectan los Océanos Atlántico y Pacífico.
Sin embargo, Magallanes tiene una de las condiciones más complejas de integrar por la inexistencia de una vía de comunicación de continuidad terrestre al resto del territorio nacional. En parte se ha ido mitigando por la decisión geopolítica del Presidente Pinochet en 1976, para la construcción de la Carretera Austral, y la combinación de medios terrestres y marítimos en forma multimodal.
¿Cuánto falta hoy para que Magallanes tenga una verdadera integración al resto del territorio nacional, mirando hacia el norte y a la Antártica?
El listado de pendientes es muy largo. Las prioridades, los recursos, y el foco en lo importante requiere de una visión de Estado, primero para llegar hasta donde aún no tenemos presencia y paralelamente potenciar los territorios que hoy hacen soberanía y necesitan de apoyo urgente. Entregar más recursos al CMT para adelantar el término del camino que unirá a Tierra del Fuego con la Provincia Antártica; invertir en poblamiento, equipamiento turismo y desarrollo productivo para Puerto Edén, Puerto Toro, Yendegaia, Pampa Guanaco, los Parques Nacionales, Campos de Hielo Sur.
El desarrollo y soberanía antártica debe afianzarse en la provincia Antártica, con reconstrucción de las bases pendientes y el desarrollo de la infraestructura para un puente aero – portuario entre la Isla Rey Jorge, Puerto Williams y Punta Arenas. Con ello tendremos un servicio logístico para las bases de todos los países.
La conectividad al norte del país requiere con urgencia y hasta lograrlo, de un camino expedito para nuestro transporte de carga, en donde la dependencia del abastecimiento para Magallanes no tenga tantas variables externas y tengamos el tránsito Chile por Chile. Eso también hay que construir, es soberanía y Magallanes lo necesita.
Así como ningún sector del pueblo puede atribuirse el ejercicio de la soberanía, somos todos, como Nación los llamados a construir y defender la soberanía.