En 2017, en el marco de la solicitud de más de 24 mil hectáreas en la Península Muñoz Gamero, la comunidad kawésqar As Wal La Lep argumentó, ante las autoridades en contra de la salmonicultura, pero llamativamente tiempo después desistió de varios sectores actuando en favor justamente de la actividad acuícola.
La contradicción en este caso deja un sabor a doble estándar, pero también refleja cómo las opiniones se modifican en función de nuevas perspectivas laborales y económicas. Voces empresariales y vinculadas al mar señalan que las comunidades han encontrado apoyo y trabajo en la acuicultura generando ingresos para numerosas familias. Una realidad que se tipifica además en el nacimiento de numerosas empresas de servicios en Puerto Natales, Punta Arenas, entre otras localidades.
La crítica se incluye el 22 de marzo de 2017 en documentos dedicados a su reclamo geográfico en la Península Muñoz Gamero. Y apunta que los centros salmoneros no contaban con la aprobación de las comunidades aborígenes. A su vez subrayaba que la actividad afectaba el ecosistema de los fiordos. Estas visiones negativas hacia una actividad, que ofrece trabajo a más de 7000 personas en Magallanes entre operarios, técnicos y también miembros del gremio de la pesca artesanal, cambiaron o sufrieron algún tipo de modificación tiempo después por parte de la comunidad cuya solicitud se votará el próximo 1 de agosto en Punta Arenas en una sesión de la Comisión Regional de Uso del Borde Costero (CRUBC).
“Los 106 centros de cultivo Salmoneros a lo largo de la región y que se desarrollan en territorio Kawésqar, los que han sido aprobados sin llevar a cabo los procesos de consulta indígena y/o de participación ciudadana que corresponde a cada caso y que significan un deterioro del patrimonio natural en una región que se destaca por la pristinidad de sus ecosistemas”, aseguraron en su momento.
“Para esta comunidad indígena es preocupante la situación actual del mar interior de Skyring, donde el elevado número de centros de cultivos (de salmones) ha producido alzas de temperatura, disminución en las concentraciones de oxígeno y un deterioro de los fondos marinos, por contaminación química yorgánica”, acusaban.
No obstante, el 18 de julio de 2019, la misma Comunidad Kawesqar As Wal La lep, solicitó a la Subsecretaría de Pesca y Acuicultura, complementada por otra carta de 12 de agosto de 2019, “excluir cinco sectores de su solicitud ECMPO, en favor de la tramitación de concesiones de acuicultura”.
No nos olvidemos que estas solicitudes dejan en suspenso los trámites de concesiones para actividades industriales.
La contradicción no deja de sorprender, pero se explica en las propia proyección de crecimiento y desarrollo que podía beneficiar a una o más comunidades.
El pedido fue aprobado por la Subsecretaría de Pesca y Acuicultura por Resolución número 2992, de 5 de septiembre de 2019. El organismo acogió la solicitud de desistimiento parcial de la solicitud de establecimiento de espacio costero marino de los pueblos originarios Península Muñoz Gamero, liderado por la Comunidad Kawesqar As Wal La lep.
“Téngase por desistida parcialmente a la Comunidad Indígena ASWAL LAJEP (…) su solicitud de establecimiento de un espacio costero de pueblos originarios denominado Península Muñoz Gamero”, resolvió Subpesca.
En concreto la Comunidad Kawesqar As Wal La lep renunció a estos espacios que corresponden a cinco solicitudes de otorgamiento de concesiones de acuicultura para la instalación de centros de engorda de mar en el sector Península Muñoz Gamero.
La resolución de Subpesca dispuso: “Cese la suspensión contenida en el artículo 10 de la Ley N°20.249 respecto de aquellas solicitudes”.
Es así que las cinco solicitudes de concesión de acuicultura siguieron su curso después de la suspensión que derivó de la presentación de As Wal La lep.