El reunirnos y volver a repensar conceptos que se han convertido en paradigmas no es una mala idea. Por supuesto que existen algunos temas que ya se encuentran zanjados y marcan la base de cualquier discusión, sin embargo, existen otros que deben ser nuevamente examinados, entre ellos, el mercado laboral. Cuando nos hablan sobre el mercado laboral ¿qué es lo que pensamos?. Pensamos en los puestos de trabajo que existen en un determinado territorio. No obstante, el concepto es bastante más amplio, ya que en la definición se ha incorporado la palabra “Mercado”.
Por lo general un Mercado, es un lugar asociado con la auto-regulación donde la intervención estatal es bastante acotada. Existen excepciones por supuesto, como por ejemplo, ciertas localidades donde la mayor parte de los puestos de trabajo son demandados por parte del Estado. No obstante, aquello es una excepción a la regla. De modo, que debemos considerar que en la discusión moderna, el concepto de mercado es donde confluyen las necesidades de la empresa y las competencias de los trabajadores.
Considerando lo anterior, la oferta de trabajo -que somos los trabajadores- nos colocamos a disposición con nuestras certificaciones en el mercado -si es que las tenemos-, esperando que la demanda por parte de las empresas, se vea interesada en nuestras competencias y habilidades laborales. Como trabajadores procuramos perfeccionarnos para ser más atractivos en el Mercado Laboral, de modo tal, que nuestros servicios sean demandados y con ello, tengamos una mejor retribución. Esto lleva a afirmar que ante crisis económicas los trabajadores con pocas herramientas productivas son los que se ven más afectados en el mercado, en particular, por la dificultad que tienen éstos para reinventarse.
Aclarado aquello, viene a continuación un aspecto muy importante, ¿Cómo medimos el mercado laboral?.
Primero y tal vez algo más sencillo, es tener claridad de cuantas son las empresas que existen en un territorio y también el tamaño de éstas. En Chile existen algo más de un millón 500 mil empresas, donde sólo el 1,2% se refiere a grandes empresas, es decir, el 98,8% de las empresas son medianas (2,6%), pequeñas (17%) y micro (57,8%), e incluso existe un 21,3% de empresas que no tiene información sobre sus ventas. Estas últimas, es probable que sean empresas creadas, pero que luego, han sido abandonadas dejando sus registros en el sistema. Ahora bien, esta clasificación se relaciona con las ventas que son registradas en el Servicio de Impuesto Internos; pero debemos tener también claridad que existen muchas otras empresas, que no se encuentran formalizadas y que realizan funciones de comercialización en distintas plataformas, como por ejemplo, en las redes sociales. Esas empresas son informales.
Esta información, nos permite crear múltiples indicadores que den cuenta sobre lo distinto que es ser una empresa grande a ser una microempresa; e incluso, tratar de estimar la cantidad de empresas informales que existen en la economía. Esto lleva a que las restricciones, impuestos, subsidios y transferencias puedan ser distintas. ¿Esto existe en nuestro país? Claro que sí, y esa información es llevada por el Instituto Nacional de Estadísticas.
Del total de dichas empresas, sólo el 1% se encuentran en nuestra Región de Magallanes y el total de sus ventas sólo representa el 0,4% del total de las ventas a nivel nacional. Sería importante, que a la vista de esta información, nuestras autoridades traten de potenciar esta parte del Mercado Laboral relacionada con las empresas, generando un ecosistema que permita atraer nuevos capitales. Sin embargo, la reflexión es muy lenta, y aún discutimos las famosas leyes de excepción, que más bien, se han convertido en leyes de exclusión.