En los últimos días, se desarrolló en Viña del Mar un importante encuentro multisectorial titulado “Planeando estratégicamente el futuro de la industria acuícola”, donde se discutieron temas clave sobre las enormes oportunidades que ofrecen los sistemas actuales de producción de alimentos. El evento contó con la participación de más de 25 representantes de diversos sectores productivos, incluyendo la acuicultura.
La relevancia de este encuentro no es menor, considerando que Chile exporta alrededor de 1 millón de toneladas anuales de salmón, generando ingresos de aproximadamente USD 6,500 millones para el país. A nivel mundial, la producción de acuicultura alcanza los 130,9 millones de toneladas, destacando la importancia de este sector en la economía global.
La United States Soybean Export Council (USSEC) marcó su impronta en este evento, con Jairo Amezquita, su representante en la región, como un impulsor incansable de la difusión de estos temas en gran parte de América. La comprensión y adopción de prácticas de producción sostenible en materiales y alimentos es clave para el desarrollo de América Latina, y en particular, para países como Chile, que aspiran a alcanzar un nivel de desarrollo superior en las próximas dos décadas.
Algunos de los asistentes al encuentro fueron, además del propio Amézquita, como Director del Programa de Acuicultura USSEC AMR; Carlos Salinas, Director regional de USSEC AMR; Daniel Pesantes, Director adjunto de la Cámara Nacional de Acuacultura de Ecuador; Tulio Merino de SNA Perú, Carlos Robles de Fedeacua en Colombia, Javier Amador de Andah en Honduras, Gabriel Biguria de AGexport y Acuamaya en Guatemala, Alejandro Vargas, Gerente General de Acuacol en Colombia entre otros; también hicieron presencia los expertos, Thomas D’Alfonso, Director de Animales y Acuicultura, Morgan Cheatham, Gerente de Animales y Acuicultura, y Paul Burke Director del SEC (Soy Excellence Center) de USSEC; Loreto Seguel, Directora Ejecutiva del Consejo del Salmón, representantes de SalmónChile, Aguachile, Multi X y Club de Innovación. A ellos se sumaron ejecutivos de las industrias del Salmon, Camarón y Tilapia de la Region de las Americas de USSEC.
Amezquita explica que resulta prioritario mantener diálogos intersectoriales para continuar avanzando en el desarrollo de técnicas de producción sustentables. Más aún es un momento en que la discusión ambientalista es ardua y por lo general alcanza temperaturas donde muchas veces se pierden de vista estos perfeccionamientos.
“Los productores de soya de los Estados Unidos promocionan la soya en distintas actividades desde consumo humano, uso industrial y consumo animal, como es el caso de la acuicultura. Al escuchar las necesidades de los sectores y empresas (en estos encuentros) tenemos más elementos para analizar e invertir de mejor manera los recursos que la soya dedica para esta actividad”, explica Amezquita quien desarrolla su labor de difusión en la región de la Américas que en su caso se extiende a lo largo del Pacífico por Canadá, México, Centroamérica, Colombia, Venezuela, Ecuador, Perú y Chile.
La producción mundial de soya se ubica en más de 400 millones de toneladas, dentro de esta cifra la de Estados Unidos es de 121 millones de toneladas.
No obstante, Amezquita apunta que Estados Unidos produce bajo estrictos protocolos de sustentabilidad y muy bajo impacto ambiental, lo cual favorece a los productores acuícolas en el proceso de alcanzar los estándares de certificaciones globales exigidos por los mercados internacionales, tales como BAP, ASC, GLOBALGAP, entre otras.
Para USSEC el vínculo con el mundo es global. Los canales de comercialización son uno de los aspectos del negocio, pero el cuidado del planeta, el desarrollo de políticas sustentables, el vínculo con los actores de las industrias aliadas, son aspectos de suma importancia, según se desprende del discurso del propio Amezquita así como de las publicaciones especializadas en internet.
“Existen elementos importantísimos relacionados con el seafood, como lo es el trabajo de educar al consumidor en los beneficios del consumo de estas especies, la creación de una red latinoamericana, para dejar de ser “islas” de salmón, trucha o camarón y reunir esfuerzos para mantener el crecimiento, así como el comunicar los beneficios tangibles de esta proteína. De este modo las industrias pueden llevar y escalar dentro de las autoridades y los mercados mismos”, señala el ejecutivo.
“Se trata también de usar la tecnología para conectar a la industria en su cadena de valor, haciéndola mucho más eficiente convertidor de soya en proteína para el consumo humano a través de peces y camarones”, agrega.
“Debemos lograr que la fortaleza de un alimento como este, sea diferenciado y sea conocido por las autoridades y los mercados. Hoy (por el miércoles 30 de octubre) hemos finalizado un día y medio trabajando sobre estas oportunidades con el apoyo de USSEC (U.S. Soybean Export Council) y los invitados, a través de talleres que nos permitirán ejecutar políticas al respecto”, sigue.
Amezquita destaca que la industria de alimentos avanza hacia sistemas donde se optimizan los recursos y se reducen los impactos. Un escenario que claramente parecía difícil hace unas décadas pero que comienza a apropiarse de las prácticas industriales. El debate ambiental, el “torpedeo” de algunas ONGs se encuentra aquí con fundamentos que remiten a datos, estadísticas y técnicas de mejores prácticas.
Una de las banderas que levanta Amezquita es el Sistema de Raceways en Estanques (IPRS) que permite aumentar el rendimiento de peces en estanques estáticos en los que se construyen a su vez canales que albergan los peces.
“Los residuos como las heces de los peces son extraídos de los canales a través de una máquina succionadora, de manera que esa agua con nutrientes es decantada y utilizada de varias formas, evitando la descarga de nutrientes a las fuentes de agua”, detalla.
En este escenario futurista, pero que se encuentra en práctica, los residuos pueden luego ser reutilizados en plantas de tratamiento para generar energía, por ejemplo. Las prácticas sustentables se expanden, indica Amezquita, en la reforestación, la calidad de la soya que creará los alimentos que reciben los peces, el uso de sistemas de máximo aprovechamiento energético, en la reutilización de residuos y en la potencial generación de energía proveniente de las heces. La lista seguirá y crecerá.