Una gravísima denuncia realizó la directora de la Residencia de Vida Familiar Natales, ubicada en Puerto Natales. La noche del 4 de septiembre cerca de la media noche, un grupo de cinco jóvenes ingresó a causar destrozos al recinto y a atacar al personal que se encontraba en el lugar.
Según el relato de C.H.R., los jóvenes amedrentaron a las educadoras con armas blancas y luego las encerraron en una bodega, amenazándolas de muerte. Las mujeres logran comunicarse con Carabineros, pero ellos informaron que no detendrían a los sujetos por orden del fiscal, ya que este indicó que se trataba de menores de edad.
La jornada de terror continuaba, ya que luego los sujetos “van a la oficina de dirección e ingresan forzando la puerta, accediendo a la caja chica donde teníamos guardados $400.000 que eran donaciones de la comunidad Natalina”.
Luego, los jóvenes procedieron a comprar “drogas y alcohol, los cuales eran dejados en la misma residencia por los traficantes, que los pasaban por la reja”.
“El horror duró hasta las 5 de la mañana. A las 7 am empiezan a llegar los funcionarios a la residencia, y el escenario era dantesco. Para mí fue muy duro ver como los trabajadores lloraban por el estado en que dejaron su lugar de trabajo. Mientras tanto, los jóvenes pasaban su resaca en los dormitorios, esperando que los llamen a almorzar”.
C.H.R. comunicó al Servicio Nacional de Menores (Sename), tribunales correspondientes y programas de intervención, pero ninguna instancia le dio la importancia que estos actos delictuales ameritan.
Y la situación estaba lejos de terminar, ya que según recuerda que ese día volvió después de almuerzo y “me informan que los implicados se habían levantado y empezaron a saquear las oficinas de nuevo, además de iniciar consumo (de alcohol y drogas), por lo que llamé a Carabineros (…) Semanas anteriores, ellos se habían subido al techo de la residencia con piedras gigantes, esperando que salgamos para arrojarlas en nuestras cabezas, por segunda vez sentí mucho temor”.
“Siguieron saqueando el día después y la situación se hizo insostenible, nos fuimos con licencia médica de ACHS (quien acogió el ingreso como accidente de trabajo) el 90% de los funcionarios. Al tercer día, tuvieron que llevar a todos los jóvenes a unidades psiquiátricas de Punta Arenas y al hogar de allá que, para peor, es de niños menores”.
Junto a la carta, la directora adjunta imágenes del deplorable estado en el que finalmente quedó el recinto luego de las jornadas de barbarie que protagonizaron los jóvenes.
Sin embargo, los funcionarios permanecen con temor ante nuevos ataque y represalias por parte de los internos y ruegan a las autoridades tomar medidas eficaces para resguardar la integridad de las personas que trabajan en la residencia.