El 18 de agosto de 2005 el presidente Ricardo Lagos promulgó una serie de reformas a la Constitución de 1980 que marcaron profundamente el sentido de su administración.
El texto, publicado en el Diario Oficial ocho días después, como Ley Nº20.050, introdujo los mayores cambios a la Carta Magna desde su aprobación, en el recordado plebiscito del 11 de septiembre de 1980.
Recordemos, que en el invierno de 1989, representantes del gobierno dictatorial, los dirigentes de los partidos políticos de la Concertación e incluso, de los grupos cercanos al gobierno, se pusieron de acuerdo para convocar a un referéndum, en que la ciudadanía votó afirmativamente con el 91.25%, las primeras 54 enmiendas al texto original.
De allí en adelante, la “Constitución de Pinochet” experimentó otras 18 reformas, pero ninguna tan profunda y estructural como la rubricada por el presidente Lagos.
En lo medular, se planteaba el fin de los senadores designados y vitalicios a contar del 11 de marzo de 2006. A su vez, el otrora poderoso Consejo de Seguridad Nacional se convertía en un organismo asesor del Presidente, que además, recuperaba su facultad de remover a los comandantes en jefe de las distintas ramas de la Defensa Nacional.
Se adoptaron también, varias medidas que en su momento pasaron desapercibidas, pero que hoy revisten importancia; entre ellas, el que redujo de seis a cuatro años el período presidencial, impidiendo una reelección inmediata y rebajó de 40 a 35 años, la edad mínima para postular a la primera magistratura del país, como a una testera en el Senado.
Dentro de esa ola de cambios y mejoras al sistema, el Gobierno Regional encabezado por el Intendente Jelincic, se aprestó a conmemorar un momento histórico cuando el 11 de agosto de ese año 2005, la Tercera Zona Naval devolvió al Partido Comunista y a las organizaciones de Derechos Humanos, dos inmuebles emblemáticos, confiscados luego del golpe de Estado de 1973: la propiedad ubicada en calle Chiloé Nº1258 y el edificio de Avenida Colón Nº636.
En aquella ocasión, el contralmirante Edmundo González Robles dijo: “Es el minuto que nos miremos a los ojos con hidalguía, honestidad y humildad, pero sobre todo con prudencia y generosidad”. En tanto, Jelincic consciente de la connotación simbólica del evento y de su papel como intermediario válido entre las partes, señaló:
“Valoramos el gesto del almirante Codina por ayudar a solucionar un tema legítimo, porque la única forma de ir construyendo un país, pasa porque incluso nos aceptemos desde nuestras diferencias, y que incluso nos toleremos desde nuestros dolores”.
Todos los actores políticos comprendieron que se avanzaba sobre un tema muy sensible, como el referido al de Derechos Humanos y de perfección del precario sistema democrático, pero aún quedaba una valla muy difícil de superar.
El sistema binominal creado por Ley Nº 18.791 que hizo su estreno para las elecciones presidenciales y parlamentarias de diciembre de 1989, aseguraba el equilibrio político para la Derecha. El mecanismo, ideado durante el primer proceso de reformas a la Constitución, implicaba que dos candidatos de una misma lista a diputados o senadores, podían ser elegidos, siempre y cuando duplicaran la votación lograda por la lista opositora; de lo contrario, saldrían elegidos los candidatos más votados de cada lista. Esta fórmula permitió por ejemplo, que Jaime Guzmán con el 17.19% de los sufragios, superara a Ricardo Lagos que obtuvo el 30.62% en las elecciones senatoriales por la Región Metropolitana, Circunscripción VII, a fines de diciembre de 1989.
Por lo mismo, nada hacía sospechar lo que iba ocurrir el 11 de diciembre de 2005. En Magallanes, postuló por un escaño al Senado el independiente fuera de pacto, Carlos Bianchi Chelech. Hombre de radio y empresario, había sido concejal de la Comuna de Punta Arenas en el período 2000—2004. Su fuerte ascendencia entre la gente modesta, en particular su defensa de los adultos mayores, le convenció de presentar su candidatura a Alcalde para las elecciones municipales de 2004, en las que fue derrotado con estrecho margen, por el hombre que buscaba la reelección, el edil demócrata cristiano Juan Morano Cornejo.
Bianchi no se amilanó ante ese traspié. En los meses siguientes, continuó fortaleciendo su imagen de un líder preocupado de responder por las causas regionales y luego, de recolectar una cantidad impresionante de firmas para legalizar su postulación, se preparó para la batalla final.
Contra todo pronóstico, Bianchi superó con el 27.72% al candidato del gobierno, el falangista Zarko Luksic, que logró un 17.94% y al representante de la Unión Demócrata Independiente, Sergio Fernández, que alcanzó un 16.55%.
Esta elección marcaría además, el último tramo parlamentario del dirigente socialista Pedro Muñoz Aburto, que consiguió el 33.91% de los sufragios.
El triunfo de Bianchi significó en la práctica, el quiebre del temido sistema binominal en Chile.
A eso se agregó la victoria a la presidencia de la nación, de la primera mujer en alcanzar tan alta investidura, Michelle Bachelet Jeria, quien doblegó en primera vuelta a los candidatos de la Derecha, Joaquín Lavín Infante y Sebastián Piñera Echenique y al izquierdista Tomás Hirsch Goldschmidt; en el repechaje, efectuado el 15 de enero de 2006, Bachelet se impuso a Piñera con el 53.5% sobre el 46.5%.
Se presentía que empezaba una nueva etapa en el país.