12 años sin Michael Jackson, el genio bizarro

25 de junio de 2021

Hace ya 12 años. Hace tan solo 12 años. Acusado y acosado, el cantante pop, Michael Jackson, cayó al abismo y cimentó el mito bizarro de su persona.

El nombre ahora no viene a cuento. Se lo han llevado los años como a tantas otras cosas. Entonces el crío era un poco más que un alfeñique totalmente vestido de negro con un sombrero en la cabeza apenas unos centímetros inclinado sobre una de sus cejas. Era la versión breve del más grande ídolo pop de todos los tiempos (sorry fans de Madonna).

Fue a mediados de los ’90, cuando Michael Jackson estaba por presentarse en Buenos Aires y, mientras esperaba su turno para subir al escenario, descansaba en la suite presidencial de un hotel 5 estrellas de la Recoleta, el exclusivo aunque central barrio porteño.

El chico andaba con sus padres. Aspiraba a llamar la atención de la superestrella. Permaneció quién sabe cuántas horas entre un McDonald’s y la entrada del hotel aguardando una oportunidad que finalmente consiguió. «Michael se fijó en mí y entonces me llamó», repetía el chico una y otra vez a los periodistas que entrevistaban al elegido.

Para este pibe, Michael Jackson era Dios y Dios lo había apuntado con su dedo eterno.

Como todo crío que apenas cruza los 7 u 8 años era además una tabla rasa capaz de asimilar al detalle los clichés y la estética de su ídolo. El chico constituía una perfecta réplica del cantante. Una postal entre tierna y escalofriante.

Según se supo después, el mini-Michael subió al escenario para bailar con el artista que alguna vez también fue un niño. Y un niño con problemas serios en el seno de su hogar donde sobre todo trabajaban los menores.

Después lo invitó a Estados Unidos, a su paraíso terrenal donde el ídolo aún mantenía a buen resguardo sus sueños más dulces. La historia continúa, pero ya no sabemos cómo.

Hay un hecho cierto, Jackson murió entre el dolor y rasgos de delirio. Atravesado por acusaciones de abuso que continuaron profundizándose.

Hasta que el documental “Leaving Neverland” de HBO Ole dejó las cosas en un punto tétrico. Un grupo de hombres relata a cámara cómo mantuvieron relaciones sexuales con Jackson durante su infancia. Fueron sus “novios”, tal cual declaran.

Trailer de «Leaving Neverland», testimonios que apuntan a Jackson.

En su infancia Jackson sirvió de herramienta a la industria, como Ricky Martin, como Luis Miguel. Todos niños precoces que a costa de sus vidas terminaron haciendo lo que sus padres les pedían o necesitaban.

Hubo un tiempo en que sus días estuvieron colmados de alabanzas. Entonces se erigió sobre un trono tan vasto y millonario que aun en su decadencia post fin de milenio lo mantuvo en un Olimpo birrazo apartado de los otros dioses del negocio.

Algunos mueren siendo jóvenes como James Dean y Jim Morrison, otros, como Jackson, envejecieron lo suficiente para conocer el oprobio.

The Jackson 5 «I Want You Back» el «The Ed Sullivan Show»

Justo en su momento de mayor gloria comenzó a cambiar. Subió una y mil veces al escenario de los Grammys para romper un récord de estatuillas en los ’80. Entre el público estaban sus amigos y colaboradores, gente seria, exitosa y de imagen respetable como Quincy Jones y Lionel Richie.

Michael Jackson cuando ganó el premio Grammy al Mejor Cantante Pop por «Thriller». 

Pero Michael nunca se sintió conforme consigo mismo. Pronto se echaron a correr los rumores. Las fotografías lo revelaban cada vez más blanco. Su nariz fue perdiendo grosor. Su rostro se volvió tenso y brillante.

Jackson inauguró el verdadero mito estrafalario de su persona el día en que se dio a conocer que dormía en una cámara especial que le permitiría preservarse hasta los 150 años. Con ese argumento justificaron sus conocidos el «desteñimiento» y con una obsesión por su hermana -La Toya- la rarísima operación nasal.

La verdad era otra. La cámara de oxígeno terminó siendo el invento de un periodista y la noticias aunque se desmintió, permaneció como información cierta.

Durante un comercial de Pepsi sufrió un accidente con unos fuegos artificiales y esto acabó por gestar también el cambio de su cabellera y a profundizar su metamorfosis. Para bien o para mal, Michael Jackson evolucionó como suelen hacer algunos monstruos y superhéroes de los cómics. De perfil africano a caricatura de Disney. De adulto joven a niño eterno. De superestrella excéntrica a pervertido. De cantante vendedor a figura ausente de los charts para las nuevas generaciones. De exótico a patético. De negro a blanco.

Los últimos discos de Jackson no vendían nada según los parámetros de una industria -una nada de dos millones de Cds- acosada por internet. Y su imagen iba hundiéndose en la medida en que la Justicia norteamericana y los padres de chicos que tomaron contacto con él comenzaron a cercarlo.

Jackson recuerda a otros tantos íconos de la cultura norteamericana que han comenzado a desmoronarse. ¿Casualidad? ¿Cambio de valores de una sociedad hiperconsumista? Jackson en su camino al ocaso observó cómo lo seguían de cerca la gratuidad de la música en Internet, la imagen saludable y cool de la industria de cigarrillos, la inocencia de los superatletas limpios de drogas y la conciencia social de las estrellas de la música.

Cambios.

Dos o tres veces salió del paso con arreglos privados. Pero la crisis venía anticipándose hace mucho. Personas allegadas a Jackson aseguraron unos meses antes de su muerte que no tenía dinero y que subsistía a base de suculentos préstamos bancarios.

En respuesta a las acusaciones alegó discriminación, una campaña internacional que coincidió con sus nuevos trabajos discográficos. Independientemente de los fundamentos, Jackson abonó en los últimos 25 años de su gloriosa existencia el concepto de lo extraño. Hasta llegar a ser un perfecto freak.

Sus acusaciones contra Tommy Mottola, el ex rey de la Sony -«un ser demoníaco, muy, muy demoníaco», según dijo en una conferencia de prensa especialmente convocada para declarar esto-, la peligrosa presentación en sociedad en Alemania de su hijo Blanket, que casi se le cae de un noveno piso, no hicieron otra cosa sino empeorar su débil imagen pública.

Un chiste radial decía que la policía norteamericana había encontrado sólo una cosa rara en la propiedad de Michael Jackson… Michael Jackson.

Su rostro payasesco, una careta ridículamente similar a la de «El Guasón», sus acciones de hombre psíquicamente enfermo, sus obsesiones de artista «quemado», borraron a medias una carrera artística increíble. Sobrenatural.

Jackson fue un coleccionista de éxitos pop como ningún otro. Tiene la autoría de uno de los discos más vendidos de todos los tiempos y fue capaz, aun en los difíciles ’90 ya dominados por el rap y el pop adolescente y súper producido, de seguir construyendo estructuras rítmicas y melodías interesantes.

Jackson es uno de los últimos dioses del pop que habían llegado a la cúspide sobre todo por sus enormes cualidades naturales antes que por los aparatos de marketing que hoy hacen, construyen y elaboran hasta las últimas consecuencias a un ser denominado estrella.

A través de su vida y de su carrera Michael Jackson nunca dejó de ser un genuino Michael Jackson. Y ésa fue su gloria y su perdición.

Escrito por: Redacción Zona Zero