Por Manolo Marinero (*)
Hasta sus cuarenta años, Humphrey Bogart osciló entre ser un profesional clasificado como de quinta fila y ser un profesional de segunda clase.
En estos tiempos duros se casó tres veces sin éxito, y se acostumbró a beber en los bares que cerrasen más tarde (durante “la Ley Seca” en los garitos de los gangs). Luego dispuso de un,yate de sesenta toneladas, el “Santana”, fue compañero de pesca de Raoul Walsh, y fundó, con Walsh y con el productor Jack Warner (habían sido enemigos, pero estaban reconciliados) el hipódromo Hollywood Park de los Angeles (donde en seguída Walsh rodó un thriller sobre el mundo de las carreras de caballos, “Salty 0’Rourke”).
Desde los cuarenta años, Bogie estuvo clasificado como actor de primera fila, y desde los 44 disfrutó de una vida conyugal feliz con Lauren Bacall. Pero siguió bebiendo. Bogart dijo una vez: “Yo no puedo tener confianza en alguien que no bebe. Instintivamente pienso que debe tener una razón oculta para no hacerlo. Quizás quienes no beben tengan miedo a dejar a su verdad descubrirse. Por supuesto, hay que poder contener al alcohol. No es conveniente que sea él quien nos sostenga”.
“Fue El último refugio (“High Sierra”) -dijo Walsh lo que hizo de Bogart una gran vedette, y eso se debió a un azar. El filme había sido escrito para George Raft, que debía morir en el desenlace.
Pero Raft se había vuelto superticioso, y aquella vez se negó a morir en un filme, fuera cual fuera el número de personajes que hubiera matado él antes. Pero la censura exigía que el gangster expiara sus crímenes. Finalmente cogimos a Bogie, a quien le era igual dejarse abatir por los policías.
A diferencia de Jimmy Stewart, Gary Cooper o Gregory Peck, se puede matar a Bogart en una película. El público lo admite, y él conoce siempre sus diálogos, su oficio. No es un tipo fácil, pero si le gusta su papel, es formidable”.
En realidad, no fue sólo George Raft. También rechazaron el papel de Roy Earle en 1940 Paul Muni, James Cagney, Edward G. Robinson y John Garfield.
Los cuatro primeros eran actores de primera fila de la Warner Bross, y el último “la estrella del porvenir” de la productora (lo que resultaría de una ironía patética cuando la persecución política llevó a Garfield a suicidarse). Roy Earle era el protagonista de un guión de John Huston y W.R. Burnett, que iba a rodar Walsh.
En su condición de sexto recurso, Bogart recibió la manoseada oferta, y aceptó el papel. Lo hizo. El título en España, “El último refugio”, expresivo y certero, es superior al original, “High Sierra”.
Roy Earle es un fuera de la ley que va a ser descartado por una niña bien, y amado por una niña mal. Esta quiere seguir con él hasta el fin, pero Earle la mete en un autobús de carretera antes de enfrentarse en un tiroteo con la Guardia Estatal.
Aunque la historia vaya de gangsters, tiene un desarrollo rural, pinos por todos lados, rifles de caza mayor en lugar de pistolas o metralletas, y no un ambiente urbano. Esto hizo que Walsh, satisfecho del resultado, pudiera rodar nueve años después -con muchas, muchas variantes- una segunda versión en western ( “Colorado Territory” o “Juntos hasta la muerte”). Y en ésta, la muchacha, Colorado, consigue correr la misma suerte que el proscrito amado.
Bogart interpretó a un pistolero medio iluso, medio descreído, y romántico al viejo estilo, al único estilo, el de Brian de Bois Gilbert, Juan Cristobal Schiller, Hatfield, Odile y Frantz y Arthur, Marian y Robin e Ivanhoc Martin.
0 sea, el pseudovillano de -Ivanhoe-, el autor de “Los bandidos”, el caballero jugador y confederado de “La diligencia”, los tres de la pandilla de “Bande á part”, la monja y el proscrito rescatador, cuyo amor inspiró la primera música inglesa, aproximadamente en el siglo XIII, los trece rondós del “Juego de Robin y Marian”, del troubadour Adam de La Halle, y el héroe jamaicano de “Caiga quien caiga” (o “The Harder They Come”). Porque Earle es mucho más parecido a los rústicos “Río Amargo” Newcomb, Jesse James o Clyde Barrow, que a un gángster organizado y poderoso de gran ciudad, a un comisionista armado o a un magnate rentista de la extorsión y los negocios sucios.
Bogart quedó por fin, después de este rodaje, colocado a dos pasos de ser una estrella del cine americano. En 1940, cuando murieron jóvenes Scott Fitzgerald y Nathanael West, y Lester Young consiguió formar un combo de jazz propio, y los nazis ocupaban Francia y bombardeaban Inglaterra, y recibían el previsto refuerzo de la Italia fascista, en USA vivían 131 millones de habitantes, y bastantes de ellos eran aficionados al cine.
Inmediatamente, Humphrey Bogart rodó como protagonista “The Waggons Roll At Night”, remake de “Kid Galahad”, en la cual, sólo cuatro años antes, había trabajado en el tercer papel, detrás del soberbio rumano Robinson, el sapo más enérgico de la Historia de la Naturaleza. Y Bogie se quedó ya a un solo paso de ser una estrella de Hollywood. Había hecho méritos para conseguirlo: “En mis últimas 34 películas fui tiroteado en doce, electrocutado o colgado en ocho, e hice de presidiario en 9” (llegó a contabilizar él mismo).
Pero también había hecho y siguió haciendo deméritos.
Era “conflictivo”. Estuvo siempre contra corriente. “¿Qué si estoy de acuerdo con la escuela (se refiere al estilo o línea) de interpretación de Laurence Olivier? Oiga, yo soy un actor. Sólo hago lo que me trae el instinto, naturalmente”.
Y a los esfuerzos de que diera una imagen más agradable y sociable a los lectores de revistas de cine, a los espectadores, Bogart contestó “la única cosa que uno le debe al público es una buena actuación”.
El caso es que entonces fue cuando Bogie hizo de Sam Spade en la tercera versión cinematográfica de “El Halcón Maltés” de S.D. Hammett (papel al que también había renunciado Raft), rodaje en el que debutaba como director el guionista Huston.
Y ya, instantáneamente, a escala nacional, Bogie fue una estrella. Precisamente el mismo año, 1941, se publicaba el libro de cuentos de Hammett, “Un hombre llamado Spade” Y también dos libros que hicieron carrera en “Hollywood ‘Mildred Pierce” del gran escritor de thrillers James Mallahan Cain, y “¿Por qué corre Sammy?” de Sculberg. La escalada de Bogie sucedió poco antes de que el ataque a Pearl Harbor por los japoneses decidiera la definitiva entrada de los Estados Unidos en la 11 Guerra Mundial.
Bogart tenía por aquellas fechas 41 años. Siempre tenía los mismos que las dos últimas cifras de cada año (más seis días), porque había nacido en la Navidad de 1899. Bogart se había esforzado con tenacidad por despegar en teatro y cine durante veinte años, con pocas y dispersas recompensas desproporcionadas con su talento, y había consumido su primera y su segunda juventud, se había alcoholizado durante la Prohibición (prohibición de expender y adquirir bebidas alcohólicas, que duró desde el 16 de enero de 1920 hasta 1933), y, después de dos matrimonios fracasados, llevaba tres años casado con Mayo
Methot (actriz que no había llegado a triunfar), que se dedicaba sin tregua a estropearle a su hombre las posibles satisfacciones del éxito profesional.
Bogart tiene una cabeza alargada y huesuda, con ancha frente y entradas, sin muchas arrugas todavía, y en sus ojos brillan alternativa o simultáneamente el cansancio y la determinación. Le gustan las fiestas y las salidas a los clubs con algunas gentes conocidas, pero está fuera (como estará siempre) de lo que Huston llama expresivamente el cocktail-circuito.
La carrera de Bogie tiene mucho que ver con Huston. Aquel hace su Primer protagonista destacado para crítica y público con un guión de Huston. El famoso crítico
Bosley Crowther comentó en su crítica del estreno de “El último refugio”. “Sí señor, el mismísimo Sigfrido nunca alcanzó cimas tan heroicas como mr. Humphrey Bogart, el último de los grandes pistoleros, y cuando, acorralado en una escarpada montaña por un ejército de polis, dispara y grita desafiante a sus acosadores, entonces su alma noble remonta el vuelo”.
Y añadió: “Mr. Bogart interpreta el papel Principal con una perfección de hirviente vitalidad …..”
Bogart aún asciende a la categoría de primer actor indiscutible en la primera película dirigida por Huston. Crowther comentó en The New York Times a propósito de “El Halcón Maltés”, “Mr. Bogart es un agudo, rudo detective con una mente cortante como una hoja de afeitar, un temperamento que a veces le traiciona y un código moral fríamente cínico”.
Huston y Bogart rodaron seis películas juntos, y éste gana un Oscar al fin por “La Reina de Africa”, Oscar ganado a pulso en Kenia y Uganda. En este rodaje, Katherine Hepburn, llevó su papel puritano demasiado lejos, interpretando escenas de guión fuera del horario de rodaje.
“La dama, interpretada por miss Hepburn con su crispada facilidad para la comedia, es una caricatura de una mujer estirada con su gargantilla, delantal de lino y pulcro sombrerito de tela. Y su hombre, interpretado por mr. Bogart, es una versión burlesca del vagabundo tropical, sólo un escalón -y muy pequeño- por encima de la descamada acidez de un payaso. Nunca desde que Elsa Lanchester y Charles Laughton aparecieron en una película muy parecida, “The Beachcomber”, hace algunos años, habían sido tan aguda y humorísticamente retratadas las incongruencias de las buenas maneras sociales y educacionales -opina Crowther- “¿Mr. Allnut (Todo nuez), querido, cuál es tu nombre de pila? -pregunta educadamente la dama a su compañero a la mañana siguiente a la noche en que ella aparentemente se ha entregado a él, la quizás menos “pasional” y menos convencional escena de seducción. “Charlie”- musita él con derretidora y tímida coquetería. Así es la película de rara y demencial”.
Bogie contribuyó a los Oscar de John Huston y de su padre, el actor Walter Huston, por “El Tesoro de Sierra Madre”, la excelente versión del libro del enigmático B. Traven (escritor chicagoan de familia escandinava que había recorrido el Pacífico antes de llegar a México en 1923, donde fue un verdadero buscador de oro).
Bogart y Huston dejaron en tentativa tres proyectos, además. Uno fue en el 42, “Three Strangers”, que acabaría filmando “Negulesco”, con Peter Lorre en el papel de Bogie, conservando el guión de Huston. Otro fue “Moby Dick”, que sí rodaría Huston, pero con Gregory Peck en lugar de Bogart.
Y en 1955, según un relato de Kipling, Huston había programado el rodaje de “El hombre que pudo ser rey” en la India y Afganistan, con Clark Gable y Humplirey Bogart. Bogie estuvo comprometido con otras películas, luego enfermó de cáncer y murió. En 1960, Huston continuaba con la idea, y Gable seguía de acuerdo, pero murió justo al finalizar la película común
“Vidas rebeldes” (“The Misfits”). Muchos años después, Huston logró su propósito, ya con Sean Connery y Michael Caine, en lugar de Gable y Bogart. Desde luego, “El último refugio”, “El Halcón Maltés”, “Tener y no tener”, “El sueño eterno”, “El Tesoro de Sierra Madre”, “Sin conciencia” y “La Reina de Africa”, filmes de Walsh, Huston y Hawks son de las mejores interpretaciones-películas de la carrera del actor. “El Bosque Petrificado”, de Archie Mayo, seguramente incluye el mejor papel de reparto de Bogie, seguido por el de “Una mujer marcada”. “The Roaring Twenties” es un filme excepcional de Walsh, en el que Bogart queda bajo la poderosa sombra de Cagney (éste seguramente en su mejor interpretaci6n). “Pasión ciega”, mejor conocida por bastantes aficionados como “They Drive By Night”, es otra buena colaboración Walsh-Bogart. “Callejón sin salida” (“Dead Recloning”), de Cromwell, y “En un lugar solitario ” (“In a lonely place”), de Ray, tienen un gran interés, un extraño encanto: parecen obras maestras distribuidas con discreción, como si alguien pidiera perdón por las dos maravillas que quedaban embobinadas y enlatadas.
Y, por supuesto, se podrá discutir si “El Motín del Caine” es una película excepcional de Dinytryk, o sólo una buena película, pero discutir la interpretación de Bogart en Quueg es propio de cotilleos de actores envidiosos en algún bar de Hollywood durante la temporada del 54-55. “Casablanca”, por otro lado, como dijera el crítico Angel Fernández Santos, cuenta el prólogo de una estrecha amistad y grata compañía: la de Rick Blaine y el capitán Renault (Bogie y Rains).
Humphrey Bogart”, Manolo Marinero. Ediciones JC, 1980.