No vamos a hacer nombres. Para qué.
Sucedió en el programa de Víctor Utreras – Natales TV– ayer viernes por la noche.
El panel estaba compuesto por candidatos a concejales y alcalde en Puerto Natales y, de pronto, la cosa se puso rara.
Alguien mencionó el hecho de que actores foráneos a Puerto Natales no le pueden indicar a los políticos y medios locales cuál debería ser su agenda de temas. Según su mirada, no deben expresarse. No son aceptables sus puntos de vista. ¿O este periodista escuchó mal? (tal vez fue la mala señal de internet).
Uno de los candidatos a alcalde advirtió incluso un “a mi nadie me va a venir a decir qué decir” (o algo muy similar) que sonó, digamos, un poco autoritario a esta altura de los acontecimientos. Ese “nadie” ¿Quién sería?
Imaginemos que el Papa Francisco opina sobre la situación de las salmoneras o el proyecto de unir Puerto Natales con Puerto Bories con un trencito. O que Donald Trump imagina convertir el cerro Tenerife en un centro de invierno. Y así lo manifiesta y les dice a los natalinos: “pucha chicos, que lindo centro deberían tener y no tienen, analicen esto en la próxima reunión del Consejo?
¿A ese tipo de interferencia también se refiere el candidato?. Y si Sebastián Piñera opina que quizás no es del todo apropiado que la madre del alcalde Paredes, hombre de la UDI, Uberlinda Mansilla, venda cigarrillos de contrabando resulta un poco incómodo para el partido ¿Eso sería una intervención inadmisible por venir desde Santiago?
Los aspirantes a consejeros se mostraron cautos, pero también aseguraron que “nadie” podía imponerles una agenda. Se entiende, llevado al paroxismo, ni Dios puede bajar de las nubes y expresar un punto de vista bíblico a estos muchachos. No seamos alaracos. Más o menos comprendemos a qué se refieren. No quiere decir que estemos de acuerdo. Todo bien.
Existe, sí, en todo esto uno o dos errores conceptuales referidos al quehacer político de un funcionario elegido.
Primero. Puerto Natales y Punta Arenas son tierra de inmigrantes. Es más, son tierra de novísimos inmigrantes de Europa y Estados Unidos. En general no opinan mucho pero hacen y cuanto. Construyen sus emprendimientos en silencio y con ello mismo nos están diciendo algo.
Por otro lado, hay investigadores de los Hielos Continentales, de la Isla Madre de Dios, de los Canales, del Estrecho de Magallanes, larguísimo etc. No son de acá y sus “opiniones” sobre nuestro medioambiente y en ocasiones sobre nuestra propia cultura magallánica, aparecen en las principales revistas científicas del mundo. Ellos también “dicen” y sí que son “alguien”. Hasta Leo Di Caprio ha “dicho” algo de la región en su fervor ambiental.
El otro concepto, a ver. Un alcalde es la máxima figura ciudadana elegida entre los ciudadanos. No entre los quiltros o mascotas domésticas. Es un vecino que representa a sus vecinos. Y los consejeros son vecinos que, por una cuestión de distribución de la carga política, están más abajo y, por lo tanto, más cerca aun de ese otro vecino que eligió al alcalde.
En definitiva, si un medio de comunicación, vecino, poblador rural, vecino periodista, vecino locutor, vecino investigador de la mosca de la fruta, le solicita amablemente a un consejero y al mismo alcalde que “observe” un tema, pues, el alcalde y los consejeros deben tomarlo en cuenta. No ofenderse. No es una “patudez”, es un acto cívico con todas las letras. Un derecho.
Todo este asunto viene de Grecia y Roma, de ciudadanos y “bárbaros”.
Se aceptan quejas a la historia.