Cuando se modifican los cuerpos legales de un país y se traspasan competencias a las regiones a objeto de agilizar las acciones en los territorios, no se hace por dejar tranquilos a un grupo de ciudadanos que presionaron por tal cometido. Se hace por una necesidad que se acrecienta en el tiempo . Es por un imperativo de perfeccionamiento democrático que busca que las responsabilidades de la acción gubernamental bajen cada vez más al ciudadano. Se supone que este aprendizaje es transversal y que va mas allá de posiciones políticas en un momento determinado. Pero la respuesta al constatar la realidad es un rotundo no. Me explico:
Al poco tiempo que asumieron los Gobernadores Regionales, incluso días previos , la autoridad central pasó rápidamente a tomar resoluciones en sentido contrario. Entre gallos y medianoche y mediantes decretos , creo sin temor a equivocarme que incluso las decisiones fueron inconsultas , de ahí que muchas de las iniciativas que se tomaron por la autoridad suenan como la del picado , que no quiere perderlas todas y decide hacerles más difícil el camino a quienes con tantas expetativas de la gente tomaron democraticamente esta responsabilidad . Es decir poner la mayor cantidad de obstáculos para relantizar el ejercicio de las nuevas autoridades regionales democráticamente electas y que se hacen presentes por primera vez en nuestra historia y por voluntad de las personas que viven y sufren desde los territorios .
Este accionar por parte del gobierno central refleja , que está tan perdido como el primer día en que asumió y que no ha entendido los tiempos que vivimos y que carece de un sólido compromiso institucional con las regiones , pero también, sin duda, no hay un compromiso personal y moral con las necesidades de los territorios . Un compromiso que no solo constituye una exigencia de responsabilidad, más si viene del propio Jefe del Estado, como primer y último responsable de acciones e instrucciones que siguen y exigen por sus designados desde los territorios donde los ha ubicado , sino también es expresión de una falta de respeto y deber de lealtad al pueblo chileno que, al resolver y ratificar con su voto en libertad y en el ejercicio de su soberanía, determinó quienes encabezarían los gobiernos regionales . Por lo mismo les otorgó, este pueblo , legalidad y plena legitimidad democrática que solo el ciudadano puede entregar .
Buscar resolver los problemas de los territorios por las mismas personas que los viven se hace con un espíritu integrador de una sociedad con vocación libertaria , lo que no supone uniformidad, ni significa olvidar o suprimir la diversidad territorial, ni negar la pluralidad, sino asumir y reconocer a todas ellas en una realidad común en la que caben diferentes modos de pensar, de comprender y de sentir. El país en fin, que es de todos, construido por todos, y sentido y compartido por todos, no puede ser que una autoridad con niveles tan bajo de legitimidad como es el actual Presidente de la República, solo busque crear problemas .Finalmente, y como fundamento del orden político y la paz social, este gobierno carece de lo elemental y no tiene la suficiente visión para reconocer de verdad que los derechos y libertades de las personas e indistintamente de los espacios geográficos que habitan deben estar basados en la dignidad de la persona, en el respeto a la ley y a los derechos de los demás. No puede, ni debe terminar gobernando por vetos, decretos, instrucciones , memorandos y oficios.
Ante una situación planteada por el actuar del gobierno central , no podemos olvidar que a lo largo de estos años han sido autores de enormes equivocaciones, errores e insuficiencias denunciadas por partidarios y opositores . Como tampoco debemos silenciar que, por supuesto, son responsables de parte importante de los problemas políticos, económicos y sociales relevantes en esta crisis pandémica , social, economica y politica y en lugar de procurar que el bienestar llegue de forma efectiva a todos los ciudadanos, para que puedan contemplar su futuro con el ánimo y la tranquilidad de espíritu a los que tienen derecho , una y otra vez vuelve con la tozudez de la sin razón . Cuánta tontería, cuánta bajeza, cuánta maldad se esconde a veces bajo la máscara del buen sentido, decía el poeta Arturo Graf.
Si hay algo que ya a esta altura comprendemos a cabalidad , es que con este gobierno no lograremos nada bueno. Y también sabemos que para avanzar, para progresar con seguridad y confianza –para evolucionar–, hemos de sumar ese inmenso patrimonio de libertades, derechos y bienestar que anhelamos, no tenemos ninguna posibilidad con quienes nos gobiernan , pues ni siquiera tienen la voluntad de irse adaptando y acomodando una manera de hacer y de vivir a la realidad de cada momento; con espíritu crítico pero siempre constructivo , como debiera ser si de verdad se quiere actuar en la buena dirección.
Nada de eso ya es posible y debemos hacer los que hacían en antaño los viejos , que cuando querían que pasaran más rápidos los días , marcaban la fecha anhelada en el calendario y todos los días eliminaban numero a numero. De verdad con mucha ilusión, les quedan cada día menos momentos para seguir incordiando nuestras vidas , donde más que un facilitador hoy es un obstáculo , un pesado obstáculo del que nos queremos ya deshacer , para iniciar la difícil tarea de desarmar el daño causado.