Una de las primeras medidas de Gabriela Mistral fue despedir a todo el cuerpo docente que trabajaba en el Liceo de Niñas de Punta Arenas. La educadora había recibido instrucciones muy precisas del Ministro de Instrucción Pública de aquel entonces, Pedro Aguirre Cerda, en el sentido de elevar el nivel cultural del establecimiento, considerado como el “peor liceo fiscal de los 44 existentes en Chile”.
Junto con ello, el secretario de estado le encomendó a Mistral la ímproba labor de chilenizar un territorio donde el extranjero superabundaba. Consciente de la titánica tarea que le esperaba, la escritora implementó una serie de medidas que hasta hoy, perduran en el sistema educativo, como el uniforme escolar, las vacaciones de invierno y las actividades extra programáticas.
El trabajo de la directora se extendió al ámbito social. En la Sociedad de Instrucción Popular, Mistral organizó una de las primeras escuelas nocturnas para mujeres obreras. Los cursos fueron replicados posteriormente, en la decisión adoptada por el Centro Pedagógico de Magallanes de fundar con ayuda de la Junta de Alcaldes, nuevas escuelas de este tipo. En la página 121 del libro “Magallanes 1921-1952 inquietud y crisis”, del historiador Mateo Martinic Beros se consigna que para 1929 eran seis las escuelas que las impartían, con una matrícula de 174 alumnos. Escribe Martinic:
“Respecto de la llamada educación vocacional cabe consignar la creación en 1928, por resolución municipal, de la Escuela de Floricultura y Horticultura, por transformación de la escuela primaria número 17 de Punta Arenas, para la formación de niños en la práctica agrícola. Ese mismo año fue abierta la Escuela Vocacional para niñas”.
La escolaridad había crecido significativamente desde la implementación en Magallanes, de la Ley de Instrucción Primaria Obligatoria en 1917. En los datos aportados por Martinic, se observa que las escuelas fiscales de Magallanes contaban con 58 profesores, para una matrícula total de 2.251 alumnos, y una asistencia promedio de 1.659 estudiantes (73,7%). En tanto, las escuelas municipales con 26 docentes, tenían una matrícula total de 1.235 alumnos para una asistencia media de 991 alumnos (80, 29%), mientras que, las escuelas particulares que totalizaban a 52 profesores, disponían de una matrícula de 1.503 alumnos con una asistencia promedio de 1.263 educandos equivalente al 84 %.
Desde esta época, trasciende y adquiere protagonismo, el papel del Estado en la instrucción. Al respecto, el gobierno autoritario de Carlos Ibáñez del Campo (1927-31) fue el primero en realizar varias transformaciones en dicha cartera, las que perduraron y se profundizaron, por lo menos hasta 1980. En primer lugar, se creó el Ministerio de Educación Pública, entidad autónoma y separada del Ministerio de Justicia, con tuición en la educación primaria y secundaria y profesional; los archivos, las bibliotecas y los museos. La formación del profesorado experimentó también, una importante reorganización. Varias escuelas normalistas fueron clausuradas a causa de la reforma en los planes y programas que propendía el gobierno. Con todo, el ejecutivo fundó en 1930 la Escuela Normal Rural de Ancud, de profunda influencia en el austro.
Estos cambios continuaron durante el segundo gobierno del presidente Arturo Alessandri Palma (1932-38). La Escuela Normal de Preceptores N°1 pasó a llamarse Superior “José Abelardo Núñez” en marzo de 1933, mientras que, se reabría la Escuela Normal de Copiapó en 1935. Una de las primeras consecuencias que tuvo en Magallanes la reforma a la enseñanza en estos años, fue la necesidad de disponer de una institución que se dedicara a formar especialistas en el área administrativa y contable. De esta manera, surgió en Punta Arenas el Instituto Superior de Comercio en 1936.
En casi todo Chile, los recintos en donde se impartía la enseñanza carecían de la infraestructura y las comodidades mínimas para sostener las clases. Ello se hacía más evidente en la ruralidad. Para paliar este grave problema y reducir el déficit de establecimientos educacionales, el gobierno de Alessandri impulsó con capitales privados y fiscales, la formación de una corporación que en lo sucesivo, se preocupara de la construcción de escuelas y liceos, adecuados a la realidad climática y geográfica de cada provincia del país.
Se fundó entonces, el 14 de enero de 1937 la Sociedad Constructora de Establecimientos Educacionales, que fue el instrumento que permitió al presidente Pedro Aguirre Cerda llevar a la praxis su promesa de campaña: gobernar es educar. El nuevo mandatario respaldó el desarrollo de la educación técnico profesional en todos sus niveles. A modo de ejemplo, en Punta Arenas se crearon la Escuela Industrial y la Escuela Técnica Femenina.
El Estado prosiguió su fortalecimiento de la educación. En el verano de 1944 el presidente Juan Antonio Ríos Morales inauguró en Punta Arenas, el flamante Grupo Escolar del Barrio Prat, que cobijaba a los establecimientos de Niñas N°3 y de Hombres N°15. Más tarde, la comunidad de Puerto Natales iniciaba una campaña para llamar la atención del gobierno de Gabriel González Videla con miras a obtener financiamiento para la construcción de un grupo escolar lo que se materializó en 1949. El nuevo edificio, inaugurado el 2 de abril de 1951, albergaba a las antiguas escuelas, Fiscal N°1 de Hombres, N°2 de Mujeres, Mixta N°3, recibió inicialmente el nombre de Escuela Centralizada Co educacional, aunque todos los vecinos de Última Esperanza la conocieron como “Escuela Consolidada de Experimentación”. En la página 380 del tomo II de “Natales cien años de historias”, de los profesores Ampuero, Cea y Cid se lee:
“Por décadas, la ´Consolidada´ fue el principal establecimiento de educación pública que tuvo Puerto Natales, el más amplio, el más cómodo y el de mayor matrícula en la localidad”.