Desde 1938 a 1980 inclusive, el país experimentó un crecimiento sostenido de la matrícula escolar y en la reducción gradual del analfabetismo en las zonas rurales. A nuestro entender, fueron tres los pilares que hicieron posible este avance:
En primer lugar, la incorporación del Estado con la elaboración de políticas públicas en el área de la educación, canalizadas por intermedio del ministerio de Educación (1927), a objeto de direccionar, planificar y ejecutar los planes de enseñanza en todos los niveles, preescolar, primaria, secundaria y universitaria. El rol activo del Estado en esta materia se acrecentó con la llegada a la presidencia de la nación, del profesor y abogado Pedro Aguirre Cerda en 1938. Recordemos, que durante su administración de tres años (el presidente falleció en el ejercicio del poder), la matrícula escolar en los dos primeros niveles se incrementó de 110 mil a 616 mil alumnos. De esta época, data la incorporación de las antiguas escuelas municipales a la tuición del ministerio de Educación.
En segundo término, la inserción paulatina del Estado en el planeamiento de la educación, trajo consigo el fortalecimiento de la actividad del magisterio. En cada región del país, se creó una Dirección Provincial para organizar toda la documentación existente que permitió racionalizar los presupuestos y dejar a cada provincia la cancelación de los sueldos de los docentes. La acción sindical creció de manera significativa, a contar, de 1928, con la implementación de la reforma a la enseñanza propiciada por el primer gobierno de Carlos Ibáñez del Campo.
En ese entonces, se conformó la Asociación General de Profesores (AGP) que reunía principalmente a los profesores primarios y luego, de varias tratativas con otros grupos menores, pero igual de importantes como el Frente de Maestros (FM), el Frente Económico del Magisterio (FEM) compuesto casi exclusivamente por maestras; el Frente de Profesores Secundarios y el grupo sindical de los trabajadores de la enseñanza (paradocentes) fundaron el 26 de abril de 1935, -algunos documentos sostienen que fue en enero del 36-, la Unión de Profesores de Chile, que acordó instituir una sola voz en cuanto a las demandas de los maestros, pasando dicha agrupación, a formar parte de la Confederación de Trabajadores de Chile (CTCH), organización constituida en el Frente Popular, una coalición política que como sabemos, respaldó la candidatura presidencial de Pedro Aguirre Cerda y más tarde, colaboró activamente en las realizaciones de su gobierno como en el de su sucesor, Juan Antonio Ríos Morales.
La UPCH comenzó a celebrar a partir del 11 de septiembre de 1943 el Día del Profesor, costumbre que se mantuvo inalterable por lo menos, hasta el 11 de septiembre de 1973. Sin embargo, la ruptura del Frente Popular y la necesidad que los distintos gremios tuvieran más autonomía, motivó a que en 1944 se reorganizaran los docentes en la Federación de Educadores de Chile, (FEDECH) institución que se mantuvo activa hasta 1970 en que las diversas agrupaciones de docentes y paradocentes, se reagruparon nuevamente, constituyendo el poderoso Sindicato Único de los Trabajadores de la Educación (SUTE), puntal de las principales reformas y demandas que experimentó la educación en Chile durante el gobierno de la Unidad Popular (1970-73).
Un tercer punto que posibilitó el avance de la educación fue el gigantesco esfuerzo desplegado por la Sociedad Constructora de Establecimientos Educacionales (SCEE) que mejoró y elevó notablemente el nivel y la calidad de la infraestructura en colegios y liceos del país. En el caso de Magallanes, como anotamos anteriormente, la nueva modalidad debutó con el estreno del complejo ubicado en el Barrio Prat de Punta Arenas, en el verano de 1944 cuando el presidente Juan Antonio Ríos inauguró las dependencias de las escuelas N°3 de mujeres y N°15 de hombres de aquel populoso sector. Al respecto, en la página 347 de su libro “Magallanes 1921-1952 inquietud y crisis”, el Premio Nacional de Historia Mateo Martinic Beros, puntualizó sobre el nivel de la escolaridad en nuestra región en 1948:
“Entonces había en funcionamiento en toda la Provincia un total de 42 escuelas, que admitían la siguiente clasificación: 33 escuelas comunes; 1 escuela ambulante para niños y adultos; 3 escuelas vocacionales; 1 escuela hogar y 4 escuelas para adultos”. Y concluye con esta afirmación, que revela y comprueba la incidencia y participación del Estado en el desarrollo de la educación: “Del total de establecimientos, 28 eran fiscales, con una matrícula de 3.833 alumnos y una asistencia media de 3.290, y 14 particulares, con 1.224 alumnos matriculados, de los que asistían regularmente 1.193”.
A continuación, Martinic cita al escritor, economista y geógrafo Carlos Keller (de ideas nacionalsocialistas), que publicó una crónica en el vespertino “El Magallanes”, el 21 de junio de 1952, en que aseguraba que “ninguna ciudad de Chile –sin excluir a la capital- tenga más escuelas e institutos que Punta Arenas”.
Para aquel entonces, la SCEE había entregado en 1946 el moderno local de la Escuela Técnica Femenina ubicada en calle Ecuatoriana (Carrera Pinto) con Magallanes, mientras se comenzaban a edificar los nuevos y amplios recintos para el Instituto Superior de Comercio, el Liceo de Hombres, el Liceo de Niñas y la Escuela Industrial. En este sentido, en octubre de 1956 se entregó a la comunidad de Punta Arenas el Grupo Escolar Mixto Yugoslavia, que fusionó los vetustos locales de las escuelas N°6 de mujeres y N°11 de hombres, en el barrio yugoslavo (hoy croata) de nuestra ciudad.
Recordemos que el presidente Gabriel González Videla había creado en 1947, la Universidad Técnica del Estado (UTE) sumando una nueva casa de estudios superiores a las ya existentes, despertando el interés de Magallanes por tener una institución universitaria en el austro.