Más que decir “ganó Massa” este domingo uno podría asegurar que “perdió Milei”.
Así de enredado y complejo es el panorama de la Argentina de hoy y de los últimos años. Nos referimos al actual Ministro de Economía y candidato presidencial, Sergio Massa, y al legislador y candidato él mismo, Javier Milei.
La candidata de Juntos por el Cambio, Patricia Bullrich, quedó en tercer lugar y fuera del balotaje.
Cuesta entender cómo es que más de 9 millones de argentinos optaron por votar al ministro de la crisis y dejaron atrás a Bullrich una política con sólida imagen y a Milei, el salvador de discursos encendidos que triunfó en las llamadas PASO semanas atrás.
Pero si se atiende a la historia reciente y no tanto, se comprenderá que los argentinos en principio (y a esta altura) votan para asegurar la gobernabilidad, es decir, por cierta estabilidad en la tormenta.
Y en la Argentina hace años que sólo hay mal tiempo.
Existían dudas en la sociedad y en la opinión de los analistas políticos respecto de la capacidad de gobernar por parte de los candidatos que sacaron menos votos que Massa. Gobernabilidad, en términos argentos, implica la capacidad de mantener entre ciertos límites las expresiones del entramado local.
Argentina no es un país pobre aunque el 40% de su población se encuentra en ese lugar del tablero. Parece increíble que en la nación del grano y de la carne, líder mundial en ambos sectores, haya gente que no tiene para comer.
Así es y así ha sido desde su fundación el país de Carlos Gardel, Maradona, Messi y Borges. Una contradicción propia de la literatura mas ficcional.
El mismo país que exhibe con periodicidad problemas informáticos en sus fronteras, envía satélites al espacio exterior y produce reactores nucleares. Insólito. Increíble.
Apenas unos números. La Argentina exportó en 2022 USD 40.438,1 millones en concepto de granos y derivados, otros USD 3,454 en carne, y otros USD 7,300 millones estuvieron asociados a la industria del software.
Proyecciones del sector indican que gracias al yacimiento Vaca Muerta el país podría recibir ingresos por USD 29,100 millones en el 2030 por la venta de gas y petróleo.
Pero este fin de semana votó a una figura que pertenece al gobierno actual y que todavía navega en aguas turbulentas. Ese gobierno actual que tiene un presidente, Alberto Fernández. Un mandatario decorativo, abandonado y simbólico.
Otro síntomas de un país de película.