Centenario del libro “Desolación”. Primera parte. [Por Víctor Hernández Godoy]

16 de octubre de 2022

En este año 2022 conmemoramos el centenario de la primera edición de varios libros, que forman parte de un cuadro selecto, de relevancia, de la literatura universal.

Para empezar tenemos la novela “Ulyses” de James Joyce, que para muchos críticos literarios, cambió para siempre la estructura de una obra narrativa de largo aliento. La influencia de esta novela se hizo sentir en autores como Virginia Woolf (La señora Dalloway) y William Faulkner (El ruido y la furia) principalmente, y luego, en los autores del llamado “Boom Latinoamericano”, como Juan Rulfo, (Pedro Páramo); Alejo Carpentier, (El siglo de las luces); Carlos Fuentes, (La muerte de Artemio Cruz); Augusto Roa Bastos, (Hijo de hombre); Juan Carlos Onetti, (El astillero); Gabriel García Márquez, (Cien años de soledad); Julio Cortázar, (Rayuela); Mario Vargas Llosa, (La ciudad y los perros).

Precisamente, en América Latina otros tres títulos se aprestan a celebrar su propio centenario. Nos referimos en primer término, al poemario “Trilce”, del gran autor peruano César Vallejo, uno de los más importantes poetas del siglo XX, que rompe los cánones tradicionales incorporando elementos vanguardistas -dentro de un sello muy personal-, a lo que fue su primera producción literaria “Los Heraldos Negros”, un bello texto inmerso todavía, bajo el influjo del modernismo característico de la época.

En Chile, dos notables poetas dieron a conocer obras que abrieron un nuevo cauce en el estudio de nuestra literatura. En 1922 Pablo de Rokha auto editó en Santiago su mítico libro “Los Gemidos”, que tuvo una fría recepción de lectores y una despiadada crítica de parte de los eruditos, todavía enclaustrados en las formalidades de la poesía decimonónica que pregonaban Rubén Darío o Amado Nervo, ignorando que el creador nacido en Licantén iniciaba su extensa y vital obra literaria sintetizada por el mismo Pablo Neruda años más tarde con la siguiente metáfora: “Es un potro de fuego remontándose hacia el cielo”.

Y dentro de este marco de festividades de la literatura mundial, tenemos un libro que nos enorgullece como magallánicos. “Desolación”, el primer texto de la educadora Gabriela Mistral, que como sabemos fue escrito en gran parte durante su estadía en el austro, en momentos en que ejercía la dirección del Liceo de Niñas de Punta Arenas. Aquí, en la capital del antiguo Territorio de Magallanes y en el pequeño hotel de “Tres Pasos” en la hoy provincia de Última Esperanza, se dio forma a los versos y, a las breves narraciones que estructuran uno de los títulos más trascendentes producidos por la literatura latinoamericana en toda su historia.

Como sabemos, Gabriela Mistral estuvo en la Patagonia entre el 18 de mayo de 1918 y el 5 de abril de 1920. Desde aquí salió hacia Temuco para dirigir el Liceo de Niñas de esa ciudad, cargo que desempeñó por espacio de una temporada, para luego de un breve y desafortunado paso por Santiago, donde postuló a la dirección del Liceo N°6, decidió partir hacia México en compañía de su amiga la escultora Laura Rodig.

Por aquel entonces, Mistral ignoraba que desde el verano de 1921 el académico de ascendencia hispana Federico de Onís, director del Instituto de las Españas, organismo vinculado a la Universidad de Columbia en Nueva York, se hallaba leyendo y estudiando poemas suyos publicados en distintos medios periodísticos chilenos, incluyendo varios textos editados durante su permanencia en Punta Arenas, en la prensa del vespertino “El Magallanes”.

De Onís comenzó a cartearse con Mistral cuando la educadora todavía se encontraba en Chile. En varias misivas le insinuó que la calidad de su trabajo poético ameritaba ser conocido en Norteamérica por medio de una posible publicación.

De modo que cuando Mistral inició su famoso periplo mexicano, en julio de 1922, el original de “Desolación” vivía su propio proceso de edición en manos de académicos del Instituto de las Españas. Desde Nueva York le sugirieron a Mistral el título del libro, propuesta que fue acogida por la escritora quien a cambio, solicitó que se incorporara la siguiente dedicatoria: “Al señor don Pedro Aguirre Cerda y a la señora doña Juana A. de Aguirre, a quienes debo la hora de paz que vivo”.

Hoy día sabemos, por los estudios realizados principalmente por el poeta Jaime Quezada, -uno de los más acuciosos investigadores de la obra mistraliana- que la primera edición de “Desolación” terminó de imprimirse en el transcurso de la primera quincena de octubre de 1922, es decir, hace exactamente un siglo.

Tanto en Magallanes, como en la región de Coquimbo, autoridades y personalidades del mundo de la cultura han recogido este hito histórico para festejar a Gabriela Mistral. En nuestro caso, la Secretaría Regional de las Culturas, las Artes y el Patrimonio en conjunto con la Mesa Ciudadana del Plan Nacional de la Lectura, profesores y escritores, conmemoran el centenario de la primera edición de “Desolación”, impulsando una serie de actividades que incluye para la semana que se inicia, la realización de cuatro conversatorios los cuales serán televisados por UMAG TV: “Motivos de Gabriela Mistral: educación, política, medioambiente, indigenismo, infancia, juventud y religiosidad”; “Influencia de la obra Desolación en el concierto latinoamericano”; “Tres ejes: anarcosindicalismo, masonería y religiosidad” y “Pensamiento crítico de Gabriela Mistral sobre el feminismo del siglo XX”.

El jueves 20 de octubre, en los salones de la Quinta Compañía de Bomberos, el poeta Jaime Quezada dictará una conferencia abierta a todo público titulada “Conversación y poesía” donde se explayará sobre los autores Gabriela Mistral, Ernesto Cardenal y Roberto Bolaño.

Eso para empezar…

Escrito por: Víctor Hernández Godoy, escritor, historiador.