Durante el transcurso de la semana que finaliza tuvimos la oportunidad de viajar a Chiloé para participar en dos eventos que forman parte del extenso programa de actividades que se están realizando en la isla Grande con motivo de la conmemoración del 180 aniversario de la Toma de Posesión del estrecho de Magallanes, proeza náutica y humana efectuada por los tripulantes de la goleta Ancud, luego de un periplo de cuatro meses de navegación, desde el 23 de mayo al 21 de septiembre de 1843.
En la sede del club “Torino” en Quellón, asistimos al IX Seminario sobre Educación Artística y Patrimonio Cultural de Chiloé, donde expusimos algunas ideas y acontecimientos producidos en distintos momentos de nuestra historia magallánica, como consecuencia de la migración chilota a la Patagonia. En tanto, en la Biblioteca Pública de Castro ofrecimos una charla referida a la dramática situación de millares de chilotes en las huelgas patagónicas en la provincia de Santa Cruz, Argentina, a fines de 1921 y comienzos del año 22.
En medio de todo el ajetreo, recibimos de obsequio el ejemplar del libro, “Chiloé en la Historia”, de los profesores Felipe Montiel y Alejandro Orellana. Al recorrer sus páginas y, a medida en que nos adentrábamos en sus capítulos, comprendimos que el texto puede ser un manual indispensable para estudiar la evolución histórica del pueblo chilote. Concebido inicialmente, como material de apoyo didáctico para las escuelas chilotas, nos parece que este libro es recomendable para su lectura no sólo para alumnos y docentes de colegios y liceos, sino que también, para investigadores y público en general.
Consideramos además, que “Chiloé en la Historia” es un texto que debiera ser conocido aquí en Magallanes y en la Patagonia. Para empezar, se trata de un libro ameno, de fácil lectura, que se puede revisar sin tener que evitar las complicaciones que ocasionan los metalenguajes propios de las ciencias sociales, y el exceso de citas bibliográficas a pie de página, recurso del que muchos autores abusan en sus trabajos y que finalmente, sólo contribuye a dificultar la lectura, a quienes se inician en estos tipos de estudios.
“Chiloé en la Historia” comprende un total de veintinueve capítulos, de los cuales, seis de ellos están vinculados directa o indirectamente con Magallanes y la Patagonia en su conjunto. Por ejemplo, el acápite sobre “Navegantes ingleses en los archipiélagos australes: John Byron y el naufragio de la fragata Wager”, está basado enteramente en el diario del propio Byron publicado por primera vez en 1768. Recordemos que la fragata “Wager” naufragó en las islas Guayanecos el 14 de mayo de 1741 y Byron, a la sazón un guardiamarina de 18 años, fue trasladado a Chiloé por unos canoeros chonos. Después de permanecer dos años en la Isla a cargo de sacerdotes jesuitas, retornó a Inglaterra para continuar tiempo después, su carrera en la marina británica. En 1764 al mando de la fragata “Dolphin” efectuó una vuelta al mundo. Byron fue abuelo del famoso poeta romántico inglés George Lord Byron, autor de obras como “Don Juan” y “La peregrinaciones de Childe Harold”.
En cambio, en el capítulo “El viaje de la goleta Ancud y la toma de posesión del Estrecho de Magallanes” los autores nos señalan que en la construcción de la nave se emplearon enteramente maderas de Chiloé y que la obra fue ejecutada por carpinteros de ribera de la zona. Con la “Ancud” comienza la poderosa migración chilota hacia la Patagonia, cuya mano de obra contribuyó a levantar muchas de las futuras ciudades del austro chileno y argentino.
Uno de los episodios más significativos es “El llanto del Baker: los chilotes en la Isla de los Muertos” o la tragedia olvidada en extrañas circunstancias de al menos 59 obreros chilotes enviados a trabajar en 1906 a la zona de Bajo Pisagua, lugar distante a tres kilómetros de Caleta Tortel, inhóspito lugar que en aquel entonces, formaba parte del Territorio de Magallanes. Los investigadores sostienen, que podrá develarse el misterio de los muertos, sólo por medio de estudios científicos en los restos de los obreros que fallecieron inmediatamente al volver a Chiloé, lo que podría ayudar a dilucidar si hubo presencia de enfermedades, cianuro, u otros químicos, en los trabajadores muertos en el Baker.
A su vez, en “Los chilotes: carpinteros de ribera e intrépidos navegantes”, los profesores Montiel y Orellana nos recuerdan algunos hitos de esta verdadera industria naval insular que facilitó la navegación y el intercambio comercial con distintos puertos de Chile, en particular, en el sur y en la Patagonia.
Por último, los capítulos “Chiloé y la Patagonia: vínculos de ayer y hoy” y “Los chilotes en las huelgas patagónicas”, revelan un aspecto esencial de la migración de este pueblo, la cual supera la clásica versión que reduce a sus habitantes y los distingue por su gastronomía, sus mitos y leyendas. Aquí, el elemento chilote es mostrado como un factor clave en la constante dinámica laboral de la Patagonia con sus avances socioeconómicos, científicos y culturales.
Felipe Montiel Vera (1961) es profesor de Historia y Geografía de la Universidad de Concepción, autor de varios libros y documentales sobre el Patrimonio Cultural de Chiloé. Ha recibido varios premios entre ellos, el Regional de Historia y Patrimonio en 2011. Alejandro Orellana Ceballos es profesor de Historia y Geografía de la Universidad de la Santísima Concepción y Master en Historia de las Independencias Iberoamericanas por la Universidad Jaime I, de España.
“Chiloé en la Historia” que incorpora una abundante bibliografía, un listado de diarios consultados e incluso, una fe de erratas, fue patrocinado por el Centro de Estudios y Difusión del Patrimonio Cultural de Chiloé, ubicado en Castro, este año 2023.