No fue una frase feliz.
Pero, últimamente, las frases felices del presidente Alberto Fernández escasean.
Estaba en plena charla con los medios junto al jefe de gobierno español, Pedro Sánchez, cuando queriendo parafrasear a Octavio Paz le salió un párrafo cocinado en el delirio.
Dijo.
“Los mexicanos salieron de los indios, los brasileños salieron de la selva, pero nosotros los argentinos llegamos de los barcos, y eran barcos que venían de allí, de Europa, y así construimos nuestra sociedad”.
Tal cual.
Sanchez lo miraba con el rostro de piedra. Los ojos vidriosos. Extrañados.
¿Se supone que es un elogio a los pueblos que no tuvieron que usar los botes?
Parece preguntarse el jefe español.
En la Argentina, Sudamericana y Centroamérica entendieron que Fernández utilizaba mal y pronto la letra de Paz para demostrar que en el mundo hispano americano, los argentinos son, en realidad, europeos mientras los demás, digamos, indios de por acá no más.
No está mal ser indio, quiso aclarar Fernández luego de su alocución y de que las memes estallaron cómo una bomba atómica.
De todos modos quedó en el aire la idea de que venir de los franceses, italianos, españoles o, que decir, de alemanes y suizos, es mejor.
O tal vez quiso decir otra cosa, pero ya es tarde.
Lo dicho, dicho está.
En este marco, no estaría demás preguntarle de dónde cree él que descienden los chilenos.
¿De la montaña? ¿De los glaciares? (por lo que seríamos algo así como mujeres y hombres de las nieves), ¿de los botes chilotes?
La duda queda picando y no sería un esfuerzo vano que la diplomacia le consulte allá en Buenos Aires. Digo, solo para estar seguros.
Aquí abrimos el debate, ¿De dónde descienden los chilenos, no según la historia, sino según el presidente Fernández?