María Luisa Muñoz, presidenta de la Comunidad Yagán de Bahía Mejillones, comenta que la participación de los representantes de Pueblos Originarios en la convención constituyente es relevante.
Entre los temas que deberían quedar zanjados en la propuesta de nueva Carta Magna, Muñoz estima que la prioridad debería ser el reconocimiento de las culturas aborígenes de nuestro país.
Para la dirigente, la descentralización también es de los capítulos más importantes para las etnias, ya que por ejemplo el pueblo Yagán se encuentra concentrado en un territorio determinado.
“Nuestra comunidad trabaja en la protección de nuestro espacio marino, nuestro espacio costero. Es esencial para el Pueblo Yagán”, declara la presidenta de la comunidad.
Muñoz agrega que lamentablemente la naturaleza no es sujeto de derecho, lo que impide muchas veces ir en su defensa.
Además, la comunidad posee solamente una sola herramienta para impedir que se instalen las salmoneras en territorio yagán, que es la ley que crea los Espacios Costeros Marinos Pueblos Originarios (ECMPO).
Según detalla la Subsecretaría de Pesca (Subpesca), los ECMPO son espacios marinos delimitados, cuya administración es entregada a comunidades indígenas o asociaciones de ellas que han ejercido el uso consuetudinario de dicho espacio constatado por CONADI.
Sin embargo, incluso este recurso no ha sido efectivo del todo, ya que según comenta Muñoz “nosotros presentamos un ECMPO por segunda vez, que fue rechazado por la Subpesca. Entonces, nosotros quedamos de manos atadas y hoy la convención tiene que trabajar en esa línea también”.
Respecto del trabajo para impedir que las salmoneras se instalen en la costa de Isla Navarino, Muñoz comenta que sólo comenzaron a recibir apoyo luego de protestar ante la visita de los reyes de Noruega a la región.
“Tuvimos muchos apoyos desde fuera. Greenpeace ha estado junto a nosotros. Costó tener el apoyo de las autoridades (…) Somos la ciudad más austral del mundo, somos reserva de la biosfera, área de desarrollo indígena, puerta de entrada a la Antártica, tenemos todos esos títulos, pero no podemos defender el territorio ante una industria tan dañina como es la salmonera”, comenta Muñoz.