-Como un referente de la medicina alternativa, que nació en India y fue criado como hindú antes de abrir un centro terapeútico en California, ¿qué le llevó a escribir su libro, “Mahoma”, una biografía novelada del profeta musulmán?
-Yo había escrito previamente “Jesús”, y crecí en un ambiente donde los niños de mi escuela eran musulmanes o judíos o Zoroastro. Nueva Delhi tiene una mezcla muy ecléctica. No había ninguna animosidad. Dicho esto, mis abuelos eran de prejuicios e islamófobos. Si la sombra de un musulmán cruzaba el cuerpo de mi abuela, ella – que vivía con nosotros –iba a casa y se daba una ducha.
-¡No!
-¡Sí! Mi padre era médico cardiólogo del ejército. Era muy secular, y discutíamos acerca de los prejuicios de mis abuelos y de cómo nosotros nunca seriamos así. Esa fue mi crianza. Siempre estuve interesado en profundizar en la vida del Profeta.
-El Mahoma que emerge de su libro no es totalmente digno de admiración. Es un huérfano temeroso, un analfabeto que va detrás de sus visiones hasta que finalmente se convierte en un guerrero. ¿Le preocupa que alguien emita un fatwa en su contra?
-Escribí el libro objetivamente y con respeto. Más allá de eso, no puedo controlar la reacción de nadie.
-Es muy creativo de su parte el capítulo narrado por Eli, un escriba judío que es empleado por Mahoma para que le siga a todas partes y anote cada una de sus observaciones.
-Medina tenía una población judía. Los Judíos eran quienes sabían leer y escribir. Los árabes, incluido el Profeta, eran en su mayoría analfabetos. Un escritor de ficción histórica tiene sus licencias poéticas.
-¿Cree posible que el Corán fuera escrito en realidad por judios?
-¿Por qué hay tantas referencias a Moisés y a los profetas en el Corán? No me sorprendería que escribas judíos hayan insertado mucho de eso.
-Los persas también eran muy letrados. Nos dieron los poemas de Rumi, el Sufí místico.
-Todo el mundo dice que no hay musulmanes moderados, y que si los hay, nunca se expresan. Los Sufis son de hecho los reformistas. Imam Rauf y su esposa son sufíes y reformadores, durante años han hecho un gran trabajo.
-Usted se refiere a Feisal Abdul Rauf, quien supervisa el centro islámico previsto en el Bajo Manhattan. ¿Está diciendo que el sufismo representa la rama reformista del Islam?
-Sí. El Islam tradicional es una mixtura de las diferentes formas de obedecer a Alá, y si eso requiere de militancia, que así sea. Por su lado, el sufismo exalta la belleza, la intuición, la sensibilidad, el afecto, el cuidado y el amor, cualidades asociadas a lo femenino.
-¿Ve usted algún paralelismo entre los sufíes y la New Age?
-La New Age semeja una bolsa donde se mezclan distintas cosas. No me gusta el término porque en muchos sentidos bastardea algunas de las grandes tradiciones.
-¿Cree en la existencia de Dios?
-Sí, pero no como la figura de un hombre blanco muerto.
-¿Cómo definiría la espiritualidad en contraposición a la religión?
-Conciencia de uno mismo y conciencia de las necesidades de las otras personas.
-Si alguien le pregunta cual es su religión ¿qué le dice?
-Digo: Dios dio a los humanos la verdad, y luego vino el diablo y les dijo: “Vamos a organizarla, vamos a llamarla religión.”
-Al menos la religión no tiene costos para los fieles. ¿No es caro asistir a uno de los retiros de meditación en el Centro Chopra?
-Apenas si estamos en el punto de equilibrio. Es un trabajo muy intensivo, y el seguro no lo cubre, aunque hay algunos avances al respecto. Además las religiones aceptan donaciones y no pagan impuestos. ¡Mire la riqueza del Vaticano!
-¿Deberían los seguros cubrir las clases de meditación?
-Sí. Si las compañías de seguros de salud pagaran las clases sobre como mejorar el estilo de vida, se ahorrarían enormes sumas de dinero. Hay que entender que hoy la medicina alternativa es el mainstream.
Traducción: Claudio Andrade