En el invierno de 2017 en Puerto Natales un grupo de personas, entre ellos dos carabineros fuera de servicio, golpearon brutalmente al músico Gonzalo Muñoz en plena calle ante la mirada espantada de otros vecinos. El joven murió un año después como consecuencia de sus graves heridas.
En los años siguientes se registraron numerosas peleas callejeras afuera de los bares, corridas y rotura de vidrios incluso frente a la municipalidad de la ciudad y a pocas cuadras de la comisaría. Varios de estos hechos quedaron registrados en cámaras privadas o de vigilancia. No hubo mayores consecuencias legales.
En el pasado reciente se han multiplicado las quejas por presuntos maltratos en el sistema de atención del hospital, largas esperas en los servicios de salud en general. También viene siendo denunciada la precariedad con la que viven abuelos en algunos barrios de Natales, con escaso dinero, cobijo, comida y protección.
En agosto de 2023 falleció el contador Darwin López, quien no fue autorizado por la justicia para recibir una medicación imprescindible, mientras soportaba la audiencia y encarcelamiento en el marco de un mega operativo de la PDI local.
En octubre de 2023 una funcionaria de la Delegación Presidencial de Natales denunció abuso sexual contra otro compañero. Su superior. Poco y nada se ha sabido del caso hasta ahora. Silencio total.
También a fines del 2023 el COSAMA anunció el cierre del Hogar de Ancianos “Nuevo Atardecer” dejando en la calle a casi una docenas de adultos quienes no pueden convivir con sus familias debido a su complejo estado de salud física y mental. Finalmente el municipio de Natales decidió hacerse cargo de esta institución y subsanar esta aberración emitida desde el gobierno nacional.
Pero en el mismo año se cancelaron las actividades de un programa local de violencia contra la mujer en una ciudad que justamente exhibe históricos récords nacionales en la materia.
La semana pasada una señora de 80 años sufrió la fractura de una extremidad mientras intentaba contener a un trabajador temporal que se encontraba, en apariencia, bajo los efectos de estimulantes en la residencial de su propiedad donde pernoctaba. Fue apresado por al menos 4 carabineros.
Un informe de Contraloría Regional de 2023 reveló el precario estado de las escuelas en Natales. A pesar de este documento la mayoría de las instituciones locales empiezan a transitar el invierno de 2024 con problemas de calefacción, control de plagas y otros problemas estructurales.
Hace unas horas una mujer tuvo su bebé en el estacionamiento del hospital pocas horas después de ser despachada a su casa por el personal médico.
Puerto Natales tiene apenas unos 20 mil habitantes y la lista de acciones contra la ley y negligencias del sistema público que debería proteger a los ciudadanos son abrumadoras. Mucho más que preocupantes.
En el propio tejido social se observa una indiferencia histórica hacia los demás.
¿Cómo llegamos a este nivel de indolencia comunitaria? ¿Cuándo decidimos como sociedad que el otro vale “callampa”? ¿En qué momento optamos no mirar más allá de nuestras narices para siempre?
Es probable que el mundo entero, nuestra civilización, está contagiada de un virus de narcisismo que nos impide levantar la vida del celular. Es cierto. Hay escasas dudas al respecto. Pero aun así, que triste, que patéticos nos vemos en el espejo.
En las redes se escuchan quejas increíbles contra el personal médico que indican que abunda más la pasión por tomar mate que por atender al projimo que sufre. ¿Es real esto? ¿Es auténtico lo que se relata en Facebook? Porque si lo es…
Que dos carabineros de civil masacren a un joven músico natalino es además una simbología cruel que nos interpela como sociedad. Como organismo de pares. Nos retuerce. Que un trabajador ataque a una abuela. Que un contador se muera porque la justicia (si, la Justicia) le niega la medicina que puede sostenerlo con vida. Que una madre tenga a su hijo a pasos de una institución médica pública. En un estacionamiento con 6 grados bajo cero. Que los comunicados del hospital y del Servicio de Salud de Magallanes parezcan escritos por un androide que no quiere hacerse cargo de nada humano. Tanta apatía. Tanta insensibilidad.
Estamos ante la evidencia de una época pobre, mezquina y que pronto, hoy, debemos dejar atrás. Como sea. Aquí es donde las autoridades, nuestros representantes, deben dar la cara e ir al frente.