Por Claudio Andrade
Al tiempo que la victoria de Antonieta Oyarzo significa el inicio de una nueva administración, también marcó el final de la carrera política de Ana Mayorga, su principal oponente.
En un video, acompañada por su familia, Mayorga se despidió de la actividad pública con una frase simple después de felicitar a su competidora. “Este es el punto final de mi carrera política, se lo prometí a mi familia que si hoy día yo era derrotada tenía que dar un paso al costado”, indicó. “He dejado mucho tiempo y muchas horas al lado de mi familia para servir a las personas de mi comunidad”, agregó.
La salida de la escena política de Mayorga es un hecho de fuerte carga simbólica. Hasta que la elección se le puso cuesta arriba, Mayorga se mostraba como la heredera indiscutible del alcalde Fernando Paredes, hombre insignia de la UDI en Magallanes.
En la decisión de Mayorga se esboza el agotamiento de años de desempeño político, pero además el cansancio de una “situación” que involucra a Paredes y la arrastró a ella misma hacia la derrota.
La respuesta de Paredes en ese y otros programas fue que su candidata ganaba tranquila por 1000 votos. “Al final están las obras”, concluyó el alcalde haciendo referencia a que la gente votaría pensando en los ventanales del nuevo edificio municipal o en el asfalto de los barrios.
No fue así. El vecino votó recordando la indemnización de 43 millones que Paredes autorizó a un empleado, inmediato recontratado, en los ruidos que generaron todas las obras de envergadura en la localidad, en los 2000 millones de pesos perdidos en juicios, en los millones asignados a “Cultura”, al contrabando también millonario adjudicado a su madre, Uberlinda Mansilla, del cual él no dijo una palabra.
La gente llevó hasta la urna una idea distinta. Optó por creer en el discurso renovador de Oyarzo y sobre todo en sus consignas. Porque la candidata independiente triunfó en base a propósitos que son, en este caso, superadores de una plataforma política.
La marcha de Mayorga, implica, sin duda, el ensombrecimiento de Paredes. Su figura comenzó a perder nitidez hace unos meses cuando se escucharon las quejas más importantes y fundamentadas acerca de los errores de su gobierno. A sus corridas inexplicables. Y a su silencio respecto de todo esto.
Perdió Mayorga y perdió Paredes. Y con ellos la UDI. Porque aquellas 3008 personas que apoyaron a la candidata de la UDI ahora mismo, en el día después, se encuentran huérfanas de sus dos líderes de partido. ¿Los encantará en el futuro Oyarzo con su discurso independiente? Queda por verse.
“Usted no lo puede ver porque está adentro del municipio”, le subrayó Ruiz. En una advertencia que vale para cualquier político.
El sociólogo se refería al tsunami que él observaba desde la orilla. Una ola gigante que se iba a llevar puesta una administración entera y tal vez a una forma de hacer política en Chile.