Siempre es bueno tener en cuenta voces respecto del anhelo histórico de la toma de decisiones en pos de las necesidades locales y llevadas a cabo con pertinencia regional. Edmundo «Pocho» Leiva y Dalivor Eterovic nos entregaron sus análisis al respecto, sobre todo después de las polémicas generadas desde la Delegación Presidencial con oficio de por medio y prohibición a los seremis de reunirse con la máxima autoridad de Magallanes, el gobernador regional, no sin antes coordinar o «pedir permiso» a la representación de Sebastián Piñera en la zona.
Para Leiva el «hablar de descentralización y Regionalización es parecido pero no es lo mismo. La descentralización se refiere a un proceso de reforma del Estado en el que los Gobiernos centrales son capaces de otorgar mayores atribuciones administrativas, políticas y fiscales a los Gobiernos Regionales y Locales. La Regionalización mas bien se refiere a la distribución territorial o espacial de las organización del administrativa del país, que no necesariamente significa un mayor traspaso de poder en la toma de decisiones. Ya no existen las «Gobernaciones», existen los «Gobiernos Regionales». Ya no existe el «Gabinete Regional», existe el «Organo Auxiliar del Delegado Presidencial». El Delegado Presidencial Regional tiene un rol de «coordinación» de los seremis y servicios públicos desconcentrados que forman parte de este «órgano auxiliar», pero no tiene «mandato efectivo» sobre ellos, pues las jefaturas directas de las seremías siguen siendo los ministros y las de los servicios, los directores nacionales, por lo que no se les puede «prohibir» relacionarse con los Gobiernos Regionales, sobre todo en materias relacionadas con el financiamiento del Fondo Nacional de Desarrollo Regional F.N.D.R. que es Administrado por el Gobierno Regional. Es importante recordar que el Gobierno Regional no solo esta constituido por el Gobernador y su equipo político, también forman parte de este, las trabajadoras y trabajadores del Gore, y todos los integrantes del Consejo Regional. El objetivo fundamental de toda la nueva institucionalidad regional debiera ser el de intentar avanzar hacia una mayor equidad territorial y propender al desarrollo de todas las regiones, con especial preocupación en los sectores rezagados y aislados, permitiendo el mejoramiento de la calidad de vida de las personas, para promover la igualdad de derechos, la cohesión social y el desarrollo de oportunidades.»
Al mismo tiempo, el dirigente político Dalivor Eterovic también aborda el tema en profundidad: «Entendemos que es un anhelo de mayorías el tener mayor capacidad de decisión respecto de lo que se planifica, proyecta y se ejecuta en Magallanes. Siempre ha sido esa la batalla, a veces real y en otros momentos un simple pretexto para ocultar incapacidad, ineficiencia e inclusive falta de interes por la actividad politica. Pero me quiero detener en la actividad esencialmente política que implica el gobernar, administrar y controlar un territorio. Puede que por estos días tengamos otros episodios con tufillo a pataletas, berrinches, asonadas de prepotencia y muestras de superioridad propias de la ignorancia que pretenden hacer aparecer como contiendas de competencias.
En ningún caso cursa aquí la inexperiencia. Si bien varias de las autoridades designadas por Piñera pueden ser jóvenes y con nula o escasa experiencia en lo político y en lo público, tienen el suficiente entrenamiento, experiencia y una formación originaria basada en el autoritarismo, el uso de contactos e información privilegiada que les ha permitido salvar todo tipo de escoyos y desafíos, con la ventaja propia de quienes controlan los arreglines a todo nivel, siempre cubiertos y cubiertas por el velo del falso esfuerzo personal y supuestas capacidades propias sobresalientes.
Así las cosas no creo que haya que desesperar o sobrevalorar los estertores y las vendetas de autoridades salientes que no están capacitadas para otra acción. Aquí no caben el fin superior de la región, el trabajo colectivo y menos la generosidad intelectual en pro del bien común. Pero si además queremos pasar de un leve movimiento al avance decidido en una dirección concreta, con objetivos claros y sin exclusiones, se requiere de un principio democrático básico. Esto es la participación activa de la ciudadanía en todos los ámbitos y en todas las formas. Sin condiciones.
La región no avanzará en medio de la indiferencia de sus habitantes, seremos una región tranquila, si, pero no avanzaremos.»