A esta altura resulta poco discutible que los procesos de elaboración del Plan de Manejo de la Reserva Nacional Kawésqar y de la propia nueva ley Acuicultura se encuentran ideológicamente inclinados hacia una posición en demérito de otra.
El gobierno de Gabriel Boric no ha ocultado su proyecto de mantener el sur de Chile despoblado y con una mínima actividad económica. Preservarlo para el futuro, es la consigna de los funcionarios y de ONGs que auspician millonarios de otras latitudes. Despoblar, volver a la Patagonia en su versión más salvaje, en buen castellano. Conceptos que albergan un profundo etnocentrismo.
La idea es conocida y deviene de un pensamiento casi mágico al estilo “Avatar” que ya esbozaba en los 90 el millonario Douglas Tompkins y que hoy se desliza hacia grandes territorios de Chile y la Argentina a través de su esposa, Kris.
Nueva historia vieja, sin duda.
No debería sorprendernos que el Plan de Manejo de la Reserva Kawésqar, liderado por CONAF, utilice conceptos y palabras y tome prestada ideología de un artículo escrito por los abogados Ignacio Martínez Jaude y Christian Paredes Letelier hace ya unos años. Es más, el propio presidente Boric parece haberse inspirado en una frase que le es propia a este dúo jurídico para definir su posición al respecto.
Aquí no hay espacio a las casualidades, se entiende. Martínez Jaude fue recientemente nombrado como asesor de gabinete de la Subsecretaría de Pesca y Acuicultura. Antes de esto ejerció durante 6 años como abogado de la Fundación Terram una ONG que se opone de pleno a la salmonicultura en el sur de Chile.
Por su lado, Paredes Letelier también militó en Terram y ha sido abogado patrocinante de las familias autopercibidas ancestrales que reclamaron más de 700 mil hectáreas en Aysén, una solicitud que finalmente les fue rechazada por la Comisión Regional de Uso del Borde Costero.
El borrador del Plan de Manejo es una réplica de los textos de opinión que ambos abogados vienen publicando desde tiempo atrás. En el artículo 14 del apartado de “Acuicultura” se despliega su vocación por terminar con la actividad en la reserva.
“Se permitirá la práctica de acuicultura de pequeña escala (APE), la cual deberá estar restringida exclusivamente a especies nativas, sin afectar negativamente los objetivos de conservación establecidos en el presente plan. Todo esto definido en los acuerdos a partir de la promulgación de este plan de manejo y en virtud de los acuerdos alcanzados en el proceso de consulta indígena de bienes nacionales del 2017, sobre la recategorización de la reserva Alacalufes como parque y reserva nacional”, indica el borrador del plan.
“(…) ha sido la propia Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) la que, en sus recomendaciones recientes, ha indicado que la acuicultura a escala industrial resulta absolutamente incompatible con la conservación ambiental, cualquiera sea la categoría de área protegida de que se trate, solo pudiendo permitirse en reservas nacionales –y, aun así, no en todos los casos– la acuicultura de pequeña escala”, escribieron los abogados en su artículo “Razones jurídicas contra la expansión salmonera en la Reserva Nacional Kawésqar”, publicado en 2020.
Sobra decir que las palabras del artículo de 2020 y las del proyecto de ley coinciden tanto estética como conceptualmente.
La “propuesta” de “pequeña escala” ha sido repetida constantemente por medios que coinciden con la visión de Martínez Jaude.
En otro párrafo indican “(…) desde Fundación Terram creemos que existen, además de importantes consideraciones ecosistémicas y culturales, razones lógicas y jurídicas suficientes que permiten cuestionar la interpretación imperante y, en definitiva, sostener que la salmonicultura en la Reserva Nacional Kawésqar, así como en otras áreas protegidas existentes en el sur austral, no puede seguir teniendo cabida”.
Un concepto emparentado con las expresiones que el propio presidente Boric ha manifestado al respecto. “Industrias como las de la salmonicultura tienen que salir de las áreas protegidas”, señaló el mandatario en 2022.
Las contradicciones están a la orden del día. La militancia de Martínez Jaude se hace demasiado obvia frente a su nueva tarea que será redactar o influir decisivamente en la ley de Acuicultura y en los Planes de Manejo de reservas. Hasta hace muy poco el abogado lideraba una campaña en contra de la industria que ahora pretende reglamentar.
Esto recuerda al acuerdo entre la poderosa ONG Oceana y Sernapesca que le permitirá a la organización de la familia Rockefeller operar como una suerte de inspector de la actividad y una plataforma de datos. Justamente una organización que aboga para que el sur de Chile carezca de iniciativas económicas.