El CAI es de Chile [Por José Benítez Mosqueira]

22 de mayo de 2023

Admito con cierta vergüenza que antes de radicarme en Magallanes en 2015 para trabajar como periodista en el equipo de prensa del diario El Pingüino, no era mucho lo que sabía de la región más austral del país.

Entre el poco conocimiento que tenía, recordaba el episodio de Bernardo O’Higgins musitando en su lecho de muerte: “Magallanes, Magallanes”, expresión que define con claridad la importancia que le asignaba el padre de la patria al territorio austral en el afianzamiento de la independencia.

Reconozco que mi ignorancia es propia de los santiaguinos, que solemos creer que Chile se extiende un poquito más al norte y otro poquito más al sur, es decir, lo que se puede transitar en auto sin hacer trasbordos por la Ruta 5, la antigua carretera Panamericana.

También, sin ánimo de ser autoflagelante, es necesario precisar que buena parte de la responsabilidad en este abandono la tiene la formación enciclopédica que recibíamos en escuelas y liceos del país, que privilegiaba más el conocimiento de otras culturas que de las propias.

Esa miopía intelectual ha ido mejorando lenta pero sostenidamente, de la mano de la actualización y enriquecimiento de los planes de estudio en la educación básica y media, que entregan a los niños y jóvenes una visión más integral de nuestros territorios, valiéndose para ello de las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones.

Los últimos días he seguido con atención e interés la polémica que protagonizan algunos actores de la política regional por la decisión del gobernador Jorge Flies de perseverar en el proyecto de construcción del Centro Antártico Internacional (CAI), una obra monumental que ha debido lidiar los últimos años con el deseo de algunos para que no se concrete y contra mezquinos intereses económicos y partidistas.

Sobre este tema, al ser requeridas por mis colegas, han manifestado su parecer diversas autoridades magallánicas, quienes en mi opinión persisten en cometer el error de circunscribir la millonaria inversión que demanda el proyecto a una decisión meramente local, sin considerar que el CAI hace mucho rato trascendió el límite del interés comunal para situarse en la necesidad estratégica que tiene el país de erigirse como líder de la actividad científica y logística que se desarrolla en el continente antártico.

Advierto además que la cercanía con el objeto de la polémica hace que se pierda la perspectiva de las cosas y se coloque en el mismo saco el interés que manifiestan algunos por el déficit de viviendas que existe hoy en la región, la carencia de especialistas en los hospitales y otras legítimas demandas, al lado de una idea que de concretarse generará externalidades que impactarán positivamente en el siempre escaso presupuesto regional.

Lamentablemente, durante el periodo transcurrido entre el inicio de los estudios de factibilidad del proyecto, la búsqueda del terreno que debería albergarlo y el desarrollo del diseño arquitectónico y de ingeniería, ocurrió una revuelta social, cambió el gobierno y nos impactó una feroz pandemia, cuyas consecuencias excedieron con creces el ámbito de la salud y obligaron a repensar lo que se venía haciendo en todas las regiones del país.

El centro es de interés nacional e internacional y su viabilidad no debe discutirse únicamente en las reparticiones que rodean la hermosa plaza Benjamín Muñoz Gamero. Magallanes requiere ser “pensada” de la misma forma que lo hizo O’Higgins un poco antes de morir en el exilio, con visión de futuro y criterio de estadista.

El CAI es de Chile, no de unos pocos burócratas que han sido incapaces de ponerse de acuerdo para dar el vamos a la construcción de este importante y fundamental hito de la ciencia antártica mundial.          

Escrito por: José Benítez Mosqueira, periodista.