Entre fotos y sonrisas hay una muerte que no se quiere asumir. El centralismo agoniza y en la historia quedarán registrados los actos que apuntan a frenar lo que en realidad es irreversible. Una lucha de décadas, que ha brotado a borbotones desde Magallanes, y que paso a paso se ha ido convirtiendo en realidad. Pero siguen habiendo personajes a nivel local que apoyando instrucciones del Gobierno central se empeñan en seguir colocando piedras en el camino. Personas que teniendo un cargo ponen trabas a lo que necesita la región. Pocos entienden esta «lucha de poderes», cuando la ciudadanía ya puso coto a este tipo de administraciones colocando en el edificio del Gobierno Regional a quien quiere que los represente. Cuesta dejar el poder. No hay duda de aquello. Pero más llama la atención cuando es gente que se supone magallánica y que debiera pelear sin descanso por llevar adelante sin desvíos la tan ansiada descentralización. La historia contará lo que muchos y muchas piensan que se olvidará. Cuando el país ha cambiado, cuando la ciudadanía ha decidido, cuando las urnas han dado su veredicto… Siguen habiendo pequeñeces por parte de empleados de la administración centralista que obedecen lo que quiere Santiago… Y algunos pocos detrás de estas operaciones que desesperados buscan no soltar el tan ansiado y mal entendido poder.
Durante esta semana estaba agendada una de las reuniones de la comisión de Presupuesto del Consejo Regional con la participación de la secretaria regional ministerial de Economía, Natalia Easton y del director regional de la Corporación de Fomento de la Producción, Marcelo Canobra. En ese encuentro se verían aspectos del presupuesto 2022 que propone el gobierno central al Gobierno Regional en el marco del Anteproyecto Regional de Inversión (Ari). Pero increíblemente no acudió ninguno de los jefes de estos organismos ya que había un instructivo de la delegación presidencial de Magallanes, donde se les ordena que todo debe pasar por la coordinación de la representante de la delegación presidencial. Resultado: los consejeros regionales decidieron rechazar la propuesta del Anteproyecto Regional de Inversión.
¿Malo para el gobernador Flies? ¿Malo para en Consejo Regional? ¿Un daño para la oposición? En absoluto. Magallanes es la afectada. Su desarrollo, su unidad, su esfuerzo por abrir los caminos de la descentralización.
Peor aún, antes de este bochorno político y comunicacional (que demuestra poco entendimiento del momento que vivimos), había sido invitado al edificio del Gobierno Regional el seremi (s) Eduardo Castillo a una reunión con el gobernador Flies para analizar el escenario de la pandemia. Pero sin previo aviso y sin ser invitada apareció en el encuentro la delegada presidencial. Y luego, emitió un oficio donde se aduce que es a la delegación a quien corresponde coordinar, supervigilar o fiscalizar, según corresponda, a los servicios públicos que dependan o se relacionen con el gobierno regional respectivo. Es decir, cualquier cosa se le debe decir a la delegación para que ellos coordinen reuniones. O esto es una aberración y una traba directa a la descentralización, o sencillamente no se entienden bien las atribuciones… o no se quieren entender.
¿Error de conceptos? Puede ser. La máxima autoridad regional, Jorge Flies, señaló al respecto a un medio local que «estamos contestando a la delegada presidencial. Jurídicamente pensamos que no es la forma aumentar la burocracia de autorizaciones. Hay que pensar que las seremías y las direcciones regionales no dependen directamente ni son subalternos ni de la gobernadora o gobernador regional ni de la delegada o delegado presidencial. Ambos tenemos, por ley, una supervigilancia de los organismos públicos en iguales condiciones. Creo que hay un error de conceptos de lo que se entiende por coordinación, fiscalización y supervigilancia de los organismos públicos. Los seremis dependen de los ministros y los directores regionales de las direcciones nacionales y algunos tienen la autonomía inclusive jurídica, como son las direcciones de los Servicios de Salud por dar un ejemplo».
Los magallánicos hemos visto cómo día a día se están colocando trabas a la descentralización. Poniendo sonrisas, publicando a cada rato en redes sociales, mal entendiendo el escenario histórico. El rechazo ha sido transversal y eso habla bien de quienes conocen la historia y las luchas descentralizadoras de las que ha sido testigo esta tierra y sus habitantes.
Es momento de ser claros y seguir empujando la carga por los caminos que ya se abrieron. También, lamentablemente, debemos esperar que esta agonía centralista siga dando «manotazos de ahogado».
El centralismo está agonizando… Y entre fotos y sonrisas hay una muerte que no se quiere asumir.