Las gestiones de las autoridades se van marcando a fuego cuando deben enfrentar situaciones complejas o donde tienen que dar a conocer sus reales capacidades para estar frente a un escenario donde se requiere confianza en si mismo, conocimiento de los temas que debe manejar, empatía con las necesidades de la gente, y el poder de sentarse con el mundo privado en pos del bienestar de la ciudadanía. Sus movimientos no pueden siempre estar del lado de los privados, o mejor dicho su inmovilidad.
Es el caso del seremi de Transporte y Telecomunicaciones, Marcos Mella. Una persona que ha estado en ambas administraciones de Sebastián Piñera, y donde ha dejado demostrado algo que pocas veces se ve en una autoridad, o que pocas veces debería verse. Falta de manejo comunicacional y falta de empatía. Lo anterior, sumado a sus erráticas declaraciones respecto de la puesta en marcha de la Fibra Óptica Austral. Ha avisado en los últimos años en variadas ocasiones de que «estamos cerca de que esté operativa», o que «pronto tendremos sorpresas», y también «en las próximas semanas la fibra óptica estará operativa para Magallanes, solo faltan algunos detalles».
Pero esos «detalles» eran nada más y nada menos que la poca conveniencia en términos económicos que veían los privados (compañías distribuidoras de internet como Movistar, Claro o Entel) en conectarse a la FOA (Fibra Óptica Austral). Es decir, una cuestión de negocios. De plata, de inversión versus ganancia. Y pensar que cuando comenzó el proyecto había una visión respecto del bienestar de la población. Sobre cómo arreglamos la conectividad de Magallanes, cómo hacemos para que la comunidad tenga mejor internet… Eso era. Y hoy nos enfrentamos a las reuniones de negocios entre privados, y desde ahí pende el futuro del internet en la región.
¿Qué debería hacer un encargado de gobierno a cargo de la cartera de Telecomunicaciones? Si uno fuera ingenuo, esperaría como lo hemos hecho por años, que esa persona se la juegue y busque todas las alternativas que conservar y defender esa visión: La comunitaria. Pero estamos frente a un seremi que ha demostrado tanto en este tema, como en el del transporte público mayor, que solamente espera las órdenes desde Santiago, especialmente desde el ministerio, y que no tiene inconvenientes en entregar todo el tiempo y plazos posibles a los privados que negocian un buen acuerdo para que finalmente los magallánicos podamos hacer uso de la millonaria inversión de la fibra óptica.
De fiscalización poco y nada se aprecia.
El daño para una administración cuando se tiene a una autoridad elegida a dedo, con cero empatía, poco peso comunicacional, respuestas equívocas, y la mala costumbre de poner bajo la alfombra las realidades antes mencionadas, es sencillamente inimaginable. ¿Cuáles son las evaluaciones que se hacen? O ese cargo es tan solo una especie de representación de privados, y seguimiento al pie de la letra de lo que digan sus superiores desde el norte?
Bueno, al parecer eso es. Y por mientras, seguir esperando que esas negociaciones entre privados le den la opción a la gente a que puedan acceder a una conexión mejor de la que tienen. Sin tener que acudir al Consejo Regional para que una vez más coloquen millonarios recursos para que funcione la FOA en Tierra del Fuego, como sucedió hace unos días.
De aquel seremi que le contestaba el teléfono a todos, cuando no había encargado de comunicaciones, al que hoy pareciera estar en una burbuja esperando el llamado de «alguien» para ver qué hace, mucho tiempo ha pasado.
Él debe seguir haciendo lo que estime conveniente. Pero sabiendo de que su gestión ha sido negativa, sus declaraciones erráticas, su rumbo mal elegido y la más importante de sus tareas desde que asumió hace ya casi cuatro años, la Fibra Óptica Austral, un real fracaso.