A 8 años del atroz crimen de su mujer embarazada, Sharon Tate, en manos de una banda de delirantes inspirada por Charles Mason, Roman Polanski invocó su propio infierno.
Pero no se iba a quemar solo. Junto a él ardió una adolescente llamada Samantha Geimer (entonces Samantha Gailey).
Polanski abusó sexualmente de ella solo para iniciar un tortuoso camino que ambos querrían olvidar. Sepultar como si nunca hubiera ocurrido. Por motivos muy distintos, como se verá.
En 1977 Polanski violó a Samantha en la mansión de Jack Nicholson. Asaron 44 años desde entonces y el recuento de los hechos siguen condenando al director.
En los archivos quedaron resguardados diálogos y testimonios de los involucrados y los cercanos. Esto es lo que ocurrió:
En 1977 Samantha Geimer era una chica atractiva que como tantas otras soñaba con volverse una estrella de cine. Polanski y su hermana se habían conocido en algún bar aunque fue su propia madre quien dio el visto bueno cuando Polanski ofreció tomar fotos de la menor para la revista “Vogue”.
Las fotografías efectivamente se hicieron, pero el rollo jamás apareció.
En el primer día de sesiones, Polanski le pidió a la adolescente que se mostrara en topless. A Geimer la “sugerencia” le pareció extraña pero lo hizo. Tampoco se lo comentó luego a su madre por temor a que ella se negara a darle permiso nuevamente.
Polanski la citó para tres semanas más tarde.
En la segunda sesión, Polanski condujo a la chica hasta la casa de Jaqueline Bisset, la actriz de “Class”. Bisset y Polanski le ofrecieron alcohol a Samantha. Ella no aceptó.
Después se dirigieron a la casa de Nicholson que no se encontraba en el lugar. En la mansión, ya solos, el director le convidó una vez vino y drogas. Incluso en el viaje, él le consultó si era virgen. Ella mintió, le dijo que tenía experiencia.
Samantha fue envuelta por el alcohol y sedantes. En este estado Polanski la hizo desnudarse y abuso sexualmente de ella. No fue una escena consensuada. No podía serlo. Sin embargo, no hubo empujones o gritos. Ella quería salir de allí ¿cómo hacerlo sin ofender a su padrino actoral al hombre que le había prometido la gloria? Siendo una niña ¿cómo expresarse? Son algunas de las preguntas-respuesta que han quedado a lo largo del tiempo.
En medio del abuso, Angelica Huston, tocó el timbre y el director la atendió. Conversaron. El director regresó hasta donde estaba Samantha y continuó violándola.
La menor quedó en estado de shock y Polanski le advirtió que no le contara nada a nadie. Samantha sí habló. Le confesó los hechos por teléfono a su novio de 17 años.
Ocurrió el 10 de marzo de 1977.
El 27 del mismos mes un gran jurado acusó al director de: “violación con el uso de drogas, perversión, sodomía, suministrar a una menor de una sustancia controlada y acto lascivo con una niña menor de 14 años. Polanski niega todas las acusaciones”, indica un artículo de Vanity Fair.
En septiembre Polanski admite el cargo de estupro. El juez Laurence J. Ritterband le ordena someterse a un análisis psiquiátrico. 43 días después sale de prisión gracias a una evaluación que recomienda su libertad.
El 1 de febrero de 1978 se fuga a Londres antes del veredicto. Después se marcha a Francia. Desde entonces permanece al margen de la ley pero residiendo en países que no tienen acuerdo de extradición con Estados Unidos.
La imagen de Samantha fue “vendida” al público como la de una Lolita. A los 17 tenía un bebé. Era una rebelde sin causa. Finalmente su madre la llevó a vivir a Hawai donde aprovechó su nueva oportunidad.
Por años y años, mantuvo un bajísimo perfil. Si alguien lograba ubicarla solo tenía palabras mesuradas para su pasado y el propio Polanski. Samantha decidió que la mejor forma de lidiar con su pasado era tratando de salirse de la fotografía.
“La realidad es que he sido violada. Pero siempre me he sentido incómoda con el término violación. No quiero dramatizar. Para mí violar implica algo violento y sucio. Y no sucedió nada parecido allí. Hubo sexo sin mi consentimiento, quede claro. Pero ocurrió hace muchos años, y quiero que se le deje en paz a Polanski. Ni tengo rencor ni tengo simpatía hacia él. Es un extraño”, le explicó Geimer al “Times” en 2003.
“Yo tenía 13 años, era menor. Y no quería hacerlo, así que estamos hablando de una violación. Se mire como se mire, fue una violación. Yo le dije que no”, indicó en otra oportunidad.
Para el director fue sexo consentido con una menor. Siempre ha dejado de lado el hecho indiscutible que los adultos no pueden mantener sexo “consentido” con menores de edad.
El director de “Chinatown”, “El Pianista”, “Frenético» y “La muerte y la doncella”, «El bebé de Rosemary», entre otras, es sobreviviente de un pasado brutal. Su madre fue deportada a Auschwitz y murió en el campo de concentración embarazada de cuatro meses. Y también estaba embarazada su esposa, Sharon Tate, cuando los secuaces de Mason la sacrificaron en un ritual satánico.
Antes de violar a Samantha, Polanski mantuvo una notoria relación afectiva con otra menor, la actriz Nastassja Kinski, quien entonces tenía 15 años. Su padre, el polémico Klaus Kinski, dijo que Polanski había servido como un padre sustituto.