Comenzamos este mes presentando y comentando algunos libros que a nuestro modo de ver, representan, tanto por su contenido como por su carga simbólica, una suerte de reconocimiento a la conmemoración de los 50 años del golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973 que puso fin, de manera dramática, al gobierno de la Unidad Popular.
Se han escrito muchos textos históricos, periodísticos e incluso de ficción –Magallanes no es la excepción- que relatan o recrean los años de la dictadura cívico militar (1973-1990). Nosotros hemos escogido algunas obras ambientadas en la región y otras escritas en diferentes zonas del país en que se analizan y revelan los tormentos sufridos por los militantes o simpatizantes de la administración derrocada.
Uno de esos libros es el volumen de once cuentos “Estación maldita”, del periodista Carlos Vega Delgado (1951). El texto publicado por la imprenta Atelí en junio de 1994, recibió comentarios dispares. Por ejemplo, Ernesto Livacic Gazzano que recién había sido distinguido como Premio Nacional de Educación entre otras ideas, expresó:
“Remembranzas históricas endulzadas por una vena humorística, variaciones de consejas populares, conflictos –íntimos e interpersonales- de violento y aún trágico desenlace, evocaciones –entre apasionadas e irónicas- de experiencias vividas en el contexto de contingencias recientes, erotismos ora desbordados ora reprimidos, son algunos ingredientes del menú argumental que ofrece”.
Más adelante deslizó una crítica a los aspectos formales en la construcción del relato narrativo como podemos observar en el siguiente párrafo:
“La lectura se hace fácil, a despecho de cierta abundancia de pistas de referencia y mensajes expresos, que en ocasiones opacan la deseable sugestividad del texto y estrechan el círculo de libre recepción del lector”.
Nosotros creemos en cambio, que “Estación maldita” es un libro que pasó casi desapercibido en la abundante producción de Carlos Vega Delgado, porque su impresión coincidió con el momento en que el autor iniciaba una serie de publicaciones que más tarde le harían famoso y que terminaron finalmente, por eclipsar este valioso texto narrativo.
En cierta medida, las ediciones de obras relacionadas con difundir y rescatar el patrimonio cultural de los pueblos originarios de la región –los selknam y los haush principalmente- y las investigaciones realizadas en torno a la problemática del movimiento obrero patagónico fueguino, condensadas en el mítico estudio, “La masacre de la Federación Obrera de Magallanes”, (1996) además, de la dirección ejercida en el importante periódico de rescate histórico y cultural “Impactos”, conspiraron sin quererlo, para desviar la atención del lector que habitualmente vincula a Vega Delgado como un periodista que ha develado temáticas que hasta hace unas cuantas décadas se omitían o bien, se ignoraban por completo.
“Estación maldita” es, en definitiva, el libro perdido, olvidado de Vega Delgado. Como dijimos, contiene once títulos, “La fórmula”, “La leyenda de la “Viuda Negra”, “¡Fuego!”, “Incesto”, “El astromono”, “Navidad”, “¡Ave María!”, “La estela sin destino”, “Tristán Tristón Valenzuela”, “La casa con ruedas”, El hombre gris”.
Si bien, algunos cuentos recrean a manera de anécdota antiguas historias o mitos urbanos, a menudo narradas por periodistas, el punto fuerte del volumen lo constituye sin duda, los relatos que describen episodios acontecidos en el confinamiento sufrido por partidarios del derrocado gobierno de Salvador Allende en isla Dawson, luego del golpe de Estado.
Al respecto, debemos recordar que Carlos Vega Delgado fue uno de los miembros del Partido Comunista más buscados por los militares golpistas y los servicios represivos del régimen dictatorial. Encarcelado en varias oportunidades, había sido detenido por primera vez en una emboscada perpetrada en pleno centro de Punta Arenas en los últimos meses de la Unidad Popular por la ley de control de armas. Preso nuevamente después del 11 de septiembre del 73, sus captores se ensañaron con su persona.
Por lo mismo, los cuentos que Vega Delgado incorpora en este libro y que hablan de la prisión política sufrida en aquellos años, “¡Fuego!”, “El astromono”, “Tristán Tristón Valenzuela”, representan, -independiente de la técnica empleada en su creación-, un documento valioso que reconstruye las trágicas experiencias vividas en cautiverio.
“¡Fuego”! es un breve relato escrito en primera persona que muestra en tono de humor, la comentada explosión e incendio que hubo en el regimiento de Ojo Bueno, la que fue escuchada hasta en Punta Arenas. En el mismo tenor, en “Tristán Tristón Valenzuela” se cuenta el ridículo experimentado por un teniente enceguecido de odio hacia los prisioneros, en una escena que parece extraída del cine neorrealista italiano. En cambio, “El astromono” es un relato enternecedor por su profunda humanidad. Vega Delgado nos narra la historia del obrero Pedro González, encargado de mantener el observatorio astronómico que la ENAP tenía en Cerro Sombrero. Sometido por sus carceleros a los más crueles vejámenes, González nunca delató a sus compañeros, incluso cuando después de horribles golpizas, lo obligaban a firmar declaraciones con vendas en los ojos.
Imposible olvidar también, los cuentos “La fórmula” e “Incesto”. En el primero de ellos, Ricardo es un científico que al borde de la locura cree tener la certeza de haber encontrado la refutación a la teoría de la relatividad de Albert Einstein. El segundo, en cambio, es uno de los primeros trabajos de ficción producidos en Magallanes que trata un tema tabú: el amor carnal entre hermanos.
Estimamos que “Estación maldita” merece al menos, una relectura, sobretodo, porque en sus páginas hace treinta años, se escribieron los mismos temas que hoy se empeñan en mostrarnos como “nuevos”.