Nuevas investigaciones indican que habría alojado en el Hotel Cabo de Hornos alrededor de 1962. Una valija de su propiedad tiene un sticker con el nombre del establecimiento. Un investigador norteamericano asegura que el nazi Julius Walter Rauff, quien trabajó en Magallanes, y el cruel asesino, se encontraron en 1957 en Santiago. Un cronista de Zona Zero cuenta cómo tomó contacto con los objetos personales de una las figuras más brutales de la historia.
Hace unas dos décadas un extraño personaje llamó a la redacción del “Río Negro”, diario en el que trabajaba por entonces. Decía tener en su poder una valija y una libreta, entre otros elementos personales, de Josef Mengele también conocido como el “Angel de la Muerte”.
Mengele asesinó mediante horrorosos experimentos a numerosos prisioneros del campo de concentración Auschwitz y fue una de las figuras del régimen de Adolf Hitler.
En su monstruoso delirio procuraba demostrar la superioridad genética de la raza blanca sobre el resto de los habitantes del planeta.
Dijo además que tenía pruebas de que Mengele había estado en Bariloche, el Alto valle de Río Negro y en Punta Arenas. Justamente desde Punta Arenas habría volado a Santiago para perderse en Paraguay. Mengele murió en 1979 en Brasil.
Desde 1958 vivía en Chile Hermann Julius Walter Rauff, el inventor de los camiones de gaseado. Estos vehículos aceleraron el proceso genocidio de millones de judíos durante la Segunda Guerra Mundial.
En Punta Arenas trabajó hasta los 60 como encargado de la importadora Goldmann y Janssen. Después se mudó a Santiago y en los 70 regresó para instalarse en Porvenir.
En algún momento de 1957 Rauff y Mengele se habrían reunido en Santiago, de acuerdo a una investigación del periodista norteamericano Gerald Posner.
Si es verdad lo que Posner plantea la conexión entre los jerarcas nazis ocurrió y pudo desembocar en que Mengele viajara 5 años después al flamante hotel puntarenense.
«Mengele fue el más sádico y cruel de todos, como si estuviera jugando a ser Dios, sellaba el destino de los prisioneros que llegaban a Auschwitz. Mientras unos eran enviados al campo de trabajos forzados, otros eran arrojados a las cámaras de gas», señaló Posner, autor de “Mengele: la historia completa (2000)” a la BBC.
Volviendo a los objetos personales. Fuimos a confirmarlo con Torrengo y al menos esa parte de su historia era indiscutible.
Este coleccionista conservaba todos estos objetos. Entre ellos, una valija de tapas color marrón en la que podía observase un viejo Stiker donde se leía “Hotel Cabo de Hornos”.
El stiker también parecía real y de época. Hablamos de los 60.
El hombre estaba alojado en unos departamentos que se alquilaban por día a la vuelta de la redacción central del diario en General Roca, Río Negro.
Sobre una pequeña cama tenía abierta una pequeña y antigua valija de esas que parecían hechas en cuero con la consistencia material de un cartón pintado. Yo mismo encontré tirada una muy similar en Buenos Aires a principio de los 90 y aun la conservo.
Junto a la valija, una libreta negra con una serie de nombres en alemán y en castellano. Según su poseedor, se trataba de un documento único porque contenía las direcciones de los contactos de Mengele en esta parte del mundo, que lo habían ayudado a refugiarse en la Patagonia.
Otro elemento era un estuche de médico con unos aparatos en su interior para hacer auscultaciones, y una desgastada y blanca tarjeta de presentaciones con el nombre de “José Mengele”.
Charlamos y seguimos indagando. Una cosa llevó a la otra y encontramos en la zona a unas personas que aseguraban saber dónde se había escondido alrededor de 15 días Mengele en el Alto Valle de Río Negro, más específicamente en una chacra cerca de Villa Regina.
Hasta allá fuimos. Era una hermosa propiedad, rodeada de álamos y árboles frutales. La casa de los dueños consistía en una casona de dos pisos construidas probablemente a mediados del siglo XX.
Los herederos del lugar nos contaron que estaban al tanto de los rumores. Nos mostraron las instalaciones aunque no quisieron que viéramos el subsuelo, donde teóricamente se había alojado el siniestro doctor nazi.
Mengele habría estado allí antes de marcharse a Bariloche donde lo esperaban otros camaradas. El llamado doctor Muerte no estaba en verdad oculto, ni siquiera huyendo. Sencillamente andaba buscando su nuevo lugar en el mundo. Para esto acudía, en teoría, a su libreta donde figuraban alemanes y descendientes adherentes o simpatizantes del nazismo.
Su derrotero habría sido Buenos Aires, Alto Valle de Río Negro, Bariloche y Punta Arenas. En este orden entre 1959 y ¿1962?. Es factible que haya ido a la Cordillera en una más de una oportunidad viajando desde Paraguay, opinan expertos consultados.
La supuesta valija de Mengele tenía un par pegatinas. Una de ellas en particular me llamó la atención, decía: Hotel Cabo de Hornos.
¿Significaba eso que Josef Menegele, en realidad, había entrado por Punta Arenas al continente y no por Buenos Aires? O bien, si esa valija en verdad le pertenecía al desquiciado médico ¿este había pasado después de Bariloche por aquel lejano puerto chileno?
Los objetos en cuestión habrían sido comprados a otro coleccionista o guardador en alguna localidad de Chile. Otra versión indicaba que los había dejado en la chacra del Alto Valle. De este modo quizás estaba volviendo de Punta Arenas.
Pero cómo saberlo. Quienes han investigado el tema a fondo reconocen lo difícil que es lidiar seriamente con este tema. Como a los ovnis o a Elvis Presley, todo el mundo ha conocido a alguien que estuvo con alguien que estuvo con Joseph Mengele.
“Al parecer, había llegado a Argentina en 1953, con el apoyo del gobierno peronista. La documentación muestra que obtuvo su primer documento de identidad en 1956, cédula número 3.940.484. Utilizó varios nombres como Fritz Fischer, Walter Hasek, Karl Geuske, Gregor Schklastro, Helmut Gregori, Gregor y otros”, enumera el informe. A ciencia cierta, poco y nada se sabe del paso de Mengele por Bariloche, en cambio, “de los domicilios confirmados, sabemos que residió en la calle Sarmiento 1875 (Olivos) y en Virrey Vértiz 970 (Vicente López), ambas localidades en la provincia de Buenos Aires e incluso ejerció su profesión”, señaló la historiadora Teresa Fuster en su artículo “Nazis en Argentina” para el Archivo General de la Nación en 2017 .
En octubre de 1958 partió a Paraguay. “Un año después, en 1959, se lo ubicó en Bariloche”, dice Fuster.
El ex director de radio Nacional en Bariloche, Francisco Caló, aseguró al historiados Abel Basti, que Mengele había estado en Bariloche por primera vez en 1950.
Según Caló, Mengele rindió aquel año el examen para sacar su licencia de conducir en Bariloche y lo reprobó por desconocer el nombre de las calles y los giros de la localidad.
Para el trámite utilizó el nombre con el que entró al país el 20 de junio de 1949, Helmut Gregor, cédula Nº 3.940.484 otorgada por la Policía Federal argentina.
Con el tiempo el “Doctor Muerte” comenzó a sentirse confiado y decidió volver a su identidad. Aunque cambió el Joseph por José: José Mengele.
En la pos guerra el sur del continente Americano como Punta Arenas y Bariloche parecían lugares ideales para pasar desapercibido entre miles de europeos que lo habitaban.
En más de un aspecto geográfico algunos paisajes de la Patagonia se parecen a Alemania, más precisamente a Austria (Bariloche y Puerto Varas, sin dudas) y, como si fuera poco, un puñado de compatriotas suyos, probablemente amigos del partido, estaban allí dispuestos a ayudarlo.
¿Cuanto tiempo estuvo Mengele en Bariloche? ¿Cuánto tiempo estuvo en Punta Arenas? ¿Y si efectivamente durmió en el Hotel Cabo de Hornos, existe alguien aun con vida que lo haya atendido?