El pasado 27 de agosto la presencia de “tráfico aéreo no identificado” en la zona oriental del estrecho de Magallanes despertó las alarmas de la defensa nacional.
De hecho, fue ante dicho escenario donde la Fuerza Aérea de Chile (FACH) desplegó aeronaves F-5E para realizar la identificación rápidamente.
Claro que fue durante la jornada del 20 de septiembre fue cuando la misma institución entregó los resultados sobre la investigación que se desarrolló tras cabo tras lo sucedido y que había sido mencionada anteriormente por la Ministra de Defensa, Maya Fernández.
Mediante un comunicado de prensa, la FACH precisó que “a pesar de que la detección fue realizada por sensores terrestres y aéreos simultáneamente, éste no pudo ser identificado, al desaparecer de la presentación de los radares”.
En esa misma línea, las condiciones meteorológicas “no limitaban las operaciones aéreas, ni propiciaba la ocurrencia de fenómenos meteorológicos especiales que pudiesen generar falsos contactos de radar”.
“Existe la posibilidad que lo detectado sea una aeronave volando a baja altitud y velocidad, cuya trayectoria en parte haya pasado fuera de la cobertura radar, desconociendo la existencia de los sistemas de detección Institucionales, aterrizando finalmente en un sector indeterminado, lo que explicaría la desaparición del contacto de radar terrestre y aéreo”, teorizaron en la explicación desplegada tras el término de la indagatoria.
“Todo se generó y desarrolló dentro del territorio nacional, por lo cual no se puede afirmar que haya ocurrido una violación del espacio aéreo de Chile”, cierran en el texto.
