Por estos días circula en las redes de WhatsApp y redes sociales un video de denuncia contra la ONG internacional WWO o Fondo Mundial para la Naturaleza, que protagoniza el buzo mariscador Claudio Faúndez Quintullanca, también presidente del Sindicato Nacional de Buzos de Chile.
Faúndez explica en estas imágenes grabadas en plena faena que integrantes de la organización WWF, basada en Suiza, a la que él no duda en calificar de “terrorista”, le están “lavando“ la cabeza a personas de descendencia indígena, pertenecientes a pequeñas comunidades del sur de Chile, para reclamen enormes cantidades de mar territorial impidiendo como consecuencia las actividades vinculadas a la extracción, pesca artesanal y cultivo.
Esto en el marco de la discusión de la polémica Ley Lafkenque, que data del 2008, donde se plantean los presuntos derechos de los pueblos originarios del borde costero sobre el mar nacional.
El gobierno de Gabriel Boric ha dado un nuevo impulso a este marco legal generando la oposición de miles de trabajadores que quedarían excluidos de sus actividades en las aguas soberanas de entregarse gigantescas extensiones de mar a grupos de familias con origen indígena.
Ya hay comunidades que exigieron más de 1 millón de hectáreas para su utilización exclusiva.
El sindicalista hace un especial llamado en al presidente Boric para que se ocupe de estas poderosas ONGs que pretenden intervenir en la administración de los recursos del mar y territorio chileno.
Ya son conocidas las millonarias campañas que llevan adelante Greenpeace, Oceana de la familia Rockefeller y Ocean Blue Project, entre otras en el sur del país en contra de la salmonicultura, pero también de cualquier actividad que se desarrolle tanto en las costas como aguas adentro.
Tal como han manifestado los líderes de estas organizaciones a las que se suman empresas multinacionales como Patagonia Inc. su propósito es convertir la mayor parte de la región sur en un gran parque nacional apenas habitado. De allí su vocación de oponerse mediante diversos recursos incluidos los legales a cualquier iniciativa de crecimiento económico.
La polémica ley Lafkenque
La Ley N° 20.249 resulta del interés de las comunidades mapuches costeras – lafkenque- que venían solicitando el reconocimiento de sus derechos territoriales sobre áreas de la costa. La Ley estableció el llamado Espacio Costero Marítimo de los Pueblos Originarios (ECMPO) con el fin de preservar usos y costumbres indígenas.
Sin embargo, las interpretaciones extremas y la intervención de organizaciones transnacionales derivaron en reclamos indiscriminados de extensiones de mar que terminarán afectando la vida de millones de chilenos que viven directamente e indirectamente del mar.
Una ONG vestida de cordero
“Estamos muy asustados, inquietos con la aparición de repente como un iceberg que de pronto afloró en nuestras aguas, esta ONG vestida de cordero la WWF o fondo mundial para la defensa del planeta, bajo ese eslogan se han insertado en Chile hace un par de años. Y ha sido un golpe bajo para la economía de Chile, la segunda economía más sustentable, como ha sido el trabajo del salmón y la pesca artesanal”, explica a este medio el sindicalista y buzo mariscador Faúndez.
“Esta ONG trabajo tan secretamente que usó a personas con descendencia de comunidades indígenas con la excusa de crear talleres de pesca artesanal y pagándoles pasajes, hoteles a donde tengan que ir para persuadirlos de que se tomaran todas las playas, las costas posibles”, sigue.
“Las verdaderas intenciones de esta ONG para Chile y el sur de Chile son prohibir el cultivo, el proceso, la explotación, el manejo, violar las libertades, a ellos no les importa absolutamente nada”, agrega.
Faúndez apunta a los reclamos de millones de hectáreas que condicionarían cualquier actividad en el mar.
Millones de hectáreas para unos pocos
“Todo lo que podamos decir nos vamos a quedar cortos porque hay comunidades que ahora están solicitando 1.200.000 hectáreas de agua. Aquí hay un trabajo extremadamente profesional detrás de esto por el diseño de las presentaciones, los planos, los estudios para que supuestamente se conserve y se tenga una sustentabilidad sin importar la gran cantidad de personas que trabaja en la extracción bentónica, buzos mariscadores, en la extracción de distintos tipos de recursos durante décadas”, dice
“Están persuadiendo a pequeñas comunidades que supuestamente por derecho les corresponde agua, cuando los verdaderos herederos somos los buzos mariscadores y la discriminación que se está haciendo aquí y la violación a las libertades es que el 90 por ciento de los que trabajamos en el mar pertenecemos a pueblos originarios. Por lo tanto, la verdadera intención de esta ONG terrorista es que se puedan insertar comidas o alimentos sintéticos, de esta manera consumes el veneno y ellos mismos vendrán detrás con su famoso antibiótico”, denuncia el dirigente gremial.
¿De qué juega el gobierno?
Faúndez es crítico de la actuación del gobierno y la clase política.
“El papel que juega el gobierno es cero. Y esta organización terrorista WWF, ha abusado, usurpado la ingenuidad y se ha aprovechado de la débil ley lafkenque, una ley que se creó para que los pueblos originarios de la costa y todos en general tuvieran una herramienta legal para que el Estado protegiera y cuidara sus costumbres. Entonces el Estsdo a través de sus gobiernos de turno al mundo del mar lo ha ignorado, discriminado, le han violado todos sus derechos al permitir que venga esta terrorista organización biológica que está haciendo una guerra biológica, una guerra comercial, una guerra fría usando los instrumentos y vacíos legales y las pobres leyes que tiene el Estado chileno para prohibir las libertades, violando derechos humanos. El gobierno hace sordo y caso omiso a lo que está viviendo las tres últimas regiones es de Chile: los Lagos, Aysén y Magallanes. Con esto retrocedemos a los años quizás 80, 70, 60. Lo que se viene es muy feo para Chile. El gobierno no existe. No tenemos parlamentarios, congresistas, diputados porque no he visto a ningún parlamentario rasgarse las vestiduras por este tema”, continúa.
“Estamos viendo que Greenpeace que era una organización que andaba salvando a las ballenas ahora se instaló en Chile haciendo una garrafal guerra contra la industria del salmón. Por su parte, la terrorista organización WWF ha hecho un aprovechamiento, llama a talleres, se han acercado a las comunidades diciéndoles que ellos son los dueños absolutos del mar. No creo que Arturo Prat, cuando saltó al abordaje, viendo que su barco de madera estaba ardiendo, se estaba hundiendo y que iba a ser acribillado por el plomo enemigo, no le hubiera importado que con el paso de los años el mar iba a ser saqueado por organizaciones terroristas, que eso es lo que son”.
La gente de mar se organiza
Finalmente Faúndez advierte que la gente de mar está en plena organización para enfrentar este difícil escenario.
“Nos estamos organizando como gente de mar en general todos, para decirles fuera de Chile a esta organización terrorista. Organización que utiliza a las personas, los vacíos legales, la pobre legislación, los bajos conocimientos de la gente de descendencia indígena, usando la ingenuidad de las personas, y tantas otras artimañas, para destruir nuestra sociedad chilena”, concluye.