Por sorprendente que parezca, la llegada desde Europa a Punta Arenas de un circo italiano a fines de 1896, generó la creación de la primera sociedad obrera de resistencia de la Patagonia.
Después de efectuar en la ciudad varias presentaciones de su arte circense, los integrantes publicaron un aviso en el vespertino en “El Magallanes” que decía:
“Se invita a los obreros en general a una reunión preparatoria que con objeto de cambiar ideas acerca de la formación de una sociedad obrera de resistencia, tendrá lugar hoy domingo 27 del corriente a las 3 p.m. en el Circo Raffetto. Se recomienda la asistencia”.
El 3 de enero de 1897 se realizó una segunda reunión en el restaurante “Jardín de Italia”, propiedad de Luigi Berruti donde se adoptaron varios acuerdos previos antes de constituir con cerca de 80 personas, una organización que denominaron “Unión Obrera”.
Reproducción de la portada drl primer numero del periódico, «El Obrero», impreso en diciembre de 1897.
Posteriormente, en la sesiones celebradas el 21 y 28 de marzo de 1897 se eligió al primer directorio de la entidad que llamaron comisión administrativa, compuesto por Enrique Gómez, secretario general; José Jordana, secretario de actas; Miguel Díaz, tesorero; Eladio Sobrino, contador; Cosme Espiro, Exequiel Garrido, Antonio Ruiz, José Contardi, Maurice le Bianic, directores auxiliares; Germán Peñalber, José Carrasco y Carlos Casuni, en la comisión calificadora.
Pese a su efímera existencia, la Unión Obrera sentó algunos precedentes de lo que sería a futuro, la constitución de la mayoría de las organizaciones de trabajadores en la Patagonia, tanto en estructura administrativa como en la praxis funcional. En la imprenta “El Porvenir” publicaron un periódico semanal denominado “El Obrero”, que llevaba un epígrafe que decía: “Órgano de la Unión Obrera de Punta Arenas y defensor de la clase trabajadora”, desde el 26 de diciembre de 1897 al 6 de febrero de 1898, el cual totalizó siete números y cuya edición estuvo a cargo del vecino José Contardi. En su sede social habilitaron una biblioteca, donde funcionaba además, una oficina de colocaciones para ayudar a los cesantes, sin olvidar, la histórica conmemoración realizada por primera vez en toda la Patagonia, del día del trabajo, efeméride reseñada por el propio diario “El Magallanes”, en su edición del 6 de mayo de 1897:
“Celebró su primera fiesta anual del 1° de mayo a sólo 11 años de la tragedia de Chicago, con asistencia de gran número de sus miembros y algunos invitados. La velada fue muy variada cumpliéndose estrictamente el programa formulado. En la tarde del domingo la Unión Obrera envió un buen regalo de provisiones a los reos de la cárcel pública, quedando de esto muy agradecidos esos desgraciados”.
En la última década del siglo XIX, signada por profundos cambios y transformaciones en el territorio, comienza a emerger también, la abnegada labor de los profesores normalistas, en su mayoría mujeres, que elevan significativamente la tasa de alfabetismo y el nivel de la instrucción en Magallanes. A ello contribuyó significativamente la ley promulgada en 1908 que establecía gratificación para todos los preceptores en Chile, de modo que la comisión de alcaldes, en sesión ordinaria N°69 del 1 de febrero de 1909, ordenó fijar una escala de remuneraciones y una subvención respectiva.
El magisterio estaba conformado por Luis Enrique Zelada, Manuel Iligaray, Pedro Ríos, Carlos Muñoz y Eliecer Díaz, de la Escuela Superior de Hombres N°1; Laura Castro, Inés Muñoz, Emma Bravo y Clemencia Silva, de la Escuela Superior de Niñas N°2; Carolina Villalobos, Rita Galleguillos y Gricelda Barría, de la Escuela Elemental N°3; Celina Galmez y Laura Coelho, de la Escuela Elemental N°4; Amelina Labra, de la Escuela Elemental N°5; Mercedes Valenzuela y Celia Molina, de la Escuela Elemental N°6; Balbina Muñoz y Soledad Urbina, de la Escuela Elemental N°7; Aurelia Rodríguez, de la Escuela Mixta de Leña Dura y María de los Santos, en la asignatura de costura de la Escuela Superior de Niñas.
Cuerpo de profesoras de la Escuela Superior de Niñas °2, en diciembre de 1930.
Ya en 1909, la comisión de alcaldes fijaba subvenciones y sueldos a los profesores, destacando la labor de las maestras en el impulso que tuvo la instrucción en Magallanes, en las primeras décadas del siglo XX.
Prontamente, los comerciantes de diversos rubros diseminados en Punta Arenas, emularon a los obreros y se organizaron como Sociedad de Empleados de Comercio de Magallanes, la primera de su género, en toda la Patagonia, el 16 de noviembre de 1911. Su primer directorio quedó conformado por Carlos Vargas, como presidente; Jovino Vásquez, vicepresidente; José Arias, secretario general; Eduardo Serra, secretario de actas; Rojelio Frugoni, tesorero; Humberto Mancke, Juan Torres, Francisco González, Pedro Skarmeta y Juan Callahan, vocales.
Una característica especial de esta nueva entidad, fue la habilitación de una Caja de Pensión y Socorro, donde se recibían aportes de socios, de organizaciones con fines de lucro, industriales, comerciales y de privados.
Unos meses antes había comenzado sus actividades, la Federación Obrera de Magallanes (FOM). En ese contexto, surgió la primera de huelga de mujeres trabajadoras en la historia de Magallanes y la Patagonia, debido al alza de productos de primera necesidad, la que se llevó a efecto en febrero de 1912.
Al frente de la manifestación se ubicó Natalia Tobar González enarbolando una bandera roja con las trabajadoras de la lavandería “Modelo”. El 5 de marzo surgió la huelga en el frigorífico de San Gregorio, preludio de las primeras protestas generales en las estancias magallánicas, verificadas entre el 29 de noviembre y el 12 de diciembre de 1912.
La conformación de un tribunal arbitral paritario de patrones y obreros para enfrentar reclamos por mutuo incumplimiento y el acuerdo alcanzado el 4 de febrero de 1913 con el frigorífico de Río Seco, que significó el primer convenio colectivo para las faenas en estos recintos en la Patagonia, fueron, los primeros logros de la FOM.