Es bien conocido el refrán «ojo por ojo, diente por diente», una expresión que surgió en la Edad Media con un sentido de venganza, y que también hace referencia a la Ley del Talión, donde la justicia se aplica de manera equitativa para todos.
No es mi intención aplicar el Código de Hammurabi a la gestión del actual alcalde, pero sí quiero generar una reflexión y educar sobre por qué las calles de nuestra ciudad se encuentran en un estado tan deplorable.
Hemos discutido extensamente sobre esta problemática que afecta a nuestra ciudad. Los «hoyos», «cráteres» y «eventos» —como se les suele llamar— son una constante en muchas de nuestras calles, lo que genera una molestia creciente entre los habitantes de Punta Arenas. Esta justa indignación surge por la falta de acción o avances en la reparación de estas problemáticas.
Desde 2021, hemos solicitado la presentación de proyectos para la mejora, reposición y nuevos procesos de pavimentación en la comuna. Sin embargo, lamentablemente, la administración municipal, encabezada por el alcalde, ha hecho oídos sordos y no ha gestionado ninguna solución para resolver esta situación que tanto nos afecta.
He escuchado una serie de excusas que no se sostienen en argumentos válidos, lo cual solo retrasa y refuerza la percepción de que no se ha hecho nada, y que solo se han levantado cortinas de humo en torno a este tema. Por ello, es necesario explicar lo que idealmente debería estar haciendo el municipio.
Desde la modificación de la Ley N°8.946 sobre Pavimentación Comunal en 2006, el Servicio de Vivienda y Urbanización (SERVIU) dejó de ser responsable de la conservación de pavimentos de aceras y calzadas, limitándose su rol a la fiscalización técnica. Según la Ley N°19.175, la responsabilidad recae en el Gobierno Regional, que tiene la función de construir, conservar y administrar las obras de pavimentación en áreas urbanas, pudiendo celebrar convenios con municipalidades y otros organismos del Estado para cumplir con esta tarea.
La Ley N°18.695 establece que las municipalidades deben administrar los bienes nacionales de uso público, incluidas calles y veredas, y velar por su buen estado. Para ello, los municipios deben identificar las vías que necesitan conservación y gestionar su financiamiento a través del Gobierno Regional. En este proceso, SERVIU actúa como fiscalizador una vez asignados los recursos, pero la iniciativa y coordinación deben surgir de la municipalidad y el Gobierno Regional.
Actualmente, no existen convenios vigentes entre el Ministerio de Vivienda y Urbanismo (MINVU), el Gobierno Regional, y las municipalidades para la conservación de pavimentos. Sin embargo, SERVIU ha ofrecido su apoyo como unidad técnica, aunque la responsabilidad principal sigue siendo de la municipalidad y el Gobierno Regional, como administradores de los bienes nacionales de uso público.
Un dato anecdótico: en septiembre de 2019, algunos medios de comunicación regional titulaban «Armarse de paciencia: repararán calles en 90 cuadras de Punta Arenas». Los trabajos, según se decía, comenzarían en diciembre de ese mismo año. Incluso en el Facebook de la municipalidad se anunciaba lo mismo. Investigando un poco, descubrí que, aunque se presentó el proyecto, este fue rechazado y desde entonces abandonado, sin que se volviera a insistir en él.
Es lamentable que la gestión municipal demuestre ineficiencia en la elaboración y ejecución de proyectos. La gestión no ha estado centrada en el bienestar de las ciudadanas y ciudadanos que habitamos en Punta Arenas. Antes nos llamaban la «capital de la Patagonia»; hoy se nos denomina la «ciudad Antártica», un tema que desarrollaré en una próxima columna. Pero con el abandono urbano que vive nuestra comuna, sería una vergüenza insistir en algo que no somos y no seremos hasta que se hermosee nuestra ciudad, haciéndola digna de vivir en ella y de poder encantar a quienes nos visitan de distintas partes del mundo. Ahora, en plena campaña electoral, seguiremos viendo falsas promesas y cortinas de humo, donde se culpa a otros por responsabilidades que son propias del dueño de casa.