A casi 21 años de los hechos, la ministra en visita Marta Pinto sometió a proceso a cuatro carabineros en retiro y a dos sacerdotes en calidad de encrubridores del delito de sustracción del adolescente Ricardo Harex, de 17 años, cuyo rastro se perdió el 19 de octubre de 2001, luego de participar en una fiesta juvenil en el sector de Playa Norte de Punta Arenas.
La representante de la Corte de Apelaciones de Punta Arenas procesó a los exfuncionarios policiales Hernán Bravo, Héctor Peña, Máximo Sánchez y Anwar Kharufeh, además de los religiosos Leonardo Santibáñez, Bernardo Bastres y Vincenzo Soccorso.
De acuerdo a la resolución, «la referida desaparición es atribuible a la participación de terceros quienes podrían presentar alteraciones psicopatológicas y/o poder institucional; y encubiertos por miembros de las referidas instituciones y que corresponde calificar como sustracción de menor de 18 años de edad, tipificado en el art. 142 del Código Penal, en el que hay coincidencia entre el texto actual y el vigente a la fecha de los hechos, en sus elementos esenciales».
La ministra determinó que los procesados cumplan con la medida cautelar de prisión preventiva, aunque atendida su edad y la situación sanitaria, podrán cumplirla en sus domicilios a la espera de una decisión de la Corte de Apelaciones de Punta Arenas.
Ricardo Harex cursaba cuarto año medio en el Liceo San José, cuyo director era el sacerdote Rimsky Rojas, acusado de abusar sexualmente de tres menores de edad durante la década de los 80 y que, en medio de la indagación, se suicidó en 2011.
La conexión entre el caso y la iglesia surge de las declaraciones de Juan Esteban Cárdenas (muerto en 2014), respecto de que el religioso le había ordenado enterrar su cuerpo, situación a la que no se pudo negar debido a las supuestas amenazas recibidas.