El 11 de marzo de 2006, asumió el mando de la nación, la primera presidenta mujer en la historia de Chile, la militante socialista Michelle Bachelet Jeria. Médico de profesión, había vivido y estudiado en Alemania Oriental, luego del golpe de Estado de 1973. Su padre, Alberto Bachelet Martínez era un General de Brigada de la Fuerza Aérea de Chile (FACH) leal al presidente Salvador Allende y que al momento del quiebre institucional del 73, se desempeñaba como contador Jefe de esa rama militar.
Durante el gobierno de la Unidad Popular, Alberto Bachelet había sido designado como director de las Juntas de Abastecimiento y Control de Precios (JAP). Inmediatamente producido el golpe, fue detenido y torturado en reiteradas ocasiones por sus propios compañeros de armas, falleciendo en la Cárcel Pública de Santiago, el 12 de marzo de 1974.
Su hija Michelle, fue nombrada Ministra de Salud al comienzo de la administración del presidente Ricardo Lagos y de allí pasó a la cartera de Defensa. Para muchos, la imagen de Bachelet arriba de un tanque del Ejército, fue el ícono que dio la vuelta al mundo. En ese momento, se interpretó que el paso siguiente, era llegar a La Moneda.
Michelle Bachelet designó como Intendenta de Magallanes a la reconocida dirigente de la Democracia Cristiana, la experta en cuestiones tributarias y financieras, Eugenia Mancilla Macías, quien, desde el inicio de su gestión, intentó darle un nuevo sello a la figura del Intendente.
En concordancia con lo que buscaba la presidenta Bachelet, la Intendenta se la jugó por promover la inserción de mujeres profesionales en el servicio público, caracterizado históricamente por predominio masculino.
Un momento especialmente sensible para Eugenia Mancilla, ocurrió cuando luego de fallecer en la capital, el ex dictador Augusto Pinochet, el comandante en jefe de la Quinta División de Ejército, general Ricardo Hargreaves Butrón, manifestó al diario “La Prensa Austral”, que “fui partícipe de la causa de Pinochet y la sigo compartiendo”, aseveración que le costó el cargo al militar y el llamado inmediato a retiro del servicio activo.
La intendenta Mancilla se plegó en la lucha que llevaron cientos de jubilados magallánicos, en un proyecto impulsado por el senador Carlos Bianchi en 2007 tendiente a conseguir la devolución de los dineros de la fenecida Ley del 4% que beneficiaba a los empleados públicos de nuestra provincia. Dicha medida, fue promulgada en febrero de 1958, a fines del segundo gobierno de Carlos Ibáñez del Campo y derogada en 1977, en tiempos de la Dictadura cívico militar.
Eugenia Mancilla presidió los actos para la despedida de la antigua militante del socialismo magallánico, Nelda Panicucci Bianchi, fallecida después de soportar una larga enfermedad, en abril de 2008. En conversación con este articulista, la actual líder regional de la Asociación Nacional de Empleados Fiscales (Anef), Doris Sandoval Miranda, nos confidenció que Panicucci intentó en su etapa como Intendenta (2000-2001) realizar una serie de reformas que propendían a descentralizar la concentración del poder en Punta Arenas, y consolidar de manera gradual, la presencia femenina en la toma de decisiones del Gobierno Regional, lo que fue resistido por los sectores más tradicionalistas, principalmente hombres, de la Concertación.
Eugenia Mancilla también experimentó una resistencia conservadora en su administración, que adquirió mayor virulencia después de las desastrosas elecciones municipales de octubre de 2008, en que el independiente Vladimiro Mimica Cárcamo, ligado a la figura del senador Bianchi, terminó superando holgadamente al candidato del gobierno, el incombustible Juan Morano Cornejo, lo que finalmente, apuró su remoción del cargo.
En su remplazo, la presidenta Bachelet nombró al sindicalista del petróleo, Mario Maturana Jaman como nuevo Intendente. Hombre reposado y metódico, de inmediato se abocó a solucionar el problema del contrato de concesión con la Zona Franca, -iniciado en la administración de Mancilla- como asimismo, de profundizar los mecanismos de entrega de los Fondos Nacionales del Desarrollo Regional (FNDR), comenzados también por su predecesora, y apurar la terminación de las obras del nuevo Hospital Clínico de Magallanes, gestiones que había empezado Jaime Jelincic y continuado la propia Eugenia Mancilla.
El gobierno regional se mostraba incierto ante las elecciones presidenciales y parlamentarias que se aproximaban para fines de 2009. Sin embargo, nadie pareció prever la terrible derrota que se avecinaba.
En primera vuelta, el candidato del gobierno, el ex presidente Eduardo Frei Ruiz Tagle, apenas logró un poco más del 29% de la votación, lo que obligaba a un repechaje con el líder de la oposición, el empresario Sebastián Piñera Echenique, que había conseguido el 44.06%.
De nada sirvió el intenso lobby desplegado por el gobierno para captar las preferencias de los votantes de Marco Enríquez Ominami y Jorge Arrate Mac Niven. El 17 de enero de 2010, Piñera obtenía el 51.61% contra el 48.39% de Frei.
La Era de la Concertación, la coalición política que más tiempo se mantuvo en el poder en la historia moderna de Chile, se aproximaba a su fin.
En contraste, la vida parecía sonreírle a Sebastián Piñera que en vacaciones hacía los retoques para su primer gabinete. La naturaleza provocaría un inesperado cambio de planes, el 27 de febrero de 2010.