Hacemos un paréntesis en la entrega de nuestra secuencia dedicada a los “Intendentes de la Dictadura cívico militar”, con el propósito de compartirles algunas notas biográficas, de quien fuera nombrado Vicepresidente de la Primera Junta de Gobierno, el 18 de septiembre de 1810.
Nos referimos al presbítero José Antonio Martínez de Aldunate. Escribimos estas líneas, pensando en las Fiestas Patrias y por supuesto, en el Barrio 18 de Septiembre, aquí en Punta Arenas, que el próximo lunes 27 del presente mes cumple oficialmente, sesenta y cinco años de existencia.
Por de pronto nos hallamos en condiciones de asegurar, que la figura de aquel sacerdote es uno de los grandes mitos de nuestra historia. La mayoría de los textos que consultamos y que leemos en la escuela, el liceo o en la universidad, nos hablan que en la mañana del martes 18 de septiembre de 1810 se eligieron a los nueve miembros que conformaron la Primera Junta en cuestión: Mateo de Toro y Zambrano, presidente; José Martínez de Aldunate, vicepresidente; Fernando Márquez de la Plata, Juan Martínez de Rozas, Ignacio de la Carrera, Francisco Javier de Reina y Juan Enrique Rosales, vocales; José Gregorio Argomedo y Gaspar Marín, secretarios.
Ahora bien. Nos parece necesario aclarar algunas cosas. En el importante libro, “Los Obispos de Chile 1561-1978”, de Carlos Oviedo Cavada, aprendemos que Martínez de Aldunate había nacido en Santiago en 1731; que estudió en el Convictorio de San Francisco Javier y luego, en la Universidad Real de San Felipe, en donde se tituló de Abogado y Doctor en leyes. Llegó a ser Rector de esta casa de estudios superiores. Al mismo tiempo que ascendía en evaluación académica, aumentaba su participación en altos cargos del obispado de Santiago: Promotor fiscal; Provisor y Vicario general; Canónigo, Vicario capitular.
En cambio, en la página 138 de la monografía escrita por el obispo de La Serena, Carlos Silva Cotapos, “Historia eclesiástica de Chile”, hallamos la siguiente observación:
“La supresión de la Compañía de Jesús, (1767) dio bastante que hacer al obispo de Santiago; pues hubo de buscarles reemplazantes para los muchos servicios que tenían a su cargo; pero el peso principal recayó en el vicario general, don José Antonio Martínez de Aldunate, que fue nombrado miembro de la junta de Temporalidades, cuyo oficio fue liquidar los bienes de la Compañía, tarea larga y difícil que exigió varios años de trabajo”.
El 26 de marzo de 1804 el Papa Pío VII lo eligió Obispo de Huamanga (Ayacucho). En 1809 su nombre fue levantado por el Consejo de Regencia como posible nuevo Obispo de Santiago. Oviedo Cavada agrega a continuación:
“El señor Martínez de Aldunate llegó a Valparaíso el 25 de noviembre de 1810, en muy malas condiciones de salud y el 15 de diciembre siguiente tomó posesión del Obispado como electo, en virtud de la Carta de ruego y encargo, recibiendo la jurisdicción de Vicario capitular. Sin embargo, no consta que haya sido instituido canónicamente por el Papa como Obispo de Santiago”.
Tanto Silva Cotapos, como Oviedo Cavada, nos aseguran que Martínez de Aldunate nunca alcanzó a ejercer como Obispo de Santiago. “El obispo Aldunate llegó a Valparaíso en Noviembre de 1810, en el más deplorable estado de salud. Venía casi ciego y comenzaba la demencia, obra de sus años, que eran casi ochenta, y de los prolongados trabajos de su vida. (…) Martínez de Aldunate falleció el 8 de Abril de 1811, sin haber sido instituido obispo de Santiago por la Santa Sede” (Silva).
De modo que nos encontramos ante la posibilidad de plantear una refutación histórica de gran importancia. Se nombró vicepresidente de la Primera Junta de Gobierno, a un personaje que no se encontraba en el territorio. La mayoría de los historiadores nacionales, omiten este antecedente. Más aún. Ni siquiera había sido confirmado como Obispo titular de Santiago. De hecho, la diócesis de Santiago estuvo sin Obispo desde el fallecimiento de Francisco José Marán, el 10 de febrero de 1807, hasta el nombramiento de José Santiago Rodríguez Zorrilla, el 15 de marzo de 1815.
Por último, nos trasladamos a la parte final de nuestra historia de hoy. Sabemos que la principal arteria del Barrio 18 de Septiembre y una de las más importantes de Punta Arenas, recibió el 27 de septiembre de 1956, el nombre del prelado. Como hemos explicado en otras ocasiones, ese día la Ilustre Municipalidad, en la sesión extraordinaria Nº254, encabezada por el Alcalde Natalio Brzovic, secundado por los regidores, Felicia Barría, Armando Barría, Jorge Cvitanic, Marco Davison, Roberto Eugenín, Ernesto Guajardo, Manuel Ibáñez y René Lillo, acordaron denominar a la ex Población del Río de la Mano, conocida también, como Hijuela Nº20, como Población 18 de Septiembre y, a sus siete calles primigenias, con los nombres de los principales miembros de la Primera Junta de Gobierno. Llama la atención, que ninguna vía del sector, considera el nombre de Ignacio de la Carrera. Este error, que creemos involuntario, vale la pena consignarlo para una rectificación, toda vez, que dicho personaje es el progenitor de uno de los mayores artífices de nuestra Patria: José Miguel Carrera y Verdugo.
En cuanto a la Avenida Martínez de Aldunate, ex calle 7, reiteramos el clamor de muchos habitantes del Barrio 18 de Septiembre que han peticionado públicamente, revitalizar el nombre de uno de los dirigentes políticos y sindicales, que más hizo por dotar de infraestructura a aquella población. Por lo mismo, no sería descabellado hacer un reconocimiento postrero, denominando a una de las vías de la Avenida Martínez de Aldunate, con el nombre de Ernesto Guajardo Gómez.