La derecha, regionalismo magallánico y JAK: peligros de una inconsistencia histórica (Columna por Daniel Pacheco Henríquez)

3 de diciembre de 2021

  • Magíster en Economía y Políticas Públicas.

Ya iniciada la carrera hacia la segunda vuelta presidencial, somos muchos quienes seguimos intentando comprender el escenario político del momento a la luz de lo que nos dejó el domingo 21 de noviembre recién pasado.

En lo que a Magallanes se refiere, era previsible la primera mayoría del abanderado de Apruebo Dignidad Gabriel Boric (nacido y criado en el Austro, y diputado por la zona en dos períodos). Sin embargo, lo que no era muy fácil de intuir, fue la excelente votación alcanzada por José Antonio Kast (JAK de aquí en adelante), evidenciando una distancia entre ambos candidatos de poco menos de tres puntos. Si ponemos sobre la mesa lo que representa el candidato del Frente Social Cristiano y la historia política/electoral de Magallanes, considerada en muchos casos como un “bastión de izquierda”, sin duda el resultado de JAK es realmente impresionante.

Llama la atención los números del candidato de lo que Mario Vargas Llosa –quien no es precisamente un Bolchevique– calificó como “derecha cavernaria”. Esto, ya que el único punto en común de todaslasfuerzas políticas esla demanda descentralizadora, es decir, mayor poder de decisión, autonomía y reconocimiento. En vista de una ciudadanía que por casi un siglo se ha manifestado en contra de un centralismo asfixiante, con una facultad de organización colectiva capaz de copar las planas de todos los medios nacionales, hacer rodar cabezas de ministros de Estado y congelar alzas de precios de elementos como el gas (2011) o combustibles (2021), una candidatura de derecha de este tipo no podría ser bien acogida en la región. En las líneas que siguen, se presenta un esfuerzo intelectual para sustentar esta tesis en función de dos aristas argumentativas. Una primera aproximación, basada en el origen del regionalismo magallánico. La segunda, analizando la visión sobre descentralización plasmada en el programa de gobierno del candidato en cuestión. Ambas justificaciones, desde el punto de vista de la historia y la economía política.

Origen del regionalismo magallánico

“¿Qué fue primero, sobre la estepa patagónica, el Estado o el capital?”1 . Sugerente y desafiante pregunta planteada por el destacado historiador magallánico Alberto Harambour. Es importante intentar responderla, pues es a partir de esto que se van configurando los elementos que despiertan la demanda regionalista. Un primer detalle relevante para mencionar en este apartado es que, desde el año 1878 hasta 1927, el tratamiento que se le dio a Magallanes en el ordenamiento jurídico chileno fue el de “Territorio de Colonización” (desde 1853 a 1878 tuvimos esta categoría además de ser colonia penal), último nivel en jerarquía relativa, sin representación política, y, en consecuencia, una zona donde no existía una institucionalidad que aporte reglas claras para sus perspectivas de futuro. Para ser más nítido aún, estaban dispuestas las circunstancias para hacer y deshacer, siempre y cuando, se contara con una condición especial: poder.

En este contexto, es menester instalar en la argumentación, un acontecimiento que cambió para siempre el devenir de Magallanes. Nos referimos a la constitución y operación de la empresa ganadera más importante que jamás haya existido en el cono sur del mundo: La Sociedad Explotadora de Tierra del Fuego. Tal como se ha documentado brillantemente por la historiografía regional2 , después de dos primeras concesiones de arrendamiento de tierras en la isla a quienes comenzaban a erigir este “imperio” por parte del Estado chileno, la primera por un total de 180.000 hectáreas a nombre de José Nogueira (Decreto Supremo del 22 de abril de 1889) y la segunda (Decreto Supremo de 15 de noviembre de 1889), de 170.000 hectáreas a nombre de Mauricio Braun (cuñado del primero), los “prohombres” quisieron ir por más, y se logró a través de la gestión de Ramón Serrano, que el mismo Nogueira se reuniera con el Presidente de la República Manuel Balmaceda en 1890 para solicitar más derechos de arrendamiento. El resultado: concesión de 1.000.000 de hectáreas en Tierra del Fuego por un plazo de 20 años. Este carácter, evidentemente monopólico y rentista de la firma, que como bien sabemos por la ciencia económica, genera consecuencias tremendamente ineficientes en los mercados, dio forma al mismo tiempo en Magallanes a un daño creciente y sostenido en el tejido social.

El tremendo desequilibrio originado por el acaparamiento de la tierra en unas pocas manos fue despertando rápidamente la atención de la población local. Poco a poco la opinión pública comenzó a manifestarse en contra de la dinámica con la que operaba el latifundio, o en su defecto, el “gobierno de las ovejas”. Este malestar generó un sentimiento compartido entre distintos sectores, como por ejemplo, sociedades mutuales, la Federación Obrera, representantes de gobierno, entre otros. En esta lógica, se da vida al denominado “Comité Pro-Subdivisión de Tierras”, liderado por el distinguido inmigrante italiano Juan Bautista Contardi. Esta organización –vale tenerlo muy presente– fue la antesala de lo que posteriormente se conoció como la Unión Cívica de Magallanes, y su proyección futura como el Partido Regionalista de Magallanes, quienes lograron instalar al primer representante local en el congreso nacional: Manuel Chaparro Ruminot.

El mencionado comité –aprovechando un desarrollo notable de la imprenta a escala regional– inició un despliegue crítico comunicacional en contra del monopolio ganadero a través de los distintos diarios de circulación de la época. Destacan en este punto, los duros intercambios de opinión a comienzos de la segunda década del siglo XX, entre el mismo Contardi y Alexander Cameron, en ese entonces, gerente general de la Explotadora. La cantidad de publicaciones sobre este tópico en los diarios de esos años es francamente impresionante, por lo que hacer un seguimiento detallado de lo que fue su desarrollo, excede los alcances de esta pequeña reflexión. Sin embargo, al tener acceso a cierta documentación, nos parece pertinente reproducir unas breves líneas de una publicación realizada por El Mercurio de Valparaíso y que fue transcrita el día 06 de junio de 1912 en el diario El Comercio de Punta Arenas, denominada “Tierras de Magallanes”, en donde se celebra una medida temporal del Ministerio de Colonización en virtud de distribuir mejor la tierra en la parte norte de la isla hasta el paralelo 54: “Esta medida gubernamental viene a satisfacer una aspiración sentida desde largo tiempo por la población magallánica, pues permitirá a los industriales y colonos de aquella región hacerse de tierras en pequeñas extensiones e iniciar un género de explotación que el latifundio mantenido desde que Magallanes entró al concierto de la economía nacional ha hecho imposible de realizar hasta ahora, y ha sido rémora del verdadero progreso de aquel pedazo de Chile. Ha dado, pues, el gobierno un buen paso en pro de la colonización efectiva de aquel territorio, favoreciendo la distribución de la tierra, base de riqueza, contra el acaparamiento en unas cuantas manos que ha hecho de Magallanes un feudo de determinadas empresas, las cuales no han podido tener en vista el interés nacional por encima del particular de cada una”. 3

El optimismo desatado a través de esta disposición se fue diluyendo rápidamente, puesto que, al igual que en circunstancias similares en el pasado, se fueron encumbrando una serie de irregularidades que entorpecieron el proceso. Sólo para cerrar esta primera parte, lo que vino despuésfue una tensión aún más fuerte en contra del poder que fue adquiriendo la Explotadora, en donde la atención se puso tenazmente en el fin del período de concesión de tierras conseguido 20 años antes por la firma, oponiéndose sin vacilación a una eventual renovación del derecho de arrendamiento. Como bien sabemos, para el año 1913, losrepresentantes del “imperio” no sólo lograron mantener por otros 15 años la concesión, sino que, además, les entregaron más tierras, quedando establecidas en la ley, 1.376.160 hectáreas4 . Para rematar, es importante señalar que, en algún momento, la firma llegó a tener 3.000.000 de hectáreas. ¿Cómo fue posible alcanzar ese poder de negociación? La respuesta es clara, siendo parte de un circulo de influencia sin parangón en la época, lo más cercano a lo que uno se podría imaginar que fueron los “Patricios” en la antigua Roma. Hace un par de años, el Sociólogo Joaquín Bascopé –quien ha estudiado como pocos este tópico– desclasificó una fotografía en donde aparecen paseando en Reñaca: Fernando Edwards (Intendente de Tacna), Agustín Edwards Mac-Clure (Banquero y fundador de El Mercurio de Santiago), Luis Barros Borgoño (vicepresidente de Chile en 1925), Emiliano Figueroa (presidente de Chile en 1925-27) y un tal Mauricio Braun, mandamás de la Sociedad Explotadora de Tierra del Fuego. Como se puede constatar, vínculos estrechos con el ala más conservadora (como JAK) e influyente de la derecha chilena.

Tal como lo han demostrado quienes han investigado con rigor5-6 los orígenes de la causa regionalista en Magallanes, todo apunta a que esta demanda se circunscribe como oposición al poder monopólico de la Explotadora, quienes estuvieron siempre totalmente alineados con la política centralista conservadora nacional dirigida por la elite de Santiago y Valparaíso. Teniendo en consideración este necesario repaso histórico, poniendo énfasis en el daño que causó a la región ser conducida por los valores del mundo conservador, la pregunta relevante que deberíamos hacernos es: ¿Por qué hoy, con más derechos políticos que aquél entonces, con avances que han costado años en materia de descentralización, podríamos pensar que esta concepción de mundo nos llevará hacia un mejor porvenir? No nos perdamos, JAK es en esencia, el representante más fiel del conservadurismo en el escenario político chileno de las últimas décadas. Y lo que esta doctrina impulsa es accionar desde el poder político y la fuerza del Estado, conservar o restablecer creencias, costumbres y elementos culturales que no reconocen la heterogeneidad. En síntesis, resguardar la estructura “Portaliana”. Ya conocemos los efectos de esto en los territorios.

JAK y las regiones: una mirada a su programa de gobierno

La segunda parte de nuestra argumentación estará orientada a analizar la visión sobre descentralización plasmada en el programa de gobierno7 del representante de la derecha chilena en el próximo balotaje. Para hacerlo más interesante, intentaremos identificar los efectos que su plan podría tener en Magallanes. Del capítulo de su programa “Atrévete a regionalizar Chile” (pp.42-46), se pueden contabilizar un total de 18 propuestas(Nº 84 – Nº 101) en materia de descentralización. Entendiendo que frente a problemas públicos nadie tiene la verdad absoluta, nos parece que gran parte de sus propuestas son tremendamente cuestionables, no obstante –debido a la sorpresa en lo que se plantea y por limitaciones de espacio–, hacia el final de este trabajo, nos ocuparemos de las 2 ideas que más nos llaman la atención.

Como primer punto, nos referiremos a la propuesta Nº 85 de su programa, la cual en lo fundamental señala: “Es necesario crear macro-regiones para que la entrega de poder a autoridades regionales desconcentre el poder de forma efectiva. Chile debiera tener alrededor de 7 macro-regiones para que su concentración poblacionalsea similar al país medio de la OCDE” (p.43).

Por varios motivos, esta propuesta resulta desconcertante. En primer término, porque se intenta instalar un nuevo entendimiento del espacio geográfico nacional desde un enfoque abiertamente arbitrario y totalitario, una imposición de arriba hacia abajo, sin participación ciudadana, lo que generaría en esta nueva entidad política “suprarregional”, un problema de legitimidad desde su génesis. Una política pública seria y rigurosa sobre macro-regiones, indiscutidamente debería partir consultando a quienes habitan los territorios, su opinión respecto a transitar o no, hacia un ordenamiento jurídico/territorial de esta envergadura.

Por su parte, el segundo elemento para cuestionar esta propuesta es el hecho de que, sin lugar a duda, las macro-regiones ponen en tela de juicio las identidades culturales regionales construidas desde larga data. Para el caso de Magallanes, a lo menos un siglo de reproducción cultural. Ante esta situación, creemos interesante citar la visión de los creadores del Partido Regionalista de Magallanes –hace casi 90 años–, en relación a cómo debería ser mirada nuestra región desde un punto de vista político-administrativo: “Es un grave error y un completo desconocimiento de la realidad el agregar a Magallanes a Chiloé́, y por el contrario, debe seguir siendo una provincia especial. Sus modalidades son diferentes de las del resto del país, si bien no tiene la gran población de las otras, en cambio se destaca por su enorme riqueza ganadera, susceptible de intensificarse enormemente una vez realizada la subdivisión de las tierras, lo que unido a la vitalidad de su población, a la excesiva distancia que la separa materialmente de las provincias restantes, a la falta de comunicaciones rápidas y diarias con ellas; a su clima frío y rudo, a su conformación física y a otros factores más, hacen que sea la zona más definida de Chile. Con una población total de 37.913 habitantes (censo de 1930), Magallanes debe continuar con sus tres actuales departamentos de: Magallanes 28.999 personas; Última Esperanza: 5.639; y Tierra del Fuego: 3.275; población que habrá de aumentar con la subdivisión de las tierras”.8

El dicho popular es “lo mejor para el final”. En este caso, será lo peor. Porque lo cierto es que, la propuesta Nº 86 del programa de JAK es sencillamente impresentable. Citamos las primeras 5 líneas. “Convocatoria anticipada a elección regional cumplidos dos años de mandato del Gobernador: Esta es una facultad muy drástica del presidente de la República, frente a un Gobernador Regional que no le permite implementarsu plan de gobierno. Para efectuar la destitución, el mandatario debería contar con el apoyo de 2/3 de la cámara de diputados y dos senadores de la región” (p.43).

Recordemos que, en las elecciones de mayo de este año, como ciudadanía tuvimos la posibilidad de elegir vía voto, por primera vez en más de 200 años de historia política republicana, a la máxima autoridad regional. Se terminó con la figura de Intendente (siempre designado desde el nivel central), dando paso a lo que hoy conocemos como Gobernadores Regionales. Un hito político extraordinario, que según la literatura académica especializada a nivel internacional9 , es recién la primera medida –y desde luego, la más importante– para comenzar un proceso de descentralización efectivo y real. En este sentido, la propuesta Nº 86 de JAK, no sólo es un retroceso, una burla o una medida fuera de contexto y sentido político real, sino que es definitivamente, un peligro para la democracia.

Lo que JAK nos dice básicamente es: si ustedes (Gobernadores Regionales), no están de acuerdo con lo que La Moneda desea implementar,se hará todo lo posible para sacarlos del tablero, aún cuando fueron escogidos y validados por las personas que habitan sus territorios. La lógica de un Rey, que domina su imperio –al igual que el que ya nos referimos más arriba– sin ningún tipo de contrapeso. El libreto perfecto para una película de terror al más puro estilo Netflix.

Al finalizar, por las razones ya expuestas, enfatizamos en los riesgos que implica para las perspectivas de futuro de nuestra región, que la mirada de país que representa JAK se instale en el poder ejecutivo. Nos resulta extraño y paradójico, que los valores que él encarna tomen fuerza en una zona que por tantas décadas ha reclamado autonomía y reconocimiento. Quizás, son muchos más de lo que uno podría pensar en Magallanes, quienes se han encargado de mantener fértil, aquellos campos que dieron forma al dominio de la Explotadora.

¡Menuda labor comprobarlo!

De lo que sí estamos seguros, es que entre el relato construido y las acciones que ejercemos, hay una enorme inconsistencia.

Fuentes de consulta:

1. Harambour, A. (2017). Soberanía y corrupción. La construcción del Estado y la propiedad en Patagonia Austral (Argentina y Chile, 1840-1920). Historia, 50(2), 555-596.

2. Martinic, M. (2011). Recordando a un imperio pastoril: La Sociedad Explotadora de Tierra del Fuego (1893- 1973). Magallania, 39(1), 5-32.

3. “Tierras de Magallanes”. Diario El Comercio, Punta Arenas. 06 de junio de 1912. Disponible en: http://www.bibliotecadigital.umag.cl/handle/20.500.11893/1602

4. Durán, F. (1943). Sociedad Explotadora de Tierra del Fuego 1893-1943. Valparaíso, imprenta y litografía Universo.

5. Bascopé, J. (2013). División del monopolio ganadero y origen del regionalismo magallánico. La Prensa Austral, Punta Arenas, 28 de abril de 2013.

6. Urzúa, C. (2014). Primeras señales de la identidad magallánica: construcción del discurso regionalista (1900-1911). Santiago, Facultad de Filosofía y Humanidades Universidad de Chile.

7. Kast. J.A. (2021). Atrévete Chile. Disponible en: https://atrevetechile.cl/baseprogramatica/

8. Bascopé, J. (2015). Documentos inéditos para la historia de Magallanes: La autonomía y Magallanes. Magallania, 43(2), 205-221.

9. Falleti, T. (2005). A sequential theory of decentralization: Latin American cases in comparative perspective. American Political Science Review, 99(3), 327-346.

Escrito por: Daniel Pacheco Henríquez