En la era digital, la educación virtual ha ganado terreno, ofreciendo acceso a la formación a
miles de personas que, de otro modo, estarían limitadas por barreras geográficas o
económicas. Sin embargo, cuando hablamos de la formación marítima, la experiencia
presencial sigue siendo insustituible. La educación a bordo de un buque y en el entorno
físico de una escuela de formación marítima no puede ser replicada por completo en un
entorno virtual.
La formación marítima requiere una combinación única de conocimientos teóricos y
habilidades prácticas que se desarrollan mejor en un entorno presencial. Asignaturas como
maniobras, náutica, meteorología, comunicaciones, reglamentación, estabilidad y
navegación son fundamentales para la preparación de un futuro tripulante. Si bien estos
contenidos pueden ser impartidos en módulos teóricos, la verdadera comprensión y
conexión entre ellos se logra a través de la práctica real y la experiencia directa.
La educación presencial permite que los estudiantes se beneficien del conocimiento y la
experiencia de docentes capacitados y expertos en sus áreas. Estos profesionales no solo
transmiten información teórica, sino que también comparten valiosos conocimientos
prácticos adquiridos a lo largo de sus carreras. Esta transferencia de conocimiento no está
escrita en los libros de texto; surge de la interacción directa, la observación y la práctica en
situaciones reales.
En el entorno presencial, los estudiantes también tienen la oportunidad de formar parte de
una comunidad marítima. Esta comunidad comparte un lenguaje común, valores, una
historia rica y un fuerte sentido de pertenencia. La interacción con pares y mentores en un
ambiente físico fomenta el desarrollo de habilidades sociales, trabajo en equipo y una
comprensión más profunda de la vida y la cultura marítima.
Además, la disciplina y el rigor que caracterizan la formación marítima se inculcan mejor en
un entorno presencial. La vida a bordo de un buque es exigente y requiere una formación
destacada y de calidad. Las decisiones que deben tomar los tripulantes en situaciones
críticas no pueden depender únicamente de conocimientos teóricos adquiridos en un aula
virtual. La experiencia real, la práctica continua y la disciplina adquirida en un entorno
presencial son esenciales para preparar a los futuros marinos para los desafíos que
enfrentarán en el mar.
La formación marítima presencial también ofrece una trayectoria laboral ascendente y la
oportunidad de mejorar la calidad de vida de los estudiantes y sus familias. La satisfacción,
el reconocimiento y la valoración que vienen con una carrera bien formada y disciplinada en
el ámbito marítimo son logros que solo se pueden alcanzar a través de una educación de
calidad, inmersiva y real.
En un mundo donde la tecnología avanza rápidamente y la educación virtual se convierte en
una opción viable para muchos, es crucial reconocer que la formación marítima debe
mantenerse arraigada en la realidad física y presencial. Las decisiones que toman los
tripulantes en el mar tienen consecuencias reales y significativas, y su preparación debe
reflejar esa realidad.
Por lo tanto, hacemos un llamado a los jóvenes a aventurarse en la formación marítima
presencial. Esta es una oportunidad no solo para adquirir conocimientos técnicos y
prácticos, sino también para formar parte de una comunidad con un legado histórico y
cultural significativo. Es una invitación a la aventura marítima, a la disciplina, al aprendizaje
continuo y a la búsqueda de la excelencia en un campo que valora y respeta a quienes se
dedican a él.