Por Víctor Hernández
En las primeras décadas del siglo XX Magallanes experimentó profundas transformaciones. En cierta medida, los principales protagonistas de estos cambios, además de los ciudadanos y de las instituciones que se fundaron en ese entonces, fueron algunos gobernadores.
En este grupo destacado sobresalen nítidamente algunos nombres. Carlos Bories hasta el día de hoy es recordado como uno de los mandamases más progresistas que tuvo el territorio. Estuvo en Magallanes desde 1898 a 1904. Fue el primer gobernador que ocupó el edificio terminado de la Gobernación, frente a la plaza Benjamín Muñoz Gamero, construcción que había mandado a erigir Manuel Señoret, en base a un diseño de 1893.
Bories fue un innovador. Comprendió antes que todos, la necesidad de trabajar en unidad con el Municipio, entidad que daba sus primeros pasos. De esta manera, emprendió la misión de entregar facultades a la Comisión de Alcaldes para recaudar impuestos, los que después se utilizaban para realizar todo tipo de obras públicas, en beneficio de la ciudad.
A Bories le sucedió Alberto Fuentes Manterola, un oficial de la Armada Nacional, al que se recuerda por defender la causa del presidente Balmaceda en la Guerra Civil de 1891. En esta condición, estuvo al mando del cazatorpedero “Lynch” que con el empleo de torpedos, hundió al buque insignia de la Escuadra Chilena, el blindado “Blanco Encalada”, en las costas de Caldera, un 23 de abril de 1891.
Alberto Fuentes estuvo sólo tres años, 1904-1907, al frente del gobierno regional. Dotó a Punta Arenas de agua potable, y entregó a la ciudad, los liceos de hombres y de niñas. Fue el creador del poblado de Río Seco y el ideólogo del famoso Censo General del Territorio, que materializó el médico Lautaro Navarro.
A Fuentes le sucedió Fernando Chaigneau, con quien se inicia la etapa de los gobernadores en conflicto permanente con el mundo obrero. Chaigneau se mantuvo en el cargo dos períodos consecutivos. Se le reconoce su preocupación por el hermoseamiento del casco central de Punta Arenas. No hay que olvidar, que durante su segunda administración, se funda Puerto Natales (1911). Sin embargo, su gestión aparece hoy cuestionada por los primeros conflictos suscitados entre su gobierno, tendiente a favorecer al empresariado local, particularmente a la Sociedad Explotadora de Tierra del Fuego (SETF), en desmedro de las demandas emanadas por la Federación Obrera de Magallanes (FOM). Además, durante su liderazgo en el territorio, el gobierno de Ramón Barros Luco introdujo la Aduana en Punta Arenas, en abril de 1912, que puso fin, a la época del primer Puerto Libre que tuvo Magallanes.
A continuación, tuvimos en el territorio desde 1914 a 1917, a Fernando Edwards, de quien el mundo obrero tiene recuerdos poco gratos. Empero, debemos sumar un mérito a su favor: en su mandato se procedió a adquirir como sede para la Junta de Alcaldes y oficinas municipales, el edificio ubicado en Avenida Colón esquina Bories.
Como dijimos en párrafos anteriores, los gobernadores durante este decenio parecían estar en continua reyerta con los miembros de la FOM, que aglutinaba en su organización, alrededor de 6.000 trabajadores. En este sentido, dos hechos de sangre comprometen gravemente a Luis Contreras Sotomayor, Gobernador del Territorio desde fines de septiembre de 1917 a marzo de 1919. La gran huelga que paralizó a Magallanes el 30 de diciembre de 1918, que incluyó una fuerte represión militar, con un muerto y más de cuarenta heridos; y el enfrentamiento armado acaecido en Puerto Bories, el 23 de enero de 1919, con el trágico saldo de cuatro carabineros y seis obreros fallecidos.
Sin embargo, el momento más álgido ocurrió en la madrugada del 27 de julio de 1920, cuando civiles, provistos de armas de fuego, en representación de la Asociación conocida como “Liga Patriótica”, confabulados con militares y agentes de policía, asaltaron, incendiaron, y saquearon la sede de la FOM en Punta Arenas, ubicado en calle Errázuriz, entre Armando Sanhueza y Avenida España. A ello se sumaron los crímenes ocurridos al interior del local y luego, la serie de vejámenes que sufrieron cientos de afiliados de la FOM.
Este nefasto acontecimiento histórico, que ha sido revelado en libros, monografías y documentales, suele omitir el nombre de Alfonso Bulnes Calvo, Gobernador de Magallanes para esa fecha, quien, debido a la magnitud de la masacre y, a la repercusión que los hechos alcanzaron en el norte del país, se vio obligado a presentar su renuncia el 9 de agosto del citado año.
De modo, que las denominadas pomposamente, “Fiestas del IV Centenario”, encontraron respaldo en la persona del entonces jefe del Apostadero Naval, capitán de navío Agustín Dagnino, el hombre que en calidad de Gobernador Interino, le cupo el honor de presidir estas celebraciones, las cuales se extendieron desde el 16 al 20 de diciembre de 1920.
Estas fiestas llenas de glamour, contaron con la presencia de numerosas personalidades, entre ellas, el Infante Fernando de Baviera y Borbón, el Nuncio Apostólico de Chile, el vicepresidente de la República, junto a los embajadores de España, Portugal y de todas las naciones sudamericanas.
El símbolo de aquella conmemoración, fue la donación a la ciudad, del Monumento a Hernando de Magallanes.