Si hay algo que me preocupa de nuestra democracia es la baja y creciente desestimación de los ciudadanos en todos nuestros procesos electorales. Es tanta la inquietud que tengo con esta situación que en reiteradas oportunidades lo he manifestado en público y en privado y especialmente por este medio. Siento que de este hecho hay que dejar constancia escrita, que es la que queda como testimonio. Hay quienes cuando me escuchan fruncen el ceño y me dicen que son los tiempos que corren, donde la molestia se expresa con más claridad y hace que diversos grupos se sustraigan y no participen de los diferentes procesos a los cuales estamos convocados.
Otros me dicen que algunos de estos procesos pudieran resultar poco atractivos para los posibles votantes , que también pudiera ser un efecto y consecuencia de la pandemia y de todos los temores que el covid 19 ha traído aparejado, especialmente en los grupos de más edad . Todo puede ser cierto , pero al mismo tiempo hay que decir que la decreciente participación electoral viene desde antes de la pandemia y que las últimas convocatorias sumaban varias elecciones al mismo tiempo, como de todas las opciones no había una que resultara atractiva , como por ejemplo elegir constituyentes para elaborar el nuevo texto constitucional. El primero en nuestra historia con un carácter tan inclusivo, paridad de género , representación de los pueblos originarios , nuevos grupos políticos participando y un largo etc., además en este mismo proceso se elegian gobernadores regionales por primera vez , alcaldes y concejales, es decir elegir hasta cuatro representantes en diversos ámbitos del quehacer nacional . No olvidar que en el llamado electoral de este domingo es también para elegir en cuatro papeletas para renovar los cargos más importantes de la república .
Hay un organismo internacional que evalúa el funcionamiento de las democracias en el mundo entero , considerando una pauta con más de 25 consideraciones . En todos los apartados nuestro país está con buena evaluación , superior a la media, muy en la línea de las democracias mejor consideradas. Donde radica la preocupación es en el ítem de participación , con la más baja puntuación de más de un centenar y medio de países . Ahí estamos a la altura de los más débiles. Casi siete chilenos de cada diez se quedan en su casa, como si nada .
Es tan preocupante esta situación que incluso muchos medios y sus analistas saltan referirse a este tema y su análisis solo lo centran en el resultado y dan las cifras diciendo a quienes resultan elegidos «¿como se siente con el gran respaldo que le ha otorgado la ciudadanía? ¡No sé a cuál respaldo se refiere el entrevistador ! , cuando el elegido saca menos votos que cualquier electo en los años noventa y se supone que hoy hay más población que hace 30 años.
Un sistema democratico no está bien cuando tantos que deberían sufragar se quedan en casa y no hay excusa . Cuando se consulta porque , simplemente se responde no me interesa o bien no pude por diversas causas, incluso algunas afirmaciones resultan inverosímiles .
Que se hace al respecto, debiéramos preguntarnos en primer lugar , tal vez poco o casi nada seguramente será la respuesta de muchos ciudadanos y con convicción un número importante manifestara que es la falta de educación cívica en los colegios . Esta respuesta es una de las más recurrentes y creo que ya no es tan cierta . En todo caso y rompiendo lanzas a favor de la educación y de los profesores, me consta que en ciencias sociales los jóvenes conocen estos procesos de parte de sus profesores de historia y hay interés por parte de los adolescentes por interiorizarse . Otro elemento a considerar, es que en todas las últimas elecciones han participado más jóvenes que adultos y adultos mayores . Pero también deberíamos preguntarnos quién tiene responsabilidad manifiesta en esta situación , de la baja participación . Sin duda las entidades públicas que poseen recursos para difusión y que normalmente llegan de forma tardía .
Lo que sucede es que cuando se da la información ya hay saturación informativa respecto al tema político , lo que termina provocando desafección democrática. La última semana de un multi proceso electoral , ya nadie entiende nada . Menos cuando ni siquiera se explica qué importancia tiene elegir representación en la primera magistratura o parlamentarios o tantas autoridades necesarias para el buen funcionamiento democratico. Solo con decir venga a votar , no tiene sentido .
Estemos atentos cuando los medios este domingo entreguen las cifras de participación del votante adulto , de los jóvenes , hombres y mujeres. Ahí nos daremos cuenta si de verdad los chilenos se percatan de la calidad de nuestra democracia , de cómo la crispación en la vida política lesiona su funcionamiento , donde la intensificación de la polarización ideológica resta entusiasmo, junto a la falta de un Gobierno sólido, estable y convocante , junto a las continuas controversias judiciales, a la permanente tensión institucional , más los efectos de la pandemia , sumando las consecuencias económicas y políticas de una pandemia en la cual no nos fue tan mal pero que en definitiva también resta . En fin , se trata de una democracia que presenta caracteres de fragilidad , de agotamiento, que tenemos la obligación de revertir . Pero en sí , la democracia no tiene la responsabilidad , está en nosotros , por lo mismo es hora de rectificar.