La libertad es como la economía, la administración de bienes escasos. O que al menos tienen un límite fronterizo.
No se podría decir que la libertad abunda. Más bien al revés. Pregunten en Corea del Norte, por ejemplo.
Un acto de libertad, en más de un sentido, se observó cuando los chilenos comenzaron a sacar libremente de sus cuentas de ahorro jubilatorios, retiros en efectivo.
Platas que siempre les pertenecieron, dicho sea de paso.
Fue en un contexto más que justificado: pandemia, cierre total de todo, caída del empleo, gran etc. Aun estamos nadando en ese maldito dulce de leche.
Las voces que vienen de la derecha, tradicionalmente propietarias de las sociedades dedicadas a las inversiones financieras, a las empresas captadoras de capitales, a las movilizadoras de fondos de variado tipo y color, pusieron y ponen y pondrán el grito en el cielo.
En una mirada paternalista, el pecado, en principio, consistía en que los chilenos actuaban como cabros chicos al sacar un dinero que afectaría su futuro.
Padre sabe lo que es mejor para ti hijo mío. No saques tu plata porque no tendrás qué comer en el futuro.
O algo por el estilo.
Los pendejos no dieron bola.
Ahora la advertencia, ante un posible cuarto retiro, es otra: que los retiros terminarán por calentar la economía y disparar los precios.
Argentina, Venezuela, allá vamos.
Al menos según esta perspectiva de los que “saben” de economía.
Desde esta flamante óptica, los chilenos son los verdaderos culpables de generar una crisis económica que no tenían.
(Nos aseguran que aun estamos a tiempo: “no saquen sus ¡platitas po!”)
Según consignó, entre otros, el diario El País el Banco Central chileno estableció un alza de 75 puntos (la más alta en 23 años y la ubicó en 1,5%) para contener una inflación que llegará al 5,7% el presente año. Recursos para bajar el flujo monetario en plaza, digamos.
Los especialistas apuntan a la gente por esta enorme liquidez en el mercado. Sacaron su plata, ahora van a ver lo que les pasa cabritos.
A ninguno de ellos parece importarle que “esa plata” estaba en manos ajenas beneficiando macro estructuras que comenzaon a sufrir la “libertad” entregada por el Congreso.
¿Pero en qué gastaron sus retiros los chilenos?
De acuerdo a datos entregados por La Tercera, los connacionales giraron ya unos $40.000 millones de pesos en tres retiros.
La mayor parte de ellos, según la Cámara de Comercio de Santiago (CCS), se dedicó a los alimentos, pago de servicios y, ta tan ta tan, cancelación de créditos.
De modo que no sería extraño que el 2022 encuentre a los chilenos con más efectivo en sus manos, producto de la toma de nuevos créditos a tasas bastante usureras, tomando en cuenta lo que se paga por el ahorro en entidades bancarias.
Será suya la “culpa” del alza del consumo de bienes y servicios, del gasto en vacaciones (merecidas), y, por supuesto, del “deterioro” de la economía de los ricos que esperan un poco más de sobriedad (¡por favor!), no de ellos, sino de los humildes.
Esos humildes que por primera vez tiene un puñado de billetes en la mano.