Desde la perspectiva freudiana, podríamos relacionar el concepto de la «muerte del padre» con el complejo de Edipo. Freud sostuvo que durante la etapa del desarrollo psicosexual conocida como complejo de Edipo, los niños experimentan deseos inconscientes hacia el padre del sexo opuesto y rivalidad hacia el padre del mismo sexo. Este complejo es considerado crucial para el desarrollo psicológico saludable.
La resolución exitosa del complejo de Edipo implica la internalización de las normas y valores parentales y la formación del superyó, que actúa como la conciencia moral del individuo. En este sentido, podríamos reflexionar sobre cómo el gobierno de jóvenes críticos podría estar experimentando una especie de «muerte del padre» en relación a sus predecesores.
Al cuestionar y criticar las prácticas de los antiguos sectores de centro izquierda, el gobierno de jóvenes podría haberse identificado inicialmente con una postura moralmente superior y haber proyectado la imagen de un cambio radical y una ruptura con el pasado. Sin embargo, al llegar al poder y enfrentarse a la realidad política, es posible que hayan experimentado un choque entre sus ideales y las limitaciones inherentes a la gobernanza.
En este contexto, la «muerte del padre» podría representar el proceso de confrontar la realidad y reconocer las dificultades de implementar cambios profundos en el sistema político. Puede requerir la internalización de las lecciones aprendidas de sus predecesores y la formación de una conciencia moral coherente con sus principios y valores.
Este proceso puede generar tensiones y conflictos internos similares a los experimentados durante el complejo de Edipo. Es una oportunidad para que el gobierno de jóvenes reflexione sobre su posición, supere la rivalidad y los deseos inconscientes de criticar y desafiar a sus predecesores, y en su lugar, busque formas constructivas de abordar los desafíos políticos y sociales que enfrentan.
En última instancia, la «muerte del padre» en este contexto puede implicar una evolución en la comprensión de la política y una mayor integración de las normas y valores en la toma de decisiones. Es un proceso en el que el gobierno de jóvenes puede aprender a equilibrar sus ideales con las realidades pragmáticas del ejercicio del poder, promoviendo así un desarrollo político más maduro y sostenible.