La visita que realizó el sacerdote jesuita Alberto Hurtado Cruchaga en el verano de 1943, trajo nuevos bríos a la iglesia católica en la región. En Punta Arenas, las distintas comunidades comenzaron a preparar el IX Congreso Eucarístico Nacional de Magallanes relacionado con los sesenta años de actividades de la congregación salesiana en la Patagonia.
La Iglesia parroquial María Auxiliadora de Don Bosco fue vital para organizar a los vecinos que profesaban la fe católica en el Barrio Prat. Muchos niños que estudiaban en el colegio o en el Instituto del establecimiento y niñas que se instruían en las escuelas religiosas de la ciudad conformaron nuevas organizaciones en los llamados “Exploradores Salesianos” y en la agrupación de “Damas Católicas”. De esta manera, con la ayuda de algunos empresarios, los vecinos se agruparon en un “Comité Parroquial”, con el objeto de construir una iglesia la que recibió el nombre de Cristo Obrero, en clara alusión al origen popular del barrio, la cual se inauguró, el 31 de octubre de 1945, con la bendición del templo y de la campana. El primer párroco fue el sacerdote salesiano José Savarino.
Al día siguiente, el 1° de noviembre, desde el Santuario de María Auxiliadora se efectuó la procesión que condujo al Santísimo Sacramento a la Parroquia de Cristo Obrero. En la ceremonia, el vicario apostólico Pedro Giacomini dijo que el denominado “Día de todos los Santos” coincidía con el descubrimiento del estrecho, lo que demostraba que Chile había nacido desde el austro dieciséis años antes que Diego de Almagro pisara el valle de Copiapó.
En los patios de la naciente Parroquia se fundó en 1947 la Liga de Fútbol “Cristo Obrero” que reunía, en diversas categorías, infantil, cadete, juvenil, adulto y senior a los principales clubes que practicaban el deporte del balompié en el Barrio Prat: “Almirante Riveros”, “Colo Colo”, “Independiente”, “Nacional”, “Rómulo Correa”, “Zenteno” y “Prat”. Al principio, las competencias se realizaban en el amplio sitio eriazo ubicado detrás de la iglesia, aunque con el transcurrir del tiempo, los equipos se trasladaron a las distintas canchas ubicadas donde hoy se encuentran los edificios departamentos de los empleados particulares, EMPART.
Cuando el cine teatro Prat fue adquirido en 1953 por los vecinos del sector para habilitar el Cuartel de la Séptima Compañía de Bomberos, el pequeño salón de actos de la Parroquia comenzó a ser empleado los días domingos para exhibir documentales y largometrajes. La iglesia contaba además, con un cuadro artístico permanente, conformado por niños, jóvenes y adultos, que representaban obras de teatro, celebraban festivales de títeres y espectáculos musicales.
Mientras la Parroquia vivía sus primeros años, en paralelo, la Sociedad Constructora de Establecimientos Hospitalarios recogía el proyecto de ley presentado por el diputado de la provincia, Juan Efraín Ojeda y del senador de la Novena Circunscripción Electoral Salvador Allende, para levantar en las inmediaciones, un enorme edificio en el polígono comprendido entre Condell-Señoret-Angamos-Fernández-Zenteno, cuyo propósito era remplazar la vetusta casona de la caridad ubicada en calle Bories.
Los trabajos empezaron a fines de 1947. Los medios de información de la época, regionales, y nacionales, destacaban el acontecimiento como una gran obra de avance y adelanto para Punta Arenas. Por ejemplo, la revista “Actualidad Magallánica” publicaba una interesante nota el 4 de diciembre de 1948 que, entre otras cosas, señalaba. “El Hospital entrará en funciones en 1950. Será una fecha digna de recordarse. Entonces Punta Arenas podrá vanagloriarse de contar con el establecimiento de mayor importancia desde Valdivia al sur”. En la construcción del recinto laboraron 120 obreros; de ellos, sólo 4 provenía del norte del país.
El 3 de noviembre de 1950 la obra gruesa terminada fue entregada a las autoridades sanitarias, con los certificados de alcantarillado, agua potable y de electricidad, autorizados por la Municipalidad. El director del Hospital Marcos Chamorro Cid manifestó: “Estando terminada la calefacción, instalada la cocina y la luz eléctrica, con la ayuda del Cuerpo Médico del Hospital Social y el personal a mi cargo, yo traslado el viejo hospital en una semana, sin ningún trastorno y sin que sufran los enfermos”.
Las buenas intenciones del galeno se estrellaron con la dura realidad de la burocracia local. El traslado de los equipos y los enfermos demoró otros dos años, cuatro meses y veintiséis días. Después de superar todo tipo de contratiempos, recién el 29 de marzo de 1953, se concretó la ocupación completa del nuevo hospital. El intendente de Magallanes, profesor Humberto Díaz Vera pronunció un dramático discurso que recogía gran parte de las frustraciones presentadas:
“En cuanto al funcionario que habla, la generosidad del grupo de pequeños ganaderos; de la Sociedad Sara Braun; de la señora Sara Braun; de los hermanos Bianco; doña Laura, don Franco y don Ítalo; del señor Bartolomé González, ha hecho posible que su llamado no fuese en vano. Todas estas donaciones recibidas, fueron producto de una acción espontánea”.
A continuación, luego que las enfermeras universitarias y visitadoras sociales rindieran un postrer homenaje al médico escritor, fallecido meses antes, Raúl Norero Badilla, el flamante hospital recibió el nombre de Lautaro Navarro Avaria.
Ambas instituciones siguieron un derrotero distinto. La Parroquia “Cristo Obrero” lidera en la actualidad a varias capillas y comunidades de base, en tanto, el hospital, después de prestar encomiables servicios a la comunidad fue cerrado en 2010. Su abandonada mole de cemento, repleta de historias de vida y de muerte, mientras espera el inicio de su demolición, resiste estoica el ultraje de vándalos y la ignominia de las autoridades.