Si le preguntamos a una persona menor de cincuenta años qué sabe de la comuna de Laguna Blanca, posiblemente, no sabrá cómo respondernos. Por ahí, más de alguien nos dirá que se trata del lugar donde se hacen las jineteadas. La gente se va ubicando de a poco cuando consultan los celulares, el internet y sus distintas aplicaciones. “Ahí está Villa Tehuelches”, suelen decir.
La verdad, -y en esto nos incluimos para no parecer petulantes ni soberbios-, la mayoría de nosotros no tenemos idea sobre el territorio denominado como “Laguna Blanca”. Porque además, carecemos de documentación precisa y hace ya mucho tiempo que la historia regional dejó de enseñarse en los colegios y liceos de nuestro Magallanes. No sacamos nada con enojarnos con los jóvenes. Ellos no tienen la culpa del déficit de contenidos de los programas de educación pública.
De partida, hablar del campo en Magallanes es comenzar a referirnos sobre un tema del cual se ha escrito poco o mal, lo que ha contribuido a la ignorancia generalizada en torno a la vida rural en el confín del mundo. En varias ocasiones hemos dicho que en la Patagonia, si bien hubo un campesinado, no hubo un latifundio como en la zona centro sur del país, la llamada zona huasa de Chile. Esto es difícil de comprenderlo incluso, para quienes somos de Magallanes. Por eso que es tan importante leer una obra como la que reseñamos en esta oportunidad.
“Laguna Blanca de mis abuelos, una estancia magallánica” nos habla precisamente, de cómo se construyó la actividad y la vida campestre en aquella vasta zona de la estepa austral. Fue una tarea titánica en que participaron inmigrantes europeos y chilotes, principalmente, que se asentaron en el lugar trabajando en distintos oficios vinculados a la industria de la ganadería.
Recordemos, que en la época en que Mateo Martinic Beros fue Intendente de la provincia (1964-1970) se inició de manera experimental, aquí en Magallanes, la Reforma Agraria en Chile. Primero al sur de Tierra del Fuego en el sector de Pampa Guanaco. Después en Laguna Blanca. Entre mayo y julio de 1966 nacieron los asentamientos campesinos de Timaukel y de Cacique Mulato. Un año más tarde, el 7 de julio de 1967, el Presidente de la República Eduardo Frei Montalva en el marco de su primera visita a Magallanes, echó a andar la Reforma Agraria, -dos semanas antes de la promulgación oficial de la ley-, fundando el enclave de Villa Tehuelches, en las inmediaciones de donde por décadas estuvo la estancia Ganadera Laguna Blanca.
El libro de Eduardo Vergara Davies se circunscribe al período anterior a este proceso. El autor nos enseña que la antigua estancia fue establecida en marzo de 1905 por los socios Francisco Arnaud, Andrés Bonvalot, Enrique Bonvalot, Santiago Díaz y Carlos Lorca, constituyendo la Sociedad Agrícola y Ganadera Laguna Blanca. En sus comienzos, la estancia comprendía un total de 128.249 hectáreas.
El autor nos explica también, que el viento, la escarcha y la nieve eran los grandes enemigos de la crianza lanar y por tanto, se precisaba establecer las diferencias operativas para trabajar en invierno, como en verano. En el primer caso, se debía ubicar a los animales y al forraje en sitios bajos, donde existieran mayores reservas de coirón; en el segundo, se requería establecer sitios en altura, donde hubiera mayores cantidades de agua.
Debido a sus enormes dimensiones de terreno, se procedió a descentralizar las labores de la estancia en secciones: Bellavista, Searle, Lagunitas y, a partir de allí en puestos, los que estaban casi siempre resguardados por un ovejero y su familia, quienes vivían en una casa similar a las que utilizaban los empleados en la estancia. En Laguna Blanca los puestos eran: Rivera, Cerro Indio, Península, Santiago Díaz, Baño, Campo Afuera, El Zurdo, Laguna Larga, Monte Gallina, Pelecha, Penitente, Pinto, Vega Mala.
El casco de la estancia contaba con todo lo que se asemejaba a una villa para albergar perfectamente a unas doscientas personas con y sin familiares. Su distribución incluía una lechería, una quinta, una casa pareada para el encargado del despacho y el contador; otra casa para el capataz, una casa de luz, un canil, un comedor chico para empleados sin familia; una casa para el capataz de ovejeros, una para el sub administrador y otra para el chofer, pulpería y oficinas. Estaba además, la casa grande o de la administración y sus dependencias; una pesebrera y una empastada; un sótano donde se guardaban papas y cebollas; una cocina y un comedor general; una biblioteca y sala de estar para los trabajadores; tres pabellones: el de ovejeros, el de esquiladores y el de peones; una panadería, lavandería y baño; un gran galpón de esquila para 35 guías; un corral de caballares amanse; herrería y carpintería-bodega; otra bodega, otra de caballerizas con su propia bodega; un garaje y taller mecánico; carnicería/grasería y chiquero; una caseta de combustible, un molino con estanque de agua y una cancha de fútbol.
Un aporte del trabajo de Vergara Davies en su análisis del proceso de Reforma Agraria y la Contrarreforma que se aplicó después. Al respecto, la Sociedad Ganadera Laguna Blanca fue expropiada el 10 de mayo de 1972 por el gobierno de Salvador Allende. Años más tarde, el 15 de diciembre de 1976, se resolvió la subdivisión de la tierra y su asignación a 135 propietarios individuales, muchos de los cuales no vivieron nunca en la antigua estancia.
El libro que consta de 386 páginas e incluye diversos documentos, un diccionario de modismos y varios anexos que enriquecen la investigación, lleva un prólogo de la doctora en literatura Mábel Arratia Fuentes. La obra fue publicada en Santiago en 2019 por ediciones El Líbero, Colección Testimonios.