Laguna de Patinar del Regimiento Pudeto [Por Víctor Hernández Godoy]

15 de enero de 2023

Como en otras oportunidades y esta es, sin duda, una ocasión especial por todo lo que hemos escuchado y leído sobre la crisis hídrica que afecta a la tradicional laguna ubicada en Zenteno y Avenida Colón, hacemos un breve alto en la redacción de las cápsulas que escribimos para la secuencia de “Galardones literarios de Magallanes” con el propósito de referirnos a este enclave natural de la ciudad que hoy, parece agonizar.

Lo primero que vamos a decir es que para nosotros la famosa laguna va a estar siempre asociada al Cerro de la Cruz, aunque en la niñez escuchamos a nuestro padre y a muchos vecinos que se expresaban en torno a ella invariablemente, como la Laguna de Patinar del Regimiento Pudeto.

No está muy claro cuándo o en qué fecha exacta se le comienza a utilizar como sitio de esparcimiento familiar. En la página 480 del tomo I del mítico estudio efectuado por el médico Lautaro Navarro Avaria, “Censo general de población i edificación, industria, ganadería i minería del territorio de Magallanes”, encontramos una hermosa fotografía que ilustra el capítulo denominado “Climatolojía de Magallanes. Fenómenos sísmicos” con el subtítulo: “Patinando en las lagunas del Cerro de la Cruz”. Recordemos que el censo fue realizado el 8 de septiembre de 1906 y que el autor, posiblemente dispuso de todo el año 1907 para escribir y preparar la edición de los dos tomos de su obra, la cual fue impresa en los talleres de la imprenta del vespertino “El Magallanes”, en el verano de 1908.

En tanto, el profesor de historia, geografía y educación cívica, Ernesto Fernández de Cabo Arriado, en la página 25 de su importante trabajo “Magallanes Golf Club 100 años de historia 1917-2017”, nos comenta que al menos desde 1905, residentes británicos practicaban el golf “en una pequeña cancha de 6 hoyos que se encontraba ubicada en las inmediaciones de la Laguna de Patinar, a la cual denominaban ´Cancha de la Policía´, ubicada detrás del Cerro de la Cruz, en las cercanías de una laguna de pequeñas dimensiones”.

Nuestra literatura regional se ha ocupado también de la laguna. Varias páginas escritas así lo confirman. El profesor de castellano Julio Ramírez Fernández, en la presentación y selección que efectúa para la antología poética del libro de José Grimaldi, “Poemas de nuestra tierra”, que fue publicado en 1975, nos hace la siguiente pregunta: “De Humo Azul (libro de Grimaldi editado en 1933) señalamos LAGUNA DE PATINAR, porque, ¿hay algún magallánico que no haya suspirado por su querida Laguna?

En la primera estrofa del citado poema leemos: “Lágrima enorme y extraña, /entre las colinas blancas /está la laguna helada”. Grimaldi, luego de evocar patines y trineos, revela el verdadero sentido de aquel lugar: “¡Y por eso canta /cuando en noches blancas, /bajo la nevada, /forman las parejas vagas sombras largas /porque Doña Luna desde arriba aguaita…! / ¡La laguna helada /también tiene alma!”.

Otro escritor puntarenense, Nicolo Gligo Viel, en su reciente libro publicado en marzo de 2022, “Magallanes entre brumas de recuerdos y fantasías”, junto con escoger varios poemas de su autoría que fueron publicados en anteriores trabajos, incorpora una colección inédita de doce cuentos, entre ellos, el relato “Sueño de una tarde de invierno”, en donde un joven de dieciséis años encuentra el amor en una bella joven, patinando en la laguna. Gligo revive con increíble precisión la época de los hechos y nos narra:

“Era junio de 1954. Siempre en las noches miraba ansioso el cielo por la ventana. Si las podía observar significaba que habría bajas temperaturas en la madrugada y eso se traducía en escarcha. Para mí era muy importante, pues me gustaba ir a patinar a la laguna del regimiento Pudeto”.

Luego de contarnos sobre su amiga de nombre Svlethiana, y de los momentos vividos con ella cuando se deslizaban tomados de la mano por la laguna, el autor rememora la nostalgia sentida cuando después de muchos años, la ve muy enferma en la calle, acaso presintiendo su prematura muerte. Gligo escribe:

“Partió de la vida consciente mucho antes de morir. Pero a mí siempre me ha acompañado. Aparece con su traje de cosaca rusa cuando sueño que estoy patinando en esa querida laguna; o cuando a veces miro las estrellas para ver si es posible que escarche, o cuando paseo por la Avenida Bulnes. Quizás Svlethiana también aún patina sin cesar, y quizás yo la estoy acompañando entre los cirros australes de un atardecer magallánico”.

Es probable que las medidas implementadas por Ramón Cañas Montalva como capitán primero y como coronel después, tendientes a abrir el regimiento Pudeto a la comunidad, la creación de un zoológico, con exhibición de películas y documentales los fines de semana, los ciclos de charlas y conferencias abiertas a todo público, entre otras iniciativas, es lo que provoca que asociemos a la histórica laguna con aquella unidad militar.

De lo que no cabe duda eso sí, fueron las celebraciones que anualmente realizaban las distintas ramas de las Fuerzas Armadas en conjunto con la civilidad, en torno a la Laguna de Patinar, en las horas que precedían a la llegada del invierno. Tenemos a mano el programa de actividades anunciados en la prensa regional el 10 de junio de 1961, que en lo medular señalaban la organización de un gran festival en dicha laguna, que incluía un partido de hockey sobre hielo entre elementos del Regimiento Pudeto y del Batallón de Infantería de Marina; carreras de niños de 200 metros para menores de 11 años; carreras en trineo para menores de 14 años; competencias de bailes típicos y saltos con obstáculos para adultos y un espectáculo pirotécnico a cargo del Regimiento Cochrane.

Todos somos responsables de lo que está pasando. No podemos eximirnos. Era común escuchar hasta hace poco tiempo que los humedales eran pantanos que obstruían la conexión de la ciudad. La falta de planificación, el desconocimiento y la ignorancia han hecho el resto.

Escrito por: Víctor Hernández Godoy, escritor, historiador, columnista.