El tiempo ha pasado pero las denuncias de ex trabajadoras contra Greenpeace por maltrato, acoso y discriminación, entre otras acciones vinculadas al abuso de poder, todavía permanecen vivas en las redes cada año en fechas claves como el 8 de marzo.
La organización fundada en 1971, en principio para oponerse al avance nuclear, es hoy una poderosa organización con más de 3 millones de miembros, pero que en la actualidad lidera campañas para limitar el desarrollo sobre todo en países del Tercer Mundo y en naciones en Vías de Desarrollo como Chile y la Argentina. En más de una oportunidad, la ONG ha sido expuesta por sostener dobles estándares en sus discursos y por actitudes en donde queda de manifiesto su despreocupación por los trabajadores en general.
El 8 de marzo de 2018, la OMG lanzó una campaña en redes coincidiendo con el Día Internacional de la Mujer cambiando su tradicional color verde por el morado. De Greenpeace Purplepeace “para seguir luchando por el cambio”, rezaba la consigna.
Pero la directiva de Greenpeace no imaginó que esta iniciativa les estallaría en el rostro. Un grupo de ex trabajadoras comenzó a denunciar en las mismas redes a la organización por las numerosas situaciones de acoso sexual, maltrato laboral y discriminación de las que fueron objeto mientras permanecían en la organización.
El principal apuntado fue su entonces director Martín Prieto quien incluso fue denunciado penalmente. Al menos de una de esas causas Prieto resultó sobreseído en la Argentina. Sin embargo, el ahora ex funcionario debió renunciar después de que más 400 trabajadores de la ONG enviaran su queja al directorio exigiendo que se tomen medidas al respecto.
En X permanece activa la cuenta @denunciaGP en donde se vuelcan denuncias y malos recuerdos por parte de ex trabajadores y personas que han tomado contacto con la ONG. “Exempleadas y exvoluntarias de Greenpeace en Argentina y Chile denuncian acoso y hostigamiento. Seguimiento de los casos y compilación de noticias”, indica el perfil de la cuenta.
“@GreenpeaceArg estallamos ante la hipocresía de la ONG y salimos a contar lo que vivimos allí dentro. No teníamos nada que ganar y sí mucho que perder, pero preferimos no callarnos más. Gracias a quienes nos acompañaron”, se lee en otro mensaje.
En las redes además también hay quejas sobre el trato agresivo que mantienen los voluntarios o trabajadores de Greenpeace en zonas públicas en su búsqueda de nuevos aportantes a su causa.
“tagadancer @lamejorwea una vez uno de greenpeace se me acercó y fue así -hola!! -disculpa voy atrasada -eeee… solo te dije hola??? y todos sus compañeros se rieron, desagradable culiao ojalá se descongelen los polos por tu culpa”, cuenta otra persona.
En 2018 la denuncia hecha desde Chile y la Argentina sorprendió al mundo puesto que mostraba otra faceta de la organización. No es la primera vez que la ONG entra en contradicción. Es sabido que posee una empresa de comercialización de gas en Europa que tiene valores incluso más alto que sus competidores. Justamente una ONG que se opone al uso de combustibles fósiles. También se ha la denunciado por espionaje en áreas marítimas del Reino Unido.
Cuando recalaron en Puerto Natales decidieron no desembarcar al enterarse que en el puerto los esperaban representantes del pueblo kaweskar, operarios de plantas de procesamiento de salmones y vecinos de la localidad.
“(En 2018) Cuarenta y dos ex empleados denunciaron a través de una carta pública al director ejecutivo de Greenpeace Argentina, Martin Prieto, por cometer en forma directa o encubrir casos de abusos de poder, acoso laboral y sexual, discriminación de género, amenazas y hostigamientos contra las mujeres”, cuenta en su artículo de Infobae.
“La idea de la carta surgió luego del 8 de marzo, fecha en la que se conmemora el Día Internacional de la Mujer en todo el mundo. A raíz de la campaña pública a favor de la igualdad de género y los derechos de las mujeres, Greenpeace Andino (Argentina, Chile y Colombia) logró reunir a varias ex empleadas de la organización para que empezaran a contar por redes sociales sobre los padecimientos sufridos bajo la dirección de Prieto, quien hace 23 años está al mando de Greenpeace Argentina”, sigue.
También el medio Página/12 recogió la noticia. “Una bomba atómica estalló en el corazón de Greenpeace Argentina. Como ocurrió en Hollywood a partir de las denuncias de acoso y abuso sexual contra reconocidas figuras del espectáculo, el director ejecutivo de Greenpeace Andino –que abarca las oficinas de Argentina, Chile y Colombia–, Martín Prieto, se vio forzado a renunciar y dejará su cargo a partir del 31 de octubre. La decisión fue tomada luego de que se conocieron las conclusiones de una investigación interna, en las sedes argentina y chilena, a partir de que salieran a la luz acusaciones en su contra de ser responsable directo o encubridor de episodios de acoso sexual, hostigamiento, violación de correspondencia, circulación de fotos de voluntarias desnudas y discriminación de género. Prieto se aleja de Greenpeace tras 23 años como director ejecutivo, por presión de más de cuatrocientos empleados de todo el mundo de la organización ambientalista, que exigieron su alejamiento al Board de Greenpeace Internacional. Como consecuencia del caso, las máximas autoridades de las más de 20 oficinas de la entidad en distintos países adoptaron un plan de Tolerancia Cero a la violencia de género.”, escribió por su parte Mariana Carvajal.
«El tuit que prendió la chispa lo escribió Eugenia Testa, quien renunció a la organización el 16 de octubre de 2014, después de nueve años, donde llegó a ser directora de Campañas», sigue.
En el marco de una investigación interna, el 24 de abril, Prieto debió tomar licencia hasta su finalización. Después terminaría renunciando. «La oficina local pudo poner condiciones y puso un abogado para negociar con la sede internacional los alcances de la investigación (…) exigió que no se investigaran los hechos denunciados en la justicia, que son los más graves y pueden configurar conductas delictivas”, dijo Testa a Página/12. agregó.
“Más tarde, nos enteramos de que el directorio local, para encubrir a Prieto, solo encargó a la consultora contratada un diagnóstico de disparidad de género”, indicó Testa.
Las denuncias de las afectadas no se han borrado de la memoria. No obstante, la ONG continúa impulsando campañas y realizando acciones que afectan el crecimiento económico en Sudamérica. Su campaña anti salmón los llevó a criticar con argumentos falsos el producto chileno que es considerado una de las mejores proteínas que se pueden conseguir en el mercado.
Ex empleadas y ex empleados y ex voluntarias y ex voluntarios de Greenpeace Andino (Argentina, Chile y Colombia), denunciamos por este medio hechos acontecidos en el ámbito de la organización, relativos al acoso, el abuso y el hostigamiento. Estas denuncias fueron realizadas oportunamente ante el Board –Consejo Directivo- de Greenpeace Internacional y ante el Board de Greenpeace Argentina -integrado entonces por Martín Santos (Presidente), Irene Mayer-Beckh Leslie, Adrian Mourelos, Gabriela Graffigna Souto y Horacio Brum Pizzorno-, y otras han ocurrido con anterioridad. Por estas denuncias no hemos obtenido respuesta fehaciente alguna por parte de la entidad.
Habiendo visto que el pasado 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, que la organización dirigida por Martín Prieto hizo público un mensaje en favor de la igualdad de género y, teniendo en cuenta que luego de 23 años en el cargo, el Sr. Martín Prieto, pese a las múltiples denuncias, sigue en el
mismo lugar, es que algunas de nosotras decidimos salir a contar nuestra verdad públicamente. Luego de ello, viendo que éramos muchas, y que además decidieron darnos su apoyo nuestros compañeros varones, decidimos, ya todos juntos, realizar esta carta abierta y publicar nuestras
denuncias, que no agotan lo sucedido. Señalamos también que debemos respetar los tiempos de otras personas involucradas y no estaremos haciendo mención de otras situaciones que conocemos.
Si bien ya no formamos parte de la organización y emprendimos nuestras carreras profesionales en otros espacios de trabajo, todas y todos seguimos comprometidos con la causa ambiental, la que nos llevó a creer en Greenpeace y a dar lo mejor de nosotros en los años que dedicamos a la
organización. No obstante, hoy queremos hacer público ante los socios – quienes con su aporte monetario financian el trabajo de la ONG-, y ante la opinión pública en general, la gravedad de lo que ha venido sucediendo los últimos años en la oficina argentina – y en menor medida en la chilena-, ya que hay muchas colegas que han sido expuestas a una gestión abusiva y discrecional por parte directamente de la Dirección Ejecutiva, a cargo del Sr. Prieto, o a través de parte de su directorio actualmente en funciones en la organización 1. Si bien el hostigamiento y el acoso laboral han sido generalizados, quienes lo hemos sufrido mayormente somos las mujeres, esto debido a las relaciones de poder desiguales que caracterizan a nuestra sociedad y a esta organización en particular.
Queremos destacar, además, que para nosotros el problema es doblemente grave: en primer lugar, por el trato a empleadas y voluntarias (y empleados y voluntarios) que no solo han dedicado su tiempo y trabajo a una organización cuya causa los moviliza; sino además, por el deterioro al que ha llevado a Greenpeace Andino la gestión discrecional de Martín Prieto en los últimos años. Su conducción no sólo horadó el sentido humanitario propio del tercer sector, sino que además hizo un gran daño a una organización que supo liderar la lucha ambiental y poner en agenda los problemas ambientales más importantes de la región. Entre las conductas de Prieto, directamente o a través de parte de su directorio actualmente en funciones en la organización, que hemos padecido personalmente o de las cuales hemos sido testigos (de una o más de una) señalamos:
– Discriminación de género y distribución desigual del trabajo en detrimento de las mujeres.
– Abuso de poder con empleadas.
– Acoso.
– Acoso sexual.
– Hostigamiento.
– Descalificación a las mujeres.
– Lenguaje soez y comentarios sexuales a las empleadas.
– Incumplimiento del art. 179 de la Ley de Contrato de Trabajo que establece un total de una hora de lactancia en el transcurso de la jornada de trabajo.
– Discriminación por aspecto físico.
– Exposición en paños menores ante empleadas.
– Violación de correspondencia privada y divulgación.
– Falsas acusaciones a colegas y difamación.
– Presiones a las empleadas para evitar que hagan reclamos colectivos.
– Amenazas y extorsión.
– Diferencia salarial en detrimento de las mujeres.
– Abuso de poder con voluntarias.
– Circulación de fotos íntimas de voluntarias.
– Trato discriminatorio, desigual y ofensivo y maltrato a grupos de voluntarios.
– Recompensas y castigos para las mujeres que abandonan la organización en materia de compensación económica y cobertura social.