Los últimos meses, y los últimos días, han servido para dejar al descubierto la muy mala clase política que tenemos… Sin excepción, lamentablemente. Porque es cierto que algunos, o algunas, pueden llegar a ser más cercanos que otros, algo más simpáticos, o empáticos, pero no al punto de que sobresalgan de manera demasiado notoria a la hora de las cosas importantes. En todo caso, ese juicio más individual debe ser hecho únicamente por las personas. La ciudadanía, la vecina o el caballero que está leyendo estas líneas, o por quienes se interesan por la actualidad ó están atentos sobre nuestra fauna política regional.
Para quienes siguen estas columnas, sabrán que esto lo llevamos planteando hace muchísimo tiempo, y que hemos denunciado el bullying político en varias ocasiones. Pero los payasos que son parte de esta fauna hacen como que no leen o no escuchan. Se hacen los desentendidos. Patudos y faltos de educación y preparación. Piensan, y están convencidos de que las balas son la única solución. Y hablo de balas en sentido figurado, pero también en el amplio sentido de la palabra. Para mí, sencillamente son un peligro.
Durante mucho tiempo, el monopolio, luego el duopolio, y hoy por hoy el grupito de amiguitos o cercanos por familia ó por círculos sociales de conveniencia, tuvieron el control comunicacional a nivel local. Sus formas de entender el periodismo, las comunicaciones, siempre ha sido limitado, envuelto en acuerdos económicos, que solo apuntan a tener resultados en billetes que a la construcción de una mejor sociedad. Y aún más importante para aquello, hacer mejores medios de comunicación, con periodistas y personas con preparación para aquello. Pero no, el haber recibido por herencia sus respectivos medios no los capacita para aquello. Tal vez manejan el negocio, pero no el oficio y menos la profesión. Es por eso que tenemos noticias falsas a la orden del día, y variadas realidades que pretenden asustar al ciudadano para que voten de una u otra manera, pero que siempre les convenga a los dueños de los medios.
Manejar encuestas, hacer shows para darlas a conocer, mentir descaradamente, colocar visiones convenientes en sus páginas y espacios, invitar a políticos según lo que vayan a decir, pagar sueldos vergonzosos, buscar siempre la economía por sobre la calidad… Y si alguien llegar a sobresalir, tratar de sacarlo o callarlo rápidamente para no poner el riesgo el «negocio».
Es por lo mismo, que poco a poco, páginas, espacios digitales, o cuentas en redes sociales han ido captando la atención de muchísima gente. Plataformas noticiosas independientes, con libertad editorial, líderes de opinión sin la sombra del niño (hoy hombre viejo) que heredó un negocio sin siquiera haber puesto un pie en la universidad para estudiar ética, o redacción periodística… Es por eso mismo, que páginas que se dedican a investigar aunque sea un poquitito logran triunfos épicos, más seguidores en dichas redes, y la construcción de la credibilidad que hoy en día no tienen y que están lejos de tenerla los medios tradicionales que han jugado siempre a lo mismo… A la conveniencia propia.
Es por eso, que un perfil de Instagram como ‘Memes Políticos» ha tenido «de la pera» a muchas y muchos intentando saber quienes son… (Me incluyo). Incluso con dimes y diretes en sus inicios. Todo dentro de los marcos de la civilidad digital… o no? Pareciera que sí.
Pero por mi parte, entendiendo y defendiendo la libertad de expresión en todos sus ámbitos terminé concluyendo que mientras haya humor y respeto, y nos hagan divertirnos un rato, no debiera existir problemas. Además, ¿Cuántos de manera anónima están detrás de medios locales y nadie dice nada?
Pero además del humor, Memes ha hecho otra cosa mucho más importante. Investigar. Algo que pareciera sacar ronchas, y nos devuelve la memoria.
Por ejemplo, es bueno recordar el gran trabajo que se hizo en ZonaZero.cl sobre la compleja situación del ex alcalde de Natales, Fernando Paredes, y que terminó por sepultar la elección de su «elegida» Ana Mayorga, y le abrió las puerta a la alcaldía a Antonieta Oyarzo. De no muy buena gestión hoy en día, hay que decirlo. Ó de la profundidad en el análisis respecto de la horrorosa gestión del ex seremi de Gobierno, Arturo Díaz, al que terminaron sacando de su puesto. Ó lo que se debió hacer periodísticamente hablando respecto de la irrespetuosa gestión de la ex seremi de Salud, Mariela Rojas, en el Gobierno de Piñera… Y así tantos otros casos que si hubiera sido por la prensa tradicional, tal vez no nos hubiéramos enterado.
Memes nos refresca la memoria. Desempolva publicaciones o puntos de vista que parecía se habían esfumado. Todos hemos cometido alguna tontería en redes sociales… Todos hemos pagado el noviciado, o incluso hemos redactado cuestiones de las que nos arrepentimos hasta el día de hoy. Pero es parte del recorrido, y negarlo sería hipócrita.
Es por eso, que seguramente, eso de investigar les moleste tanto a los tradicionales. Primero porque no lo hacen. Segundo porque no hay preparación. Tercero, porque se puede ver afectado alguien del «círculo cercano». Cuarto, porque no saben… Quinto, porque tendrían que gastar más plata de la que están acostumbrados colocando a cualquiera a escribir lo que conviene, no lo que incomoda. Sexto, les podría afectar el bolsillo. Séptimo…. otra vez, no saben.
Es bueno aclarar, que si no existieran los espacios digitales, este periodista no podría escribir ni hacer públicas sus columnas ¿Ó piensan ustedes que me dejarían publicar estas líneas?
Los cambios, las nuevas fragancias, renuevan el aire… Nos dan esperanza. Entre tanto mal político, y formas de hacer política, el desnudar a los mal intencionados nos hace bien. Nos alimenta la motivación, nos invita a seguir creyendo. Nos ayuda a comprender y entender por dónde caminamos. Y esos mensajes y luces, pueden ser con nombre y apellido, o desde el anonimato. Porque lo que importa es el mensaje, no el mensajero… Y eso molesta, aunque no lo digan.